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THE GUARDIAN

Una activista estadounidense que huyó con su hija de Arabia Saudí corre riesgo de ser obligada a devolver a la niña

Bethany Alhaidari.

Stephanie Kirchgaessner

Washington —

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Una activista estadounidense que escapó de Arabia Saudí en 2019 corre ahora el riesgo de que un tribunal de Estados Unidos la obligue a devolver a su hija al reino, debido a la disputa en torno a la custodia de la niña. Bethany Alhaidari se enfrenta a una cita judicial el 24 de octubre que determinará el futuro de su vida, junto al de su pequeña de ocho años, Zaina.

La organización de derechos humanos Human Rights Watch, que dio el inusual paso de presentar un escrito en calidad de amicus curiae en la disputa familiar, ha advertido de que la mujer, de 36 años, podría enfrentarse a un “serio riesgo de castigo corporal, encarcelamiento prolongado y pena de muerte” si regresa a Arabia Saudí para acompañar a su hija, en el caso de que el tribunal decidiera que Zaina debe volver a su país natal.

El caso sale a la luz poco después de que la batalla de otra madre estadounidense por la custodia de su hija llegara a un oscuro callejón sin salida. La californiana Carly Morris regresó hace unas semanas a EEUU, tras haber pasado años en cautiverio a manos de su exmarido en Arabia Saudí, pero se vio obligada a dejar atrás a Tala, su hija de ocho años, tras una disputa por su custodia.

La lucha de dos mujeres

Morris viajó a Arabia Saudí con Tala en 2019 para que pudieran visitar a su exmarido y padre de Tala, y a sus familiares. Pero ha relatado a The Guardian que acabó prácticamente presa en una habitación de hotel durante años, mientras el padre de Tala sacaba a la niña durante el día.

Tras lograr acceder a Internet durante la pandemia de COVID-19, Morris se puso en contacto con personas en su país, hasta que fue detenida y puesta en libertad. Finalmente perdió la custodia de su hija. El 23 de abril, cuando su ex debía llevar a Tala al tribunal para una instancia del juicio, se presentó solo. Morris dice que, una vez levantada la prohibición de viajar que pesaba sobre ella, se marchó de Arabia Saudí porque pensaba que no tenía opción.

“Ni siquiera sabemos dónde está”, afirma. “La única forma de recuperarla es ganando un recurso de apelación sobre la custodia en Arabia Saudí. Creo que es casi imposible. Todos los abogados se niegan a aceptar mi caso. Dicen 'no tienes ninguna posibilidad'”.

Los casos de ambas estadounidenses revelan cómo las leyes saudíes tratan a las mujeres y a los extranjeros en las disputas por la custodia de los hijos, en las que el progenitor varón es por defecto el tutor de los niños. Incluso en los casos en los que a una mujer divorciada se le concede la custodia de su hijo, el padre saudí del niño sigue siendo considerado el tutor legal, con la potestad de tomar todas las decisiones importantes.

Un portavoz del Departamento de Estado de EEUU ha asegurado que las embajadas y consulados del país no tienen mayor prioridad que la seguridad de los ciudadanos estadounidenses en el extranjero.

En palabras del portavoz, “nos involucramos en todos los casos internacionales de disputas por la custodia de menores, abogando por el debido proceso y el interés superior del niño”. Sin embargo, el Departamento de Estado ha declinado hacer comentarios sobre los casos de Alhaidari y Morris, alegando motivos de privacidad.

“Las probabilidades no están de nuestro lado”

Para Alhaidari, la inminente cita de octubre con el tribunal podría dar lugar a un desastre, a menos que el tribunal tome la decisión extraordinaria de permitir que ambas, Zaina y su mamá, se queden en su hogar del estado de Washington.

La activista, que ha criticado duramente al Gobierno saudí tras regresar a EEUU, ha relatado una angustiosa huida de Arabia Saudí después de haber contraído matrimonio en 2013 con un ciudadano oriundo de ese país. Se trató, según dice, de una relación abusiva. Al divorcio le siguieron años de enfrentamientos por la custodia, en los que intervino el consulado estadounidense, hasta que un juez en 2019 dictaminó denegársela.

Finalmente, Alhaidari ideó un último plan para escapar de Arabia Saudí. Consistía en disculparse con su ex y fingir estar enamorada de él otra vez. La relación falsa, según cuenta a The Guardian, se extendió por meses, hasta que pudo recuperar su confianza y obtener su permiso para abandonar el reino con su hija y emprender el viaje de regreso a su país.

Una vez allí, Alhaidari solicitó la jurisdicción de emergencia en el estado de Washington. Dado que EEUU reconoce las órdenes de custodia dictadas en el extranjero –con excepciones si en los casos de custodia hay problemas graves de derechos humanos–, correspondió a los tribunales estadounidenses determinar si Alhaidari y su hija podían quedarse en el país.

Tras argumentar que las leyes saudíes sobre custodia y tutela masculina violaban los derechos humanos de Alhaidari, un tribunal inferior falló a su favor. Pero la decisión fue recurrida por la expareja de Alhaidari. Los alegatos orales tendrán lugar el 24 de octubre.

“Si perdemos, se le ordenará que regrese a Arabia Saudí”, ha explicado. “Las probabilidades no están de nuestro lado. En todos los casos en que se ha invocado este estatuto de derechos humanos en las instancias de apelación, el niño ha sido devuelto. A pesar de todo, han regresado a Pakistán, a Mali, a Irán. Por eso da miedo. Si ganamos, sería la primera vez”.

La situación es particularmente extrema para Alhaidari debido a su defensa abierta de las personas detenidas en Arabia Saudí. Ha sido acusada de varios “delitos”, entre ellos criticar el reino y el Islam, lo que puede conllevar el riesgo de que sea castigada con la flagelación y la lapidación. Su caso será juzgado por un tribunal de apelación compuesto por tres jueces en Wenatchee (Washington).

Traducción de Julián Cnochaert.

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