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El agravamiento de la crisis sanitaria durante el cuarto trimestre lastra la economía española, según el Banco de España

Fachada del Banco de España.

Rodrigo Ponce de León

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El Banco de España ha constatado que el endurecimiento de las medidas de contención de la pandemia durante el cuarto trimestre ha provocado una intensificación en la senda de desaceleración de la actividad que comenzó a observarse en el tercer trimestre. Hay que tener en cuenta que en el tercer trimestre del año, el diferencial de crecimiento entre España y la UEM fue positivo por primera vez desde el comienzo de la crisis, pero insuficiente para cerrar la brecha abierta durante el primer semestre del año. La recuperación del PIB en el tercer trimestre fue sensiblemente más intensa en España que en el conjunto de la zona del euro (un 16,7%, frente a un 12,5%), tras una contracción también mucho más pronunciada de la economía española en los dos trimestres precedentes.

Esta “notable desaceleración”, según el servicio de estudios de la autoridad monetaria, en el ritmo de avance del producto en el cuarto trimestre oscilaría entre una expansión del 0,6% en el escenario suave y una contracción del 0,8% y del 3% en los escenarios central y severo, respectivamente. En tasa interanual, estas dinámicas se corresponderían con una pérdida de actividad del 8,6% en el escenario suave, del 9,8% en el escenario central y del 11,8% en el escenario severo.

Por componentes, la desaceleración del producto reflejaría una contribución negativa al crecimiento de la demanda externa, mientras que, en el ámbito de la demanda nacional, las partidas de gasto privado registrarían tasas moderadamente negativas. 

El consumo de las familias habría caído en el tramo final del año, lastrado por la intensificación de la pandemia y el endurecimiento de las medidas aplicadas para su contención. En esta dirección apuntan las matriculaciones de vehículos particulares, cuyo ritmo de caída interanual se aceleró entre septiembre y noviembre, de forma que en los once primeros meses del año acumulan un descenso próximo al 30% interanual; el retroceso de las pernoctaciones hoteleras de residentes en establecimientos situados en el territorio nacional se intensificó en octubre, por segundo mes consecutivo, y los pagos con tarjetas de las familias, el gasto en ocio y restauración se habría reducido en octubre y, de forma más acentuada, en noviembre.

Respecto a la financiación de las decisiones de inversión, en los últimos meses se ha contraído significativamente el volumen de nuevos préstamos captados por las empresas no financieras y los autónomos, tras el elevado crecimiento observado al inicio de la pandemia. Así, estas nuevas operaciones de préstamo han pasado de crecer a ritmos interanuales del 60% en mayo a contraerse a tasas superiores al 20% en octubre.

Casi la mitad de las empresas declaró en la encuesta elaborada por el Banco de España haber observado un descenso de su facturación en el cuarto trimestre, dinámica que habría sido particularmente intensa en los servicios más afectados por las medidas de contención, como la hostelería, las actividades de ocio y entretenimiento, y el comercio.

El Banco de España prevé una nueva recaída de los intercambios comerciales con el exterior en el tramo final del año, que se extendería a las exportaciones y a las importaciones. En el tercer trimestre tuvo lugar una recuperación parcial de las exportaciones y de las importaciones, que se tradujo en una aportación positiva de la demanda exterior neta al crecimiento del PIB de 2,2 puntos porcentuales.

La afiliación total ha mejorado ligeramente en los últimos meses, pasando de un retroceso interanual del 2,3% a finales del tercer trimestre a una caída del 1,8% en noviembre. Esta mejora se observó, especialmente, en la rama agrícola y en los servicios. Por el contrario, en la industria y la construcción el empleo mostró en noviembre un descenso interanual muy similar al observado a finales del tercer trimestre. Esta mejora de la afiliación total fue compensada por el aumento de los trabajadores afectados por ERTE, ya que en noviembre alcanzaron los 759.309, unos 80.000 trabajadores más que en octubre.

Esta “debilidad” en la evolución del empleo, junto con una suave recuperación de la tasa de participación, elevará la tasa de paro desde el 16,3% registrado en el tercer trimestre hasta el entorno del 17% en el cuarto trimestre.

Por otra parte, apunta que los datos más recientes de ejecución presupuestaria de las administraciones públicas muestran un comportamiento menos negativo que en el primer semestre y apuntan a un cierre del año “algo mejor de lo anticipado unos meses atrás”, que podría cerrar en el 10,5%.

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