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El mayor brote de COVID-19 detectado en Ceuta evidencia el “hacinamiento” del principal centro de menores tutelados de la ciudad

Varios menores en el centro de La Esperanza

Gonzalo Testa

Ceuta —

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El principal centro de acogida de menores migrantes no acompañados de Ceuta ha sido el escenario del mayor brote de la COVID-19 registrado hasta ahora en la ciudad autónoma. El virus pone en evidencia las condiciones de “hacinamiento” en las que, según reconoce el Gobierno de la Ciudad, viven los 185 jóvenes alojados en los cuartos con hasta 10 camas repartidos por las instalaciones de 'La Esperanza', que cuenta con dos de sus tres plantas “en ruinas”. La mitad de los residentes, 92, se ha contagiado en apenas 72 horas.

A salvo han quedado los 77 menores albergados en módulos prefabricados con seis literas cada uno y tiendas de campaña militares que viven desde verano en Piniers, cerca del perímetro fronterizo. El Gobierno local ideó esa solución “temporal” aterrado por la posibilidad de que se declarara un foco de la COVID-19 en 'La Esperanza' cuando, hace un año, albergaba a medio millar de convivientes.

La Ciudad lleva 20 años improvisando soluciones parciales a la realidad de la llegada de adolescentes y niños sin la compañía de sus familiares. Al recibir el traspaso de las competencias de menores en 1999 recurrió a un antiguo chalé militar, pero en 2012, cuando rondaba el centenar el número de tutelados, la Fiscalía obligó a cerrarlo escandalizada por su estado. El Gobierno local ocupó un edificio concebido como albergue de colectivos vulnerables que llevaba dos años cerrado.

Una inversión que no llega

'La Esperanza' también era una solución “provisional” que ha acabado perpetuándose. El Ejecutivo local nunca se ha decidido a afrontar en solitario la inversión necesaria (siete millones de euros) para construir un centro nuevo y tampoco ha logrado apoyo económico suficiente del Estado para levantarlo, ni con el PP ni con el PSOE en La Moncloa. Desde la Iglesia al Ministerio de Defensa no han accedido a ceder inmuebles vacíos cuando el Gobierno autonómico se lo ha pedido.

Caballas, partido que lleva años reclamando inversiones para atender a los menores extranjeros, opina que “el Gobierno local gestiona su competencia en unas condiciones de precariedad inadmisibles”. Para su líder, Mohamed Ali, el centro de 'La Esperanza' simboliza “desastre generalizado” porque “presenta clamorosas deficiencias que se han agravado con el tiempo sin más respuesta que el cierre paulatino de dependencias y el consiguiente hacinamiento de los usuarios”.

Piden apoyo a otras comunidades

“Es evidente que el centro está saturado y lo hemos dicho en muchas ocasiones, como que el número de menores marroquíes que acogemos multiplica por 37 el que nos correspondería por tamaño y población”, remarca el consejero de Sanidad, Alberto Gaitán, quien defiende que el brote se ha gestionado bien “desde el primer minuto”. Los infectados, el 91% asintomático, han sido aislados 14 días en otra de las soluciones 'parche': una nave situada junto a la frontera. El resto se encuentra también aislados, aunque en el centro de menores, junto a nueve trabajadores que están siguiendo la cuarentena con ellos. El Gobierno local ha calificado el brote de “explosivo”.

“La sobreocupación imposibilita una atención adecuada a los menores, daña gravemente la convivencia entre ellos y da problemas de seguridad, tanto para estos como para los profesionales, que se encuentran desbordados”, reconocen desde el área de menores. “La normativa establece que un centro no debería albergar a más de 24 o 25 niños, como 'Mediterráneo' [el dedicado a niños de más corta edad y chicas], pero no es asumible pedir a una ciudad con 19 kilómetros cuadrados que construya 15 centros”, añade.

La pandemia ha revelado y rebajado al mismo tiempo las vergüenzas del sistema de protección de menores de Ceuta, colapsado desde hace años. Cuando se decretó el primer estado de alarma, la Ciudad tutelaba a 590 jóvenes migrantes extranjeros solos y durante el confinamiento se hizo cargo de otros cien menores que vivían en la calle. Con el paso de los meses, el cierre de la frontera de Marruecos ha provocado que el número se desplome a 302 niños y adolescentes migrantes acogidos, debido a la caída de nuevas entradas sumada a la salida de aquellos jóvenes que cumplen la mayoría de edad.

Las peticiones del Gobierno local, cuestionadas por ONG

Si la frontera siguiese cerrada a lo largo de 2021, la Ciudad estima que terminaría el año con 189 menores migrantes bajo su responsabilidad. Esta cifra, sin embargo, continuaría siendo “el doble” del número máximo que la Ciudad se ve preparada para atender “en condiciones”. Sólo Extremadura y Castilla-La Mancha han aceptado desde 2018 recibir a 12 y 6 menores extranjeros no acompañados de Ceuta, respectivamente. Los concursos licitados para externalizar en la península la atención a parte de los tutelados han quedado desiertos.

El Gobierno local, que solo en diciembre de 2019 llegó a hacerse cargo de 158 jóvenes migrantes solos, intenta ahora consensuar con la oposición y la Asamblea de Melilla una reivindicación conjunta al Ejecutivo central para que, en primer lugar, evitar la entrada de estos menores. La Ciudad solicita al Estado la disposición de “mecanismos y recursos eficaces que impidan la entrada ilegal de adultos y menores extranjeros no acompañados procedentes de otros países”.

El presidente ceutí, Juan Jesús Vivas, también pide la expulsión a Marruecos de estos menores, supuestamente, para “favorecer su reagrupación familiar”, una petición se choca con la oposición de organizaciones expertas en infancia y con el fracaso de cada gobierno que lo ha intentado desde el año 2008, cuando el Constitucional reconoció el derecho de los menores extranjeros no acompañados a defenderse judicialmente en una sentencia que frenó en la práctica las repatriaciones de niños migrantes por la falta de garantías.

Mientras estas demandas históricas del Gobierno del PP en Ceuta no se cumplen, las autoridades locales piden solidaridad al resto de comunidades autónomas para que una parte de los menores sean trasladados a otros puntos de España para evitar que la ocupación en el centro de la Esperanza continúe superando su capacidad, una medida apoyada por el Defensor del Pueblo y ONG.

“El fenómeno migratorio de la frontera sur de Europa ha reventado el sistema de protección de menores, extranjeros o no, en Ceuta, donde ni siquiera disponemos de recursos para asistir a los ex tutelados”, advierten quienes lidian a diario con un fenómeno que ha obligado a la Delegación del Gobierno a abrir el CETI a los jóvenes marroquíes que acaban de cumplir 18 años para no dejarlos en la calle.

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