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La OCDE, más optimista que Bruselas, mantiene sus previsiones para España

La OCDE rebaja sus perspectivas y alerta sobre las tensiones comerciales

Economía

España es uno de los pocos países que no ven rebajadas sus perspectivas económicas para este año y el próximo por la OCDE, que también es algo más optimista que la Comisión Europea sobre el déficit público español, en línea con las expectativas del Gobierno, según informa EFE.

En su informe semestral de Perspectivas publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calcula que la economía española crecerá este año un 2,2 % y un 1,9 % en 2020, las mismas cifras que había dado en noviembre y que coinciden con las del Ejecutivo.

Tanto la Comisión Europea (CE) como el Fondo Monetario Internacional (FMI) habían corregido ligeramente a la baja en las últimas semanas sus proyecciones sobre España para 2019, y estimaban que su PIB subiría un 2,1 % este ejercicio, así como un 1,9 % en 2020.

La OCDE no ha considerado necesaria esa rectificación porque aunque constata que la ralentización económica global afecta a España (su PIB progresó un 2,6 % en 2018), ve varios elementos que le distinguen del conjunto de la zona euro, donde el golpe sí será mucho más duro (1,2 % en 2019 y 1,4 % en 2020).

El principal es una demanda interna sólida, que se sustenta en la fuerte creación de empleo (el paro debería bajar del 15,3 % de media en 2018 al 13,8 % en 2019 y al 12,7 % en 2020) así como en una serie de medidas que han favorecido el consumo: las subidas de sueldos en el sector público, de las pensiones y del salario mínimo.

Además, gracias a que continuarán los históricamente bajos tipos de interés y en un contexto de inflación muy contenida, la inversión aumentará a ritmo importante (3,8% en 2019 y 3,9% en 2020), aunque el ritmo se ha moderado respecto al 5,3 % alcanzado el pasado ejercicio.

Los principales riesgos a la baja señalados por los autores del informe son una sacudida mayor en la economía de los otros países europeos, principal destino de las exportaciones españolas, o un menor vigor del consumo si baja el ritmo de creación de empleo o si la incertidumbre política hace que se resienta la confianza.

A la inversa, tampoco descartan que la demanda procedente de Europa pueda dar alegrías inesperadas al sector exportador. La OCDE coincide con las proyecciones del Gobierno sobre el déficit público, ya que cree que disminuirá al 2 % del PIB en 2019 y se acerca mucho en la previsión del 1,3 % en 2020 (dos décimas más). Ahí se desmarca de la Comisión Europea, que no espera que baje del 2,3% este año ni del 2% el próximo.

Alto nivel de deuda

Ese optimismo no le impide advertir que hace falta fortalecer de forma estructural las finanzas públicas teniendo en cuenta los altos niveles de deuda (pese a que bajará en términos relativos al 96,5 % del PIB este año y al 95,7 % el próximo). Por eso insiste en que cualquier sorpresa positiva por el lado de la recaudación debería dedicarse a reducir la deuda, lo que es una forma de decir que no tiene que aumentar el gasto.

El llamado “Club de los países desarrollados” considera que el sistema fiscal español se asienta demasiado en el trabajo, y penaliza el crecimiento y el empleo. De forma que aconseja dar más peso a las tasas medioambientales y al IVA, que provocan menos distorsiones.

Una de las asignaturas pendientes que la OCDE no deja de repetir en sus estudios sobre España es la carencia de políticas de empleo y de cualificación de la mano de obra para combatir el paro y las desigualdades. La forma de abordarlas es desarrollar la formación a lo largo de toda la vida, y en particular adaptar a los adultos con poca cualificación a las necesidades futuras. También se conseguiría, dicen, con apoyo individualizado a los estudiantes en riesgo, para reducir las tasas de fracaso escolar, y con incentivos para que los profesores altamente cualificados cambien de centros educativos y entre regiones para aumentar la igualdad de oportunidades.

Tensiones comerciales

La OCDE rebajó este martes sus previsiones económicas para las principales potencias mundiales, con la notable excepción de Estados Unidos, e hizo un llamamiento urgente para que se detenga la escalada de tensiones comerciales, el principal riesgo para que las cosas se tuerzan aún más.

En su informe semestral de Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) calcula que más fricciones entre Estados Unidos y China podrían restar seis décimas al producto interior bruto (PIB) mundial en dos o tres años.

Por eso reclama a los gobiernos -en un mensaje especialmente dirigido a la administración de Donald Trump, sin nombrarla- que de forma urgente “utilicen todas las herramientas políticas a su disposición” para retomar las negociaciones comerciales multilaterales, algo que considera “imperativo”.

El argumento para convencer a Estados Unidos es “la interdependencia de las economías” que funcionan con cadenas de producción transfronterizas, es decir que al final la ralentización global acabará por afectarle.

La organización revisa a la baja sus cálculos sobre el PIB mundial, que después de haber aumentado un 3,5 % en 2018, se quedará en un 3,2 % este año (tres décimas menos de lo estimado hace seis meses) y en el 3,4 % en 2020 (una menos), netamente por debajo de la cadencia media en los tres últimos decenios.

Pobre crecimiento de Alemania

Entre los países que sufren las mayores correcciones están los que más dependen del comercio exterior y del sector manufacturero. Alemania es el mejor ejemplo, con un crecimiento esperado este año de únicamente un 0,7 %, nueve décimas menos de lo que la propia OCDE había anunciado en noviembre, y del 1,2 % en 2020 (dos menos).

En la misma línea, Italia se quedará estancada en 2019, lo que supone nueve décimas menos de lo avanzado hace seis meses, y sólo subirá un 0,6 % el ejercicio próximo (tres décimas menos).

El impacto será menor para Francia -más dependiente de su demanda interna- con una progresión del PIB del 1,3 % tanto este año (tres décimas menos) como el próximo (dos décimas menos).

En conjunto, los autores del informe recortan las perspectivas para el conjunto de la zona euro en seis décimas para 2019 (al 1,2 %) y en dos para 2020 (al 1,4 %).

Pero el país que verdaderamente marca el contrapunto es Estados Unidos, con una de las mayores tasas de expansión del mundo desarrollado, y que además en este informe se revisan al alza.

El PIB estadounidense crecerá este año un 2,8 %, una décima más de lo que se había anticipado hace seis meses, y un 2,3 % en 2020 (dos décimas más).

Inquietud por China

La OCDE manifiesta inquietud por China, pese a que mantiene sus perspectivas con una ligera corrección para 2019 (6,2 % de aumento del PIB, una décima menos que en noviembre) y sin cambios para 2020 (6 %).

La razón es su política fiscal y monetaria, que no sólo genera incertidumbre sobre la actividad, sino que puede contribuir a que la deuda de las empresas, ya a nivel récord, siga engordando.

Sobre la zona euro, la OCDE insiste en que los gobiernos deberían aprovechar la coyuntura de bajos tipos de interés para complementar las reformas estructurales con un estímulo fiscal por parte de los países que tienen margen para hacerlo porque su deuda es relativamente baja, en primer lugar Alemania.

Según sus cálculos, si a esas reformas estructurales -que podrían elevar la productividad en dos décimas porcentuales por ejercicio durante cinco años- se suma un estímulo fiscal de alrededor del 0,5 % del PIB en esos países con margen, a largo plazo se conseguiría en torno a un punto de PIB suplementario.

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