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Los guardacostas retienen al Open Arms en un puerto siciliano tras detectar “irregularidades técnicas” en una revisión

Italia inmoviliza por "anomalías" el barco de rescate de inmigrantes Open Arms

Desalambre / EFE / Desalambre

La Guardia Costera italiana ha informado este jueves de que los exámenes realizados al Open Arms, incautado de manera provisional en el puerto siciliano de Porto Empedocle tras desembarcar a 83 rescatados, han detectado “irregularidades técnicas” del barco que impiden que la nave abandone el recinto portuario hasta que se subsanen.

Los guardacostas explican que han subido a bordo de la embarcación y han comprobado que hay “anomalías graves relacionadas con la seguridad de la navegación, el cumplimiento de la legislación sobre protección del medioambiente marino y la capacitación y familiarización de la tripulación con los procedimientos de emergencia proporcionados a bordo”.

El barco no podrá salir del puerto siciliano “hasta que se hayan corregido las irregularidades técnicas y operativas detectadas durante la inspección”, han indicado los guardacostas en su comunicado.

Fuentes de Proactiva Open Arms aclaran a eldiario.es que se trata de una inspección técnica de la Guardia Costera italiana, dependiente del Ministerio de Transporte. Asimismo, aseguran que el buque cuenta con “todos los certificados en orden en España”, su Estado de bandera, y que el pasado mayo pasó la última revisión “cuando se llevaron a cabo tareas de mejora y todas las comprobaciones relacionadas con la seguridad”, según ha expresado la ONG en un comunicado.

“Las anomalías detectadas que se limitan a los separadores de agua-aceite, los ejercicios realizados y las embarcaciones de rescate, estas últimas previamente aceptadas por las autoridades marítimas españolas, serán subsanadas a la mayor brevedad posible en el puerto de Empedocle, mientras siga atracado allí”, indica la organización.

No es la primera vez que la Guardia Costera detecta “irregularidades” tras una inspección a un buque humanitario. El pasado 1 de febrero, ordenaban en Catania el bloqueo del barco Sea Watch 3, de la ONG alemana del mismo nombre, tras desembarcar con 47 migrantes rescatados.

La ONG alemana lo consideró una prueba de la “campaña de criminalización” contra quienes salvan vidas en el mar. “Claramente, los guardacostas han sido sometidos a una presión significativa para encontrar algo con lo que poder detenernos”, lamentaron entonces los responsables de la organización.

El 22 de febrero, 20 días después, las autoridades italianas permitieron que la nave se dirigiera al puerto francés de Marsella tras concluir su investigación para que se sometiera a una serie de labores y de obras para “adaptarse a la normativa vigente”, según informaron los guardacostas. En mayo, la ONG volvía a poner rumbo al Mediterráneo central.

El Open Arms se encuentra en el puerto siciliano después de que el fiscal de Agrigento dictaminara el pasado martes su incautación provisional y el desembarco inmediato de todos los rescatados en Lampedusa tras comprobar el deterioro de la situación después de 19 días de bloqueo. La Fiscalía abrió hace una semana una investigación por un posible secuestro de personas en el Open Arms, a solicitud del equipo jurídico de la ONG. Aún se desconocen las personas o instituciones contra las que está dirigida la causa. La intención de la organización es zarpar para continuar con su misión de rescate “tan pronto sean subsanadas [las 'anomalías' y concluyan las diligencias de la Fiscalía de Agrigento”.

En pleno tira y afloja con la ONG y el Gobierno español, Danilo Toninelli, el ministro de Transporte italiano -del que dependen los guardacostas- exigió al Ejecutivo de Pedro Sánchez que retirara “inmediatamente” el permiso para navegar con su bandera al buque catalán a cambio de escoltarlo a los puertos españoles.

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