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Acnur contradice a Margallo: cada vez más refugiados huyen por el Mediterráneo

Supervivientes de una embarcación rescatada por la Guardia Costera italiana llegan a Palermo. / UNHCR / Francesco Malavolta.

Laura Olías

Muchos de los que se suben a una embarcación con el mar Mediterráneo ante sus ojos dejan atrás la violencia, la persecución, la muerte. Algunos no son capaces de escapar de esta última en su huida a Europa, como las cerca de 1.000 personas que han fallecido en sus aguas en la última semana. El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo, ha afirmado que las personas que toman esta peligrosa vía son “fundamentalmente inmigrantes por razones económicas”, no refugiados. Las Naciones Unidas apuntan, en cambio, que se ha reducido el perfil de los que viajan motivos económicos y ha aumentado el de personas afectadas por conflictos en sus países de origen.

Rosa Otero, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) en España, explica que el perfil de las personas que intentan alcanzar el viejo continente por la frontera sur “ha cambiado”: “Tanto en aquellas que llegan por el Mediterráneo como las que lo hacen por Ceuta y Melilla. Se ha reducido el perfil de inmigrante por motivos económicos”.

En varias ocasiones, la agencia de las Naciones Unidas ha alertado de que 2014 nos situó en “la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial” y que, en parte, las cerca de 50 millones de personas desplazadas de sus hogares en el mundo se explican por la violencia que golpea países como Siria y Sudán del Sur, entre otros.

En las llegadas a las costas europeas, muchos de los que logran terminar el viaje son potenciales solicitantes de asilo. “Un ejemplo es la última tragedia en el Mediterráneo, la más mortífera registrada, en la que hemos podido entrevistarnos con la mayoría de los supervivientes. En la embarcación viajaban unos 350 eritreos, también había personas procedentes de Somalia, Siria, Mali, Gambia y otros países. Con esa cifra de ciudadanos eritreos ya nos indica que había muchos potenciales refugiados”, expone Otero.

Precisamente Eritrea fue uno de los países mencionados por el ministro Margallo para referirse a las personas que migran motivadas por “necesidades económicas”. El titular de Exteriores afirmó en una entrevista en la Cadena Ser que no se podía encuadrar a los que intentan llegar a Europa por el Mediterráneo bajo el título de “refugiados”.

“Son fenómenos distintos. El asilo es una salida de tu país por motivos políticos, que te pueden perseguir o te pueden matar. La inmigración es un fenómeno que responde en estos momentos fundamentalmente a razones económicas, es el hambre y la pobreza lo que echa a esta pobre gente a embarcaciones. Los que están muriendo en estas embarcaciones, si mira usted las nacionalidades, vienen fundamentalmente de países que lo que tienen es necesidades económicas, de Eritrea, del África Subsahariana, de Gambia, … No son... El asilo es una cosa, es un fenómeno para dar refugio a personas que se sienten perseguidas políticamente y la inmigración económica es otra”, dijo Margallo.

Al contrario que para el ministro, ante Acnur las personas procedentes de Eritrea ofrecen “un perfil de potencial solicitante de asilo”, explica Rosa Otero. “En Eritrea el servicio militar es obligatorio e indefinido”, por lo que los jóvenes del país quedan atadas al ejército. Además, las desapariciones y las detenciones arbitrarias quedaron retratadas como parte de un sistema con violaciones sistemáticas de los derechos humanos, según alertó el pasado septiembre la relatora especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en Eritrea, Sheila B. Keetharuth.

La mayoría de las personas que murieron en el naufragio de Lampedusa del 3 de octubre de 2013, aquel en el que fallecieron cerca de 300 personas y al que llamaron la “vergüenza” de Europa (hasta que le sucedieron otros), eran eritreos. La huida de los ciudadanos de este país, dirigido por un sistema autoritario en manos de Isaías Afewerki, se ha agudizado en los últimos años y lo han convertido en el cuarto estado emisor de solicitantes de asilo en la Unión Europea en 2014, según las cifras registradas por Acnur. El incremento de los solicitantes de asilo eritreos en los 44 países industrializados entre 2013 y 2014 que contempla el informe Tendencias de asilo 2014. Niveles y tendencias en países industrializados es de un “152%”, detalla Rosa Otero.

Además, las emergencias en Sudán del Sur, el Cuerno de África y otros países del continente africano también provocan la movilidad de miles de personas que tienen que huir de sus hogares, recuerdan en Acnur.

En el informe, presentado hace un mes, la agencia de las Naciones Unidas alertó de que, en general, el número de refugiados y migrantes que llega a Europa por el Mediterráneo se ha triplicado desde 2011: desde los 70.000, que ya configuraron un récord, hasta los 218.000 en 2014. Casi la mitad de las llegadas del pasado año fueron de personas procedentes de Siria, que ha superado su cuarto aniversario de guerra, y de Eritrea.

“El lenguaje no es neutro”

Estas cifras y “las que aportan Frontex y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)” llevan a Amnistía Internacional (AI) a distanciarse de las palabras del ministro. “No compartimos esa afirmación porque decir que estas personas son sobre todo inmigrantes irregulares no se corresponde con las evidencias, con las cifras”, argumenta María Serrano, portavoz de AI.

Según el informe Viajes fatales de la OIM, un 30% de las personas que fallecieron en el Mediterráneo entre enero y septiembre de 2014 procedían de Oriente Media y el norte de África; otro 30% del África Subsahariana; un 11% del Cuerno de África y un 29% sin país de origen conocido.

Las palabras de Margallo no se ajustan a los hechos, dice Serrano, “pero además es preocupante, el lenguaje no es neutro y hay que tener ciudado”, dice la portavoz de AI. María Serrano admite que estas declaraciones no han extrañado demasiado en la organización humanitaria porque el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz utiliza el mismo argumento en las vallas de Ceuta y Melilla. El ministro ha indicado en varias ocasiones que los ciudadanos subsaharianos no tienen “en principio” derecho al asilo porque son inmigrantes por motivos económicos.

María Serrano recuerda que “toda persona tiene derecho a pedir asilo”, independientemente del país del que provenga y del método que utilice para llegar a un lugar seguro. Las opciones de los migrantes para refugiarse en Europa es otra de las cuestiones que preocupa a la organización humanitaria: “Ahora estamos centrados en la emergencia, en el rescate en el Mediterráneo para salvar vidas, pero está relacionado con que estas personas no pueden llegar de forma segura, por eso pedimos rutas seguras y legales”.

Las vías legales de entrada y la respuesta de los países europeos a la llegada de refugiados serán discutidas, entre otras cuestiones, el próximo jueves en una cumbre extraordinaria de los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la UE, convocada tras la muertes de unas 800 personas el pasado domingo. No obstante, las vías legales para llegar a Europa —una exigencia de Acnur, diversas ONG y de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE (FRA)— no han figurado en la lista de 10 puntos clave que resultó de la previa reunión de ministros de Asuntos Exteriores e Interior del lunes.

Acnur espera que el rescate sea el principal punto de la agenda en el encuentro del jueves. “Pedimos que se retome una misión como Mare Nostrum: que se dote de recursos a Tritón y adquiera una función de rescate o que se den recursos a Italia para ello”, explica Rosa Otero. Pero, además, confían en que el punto que trata el reasentamiento de refugiados en diferentes países europeos “se manifieste en un número significativo, en un compromiso firme” y que “se incluyan alternativas de entrada legal, como mejorar las reunificaciones familiares o se conceden visados humanitarios”.

De lo contrario, los que huyen, hombres, mujeres y niños, seguirán embarcando en un peligroso viaje que ya ha dejado en las profundidades del mar a 1.727 personas durante 2015, según los últimos datos de la OIM.

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