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La policía papuana desaloja y golpea con barras de metal a los refugiados del centro australiano de Manus

Fotografía cedida por la Coalición de Acción de Refugiados (RAC, en inglés) de oficiales de la policía de Papúa Nueva Guinea (PNG) en el centro de detención de inmigrantes de la isla de Manus.

Rocío Otoya/EFE/Desalambre

La Policía de Papúa Nueva Guinea ha desalojado este viernes por la fuerza a los últimos migrantes y refugiados que ocupaban el centro de detención en la isla Manus, gestionado por Australia hasta su clausura el 31 de octubre.

“El Gobierno australiano tiene conocimiento de que todos los hombres que anteriormente se rehusaban a abandonar el antiguo centro de tramitación regional de la isla Manus han salido hacia los alojamientos alternativos”, ha confirmado en un comunicado el ministro australiano de Inmigración, Peter Dutton.

Unos 328 hombres permanecían tras el cierre sobreviviendo con agua de lluvia y sin servicios básicos ni atención médica ante la negativa a ser trasladados a nuevos centros de acogida en Lorengau, el principal poblado de la isla, por considerarlos como otra “prisión” y por temor a ser atacados por los lugareños.

Tras semanas de tensión, la situación, calificada de emergencia humanitaria por la ONU, ha terminado este viernes con la entrada de decenas de agentes de la Policía e Inmigración papuanos armados con barras de metal, como muestran las imágenes divulgadas por la ONG GetUp!, y que sacaron a los refugiados que quedaban.

El jueves, las autoridades ya habían logrado forzar la salida de medio centenar de ellos, entre ellos el periodista kurdo iraní Behrouz Boochani. Según versiones de los refugiados, muchos de los hombres han resultado heridos, algunos fuertemente, durante el desalojo de este viernes. El comandante de la Policía de la isla Manus, David Yapu, ha negado el uso de la fuerza al asegurar que la operación se realizó “suavemente”, aunque admitió que se registraron “algunas resistencias”, reportan medios locales.

“No voy a olvidar este día. No puedo creer lo cruel que son los gobiernos de Australia y Papúa Nueva Guinea. No les importa si morimos o sobrevivimos”, dijo en una conversación telefónica con Efe Abdul Aziz, uno de los migrantes desalojados. “No tengo casa, no tengo a donde ir”, agregó el hombre de origen sudanés, quien manifestó estar a la espera de que le asignen un alojamiento.

El ministro Dutton ha explicado después a periodistas que se han registrado solamente algunas lesiones leves entre los refugiados y ha acusado a los activistas de propagar información falsa sobre la situación en Manus o las condiciones de los nuevos lugares de acogida.

También ha arremetido contra los activistas por considerar que dan “falsas esperanzas” a los migrantes al hacerles creer que sus protestan influirán en la acogida de Australia. “Bajo ninguna circunstancias la gente vendrá a Australia”,ha apuntado Dutton, al desestimar la posibilidad de que sean acogidos por Nueva Zelanda, que recientemente ofreció recibir a 150 solicitantes de asilo.

“El problema solo se ha desplazado, nada está resuelto”

Desde la isla de Manus, el jefe de los defensores de World Vision Australia, Tim Costello, ha dicho a Efe que si bien los migrantes no han sido heridos gravemente, se calcula que unos 60 se encuentran sin alojamiento. “Simplemente no hay suficientes camas ni dormitorios”, precisa Costello, al denunciar que uno de los tres lugares de acogida en Lorengau que él inspeccionó “está en proceso de construcción”.

Por ello, ha pedido al Ejecutivo australiano de Malcolm Turnbull que de crédito a la información que han dado las ONG y a la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) sobre las nuevas instalaciones.

“El señor Dutton y el señor Turnbull creen que el problema se ha solucionado pero no es así. Solo se ha desplazado unos cuantos kilómetros. Nada está resuelto”, señala Costello al recordar que los migrantes han estado detenidos más de cuatro años y muchos padecen de problemas mentales.

El centro de Manus y otro en Nauru, en el Pacífico sur, abrieron después de que Australia reactivara en 2012 su controvertida política de tramitar en países terceros las solicitudes de asilo. Muchos de los internos en Manus y Nauru han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo.

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