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Los Albertos venden su helicóptero de lujo

El Eucoropter EC-155B1 que los Albertos han puesto a la venta.

Javier Ortega Figueiral

En venta: Eucoropter EC-155B1 del año 2008, con tan solo 650 horas de vuelo. Localizado en España. Tiene configuración ejecutiva para seis pasajeros, solo un propietario desde su fabricación y siempre duerme en hangar. Fue estrenado por un rey. Precio: a negociar.

Estos son los datos del helicóptero que varios intermediarios tienen a la venta: una aeronave VIP que en 2007 encargó Alcor Holding, la empresa patrimonial de Alberto Cortina y Alberto Alcocer. El aparato, de color negro, con líneas doradas, plateadas y un pequeño logotipo en el que se cruzan dos “A” mayúsculas, tiene el número de serie 6791 y se matriculó en España como EC-KPU, confiándose su operación a la empresa madrileña Intercopters, que en su momento fue también la concesionaria de los servicios aéreos policiales de la Comunidad de Madrid (BESCAM).

Pocos saben que uno de los primeros pasajeros de este helicóptero fue el Rey, que sorprendió a los pocos empleados que se encontraban en la plataforma del aeropuerto de El Prat el último fin de semana de abril de 2008, junto a la terminal de aviación regional, en el aparcamiento de los jets privados. Del interior del EC-155 bajó Juan Carlos I, que llegó Barcelona procedente del helipuerto del Palacio de la Zarzuela para asistir al Gran Premio de España de Fórmula 1 y que aprovechó para probar el helicóptero cuando aún olía a nuevo.

El modelo 155 es uno de los mejores productos del fabricante franco-alemán Eurocopter, parte del grupo EADS. Tiene un coste de catálogo de ocho millones de euros, aunque con los extras que suelen añadirse a las aeronaves ejecutivas, como una potente unidad de aire acondicionado, asientos extraconfortables, paneles reductores de ruidos y otros detalles tecnológicos para pilotos y pasajeros, el precio final acaba siendo mucho mayor. Un coste que difícilmente ha podido ser amortizado teniendo en cuenta su poco uso. El aparato ha estado en vuelo una media de 10 horas al mes, una cifra muy discreta en comparación con el rendimiento que se le suelen sacar otros operadores. El EC-KPU se ha limitado a pocos pero prestigiosos paseos: ha sido visto en varias ocasiones en el discreto helipuerto de la Autoridad Portuaria de Barcelona, en los jardines y helisuperficies de algunos hoteles de lujo o aterrizando en renombradas fincas de caza.

Estos viajes en el potente aparato biturbina, único de su tipo matriculado en España, llegan a su fin. Solo tuvo un precursor similar: un Aerospatiale SA365 Dauphin (Delfín en francés) sobre el que se basa el diseño del EC-155. En ese caso, el helicóptero era propiedad de Quail España, una de las empresas de Javier de la Rosa, que compró en Francia un flamante aparato VIP para epatar a empresarios y políticos. Se matriculó en 1988 como EC-EKQ y en los ambientes aeronáuticos era apodado como “el trueno azul”, por su espectacularidad y color. Con el viajaba desde Barcelona a Cadaqués, donde el equipo de futbol local tenía que interrumpir partidos o entrenamientos para permitir el aterrizaje en su campo, la única zona de Cadaqués factible para la operación de una aeronave. Con su Dauphin, también se desplazaba a Mallorca, Baqueira o Andorra, donde en una ocasión su esposa e hijos fueron retenidos por aterrizar en aquel país sin permiso gubernamental. En ocasiones también invitó a algunos políticos a trasladarse de un lugar a otro con más rapidez: “tranquilo, ya te envío el helicóptero” decía por teléfono a algunos dirigentes de la época, que tiempo después negaban haber volado a bordo del trueno azul, cuando de la Rosa cayó en desgracia y acabó en prisión. Sus atenciones a los mandatarios de la época no fueron suficientes para conseguir beneficios, como los indultos, que si han obtenido Los Albertos.

La aeronave del financiero barcelonés acabó siendo vendida a una empresa francesa y posteriormente a una luxemburguesa para el traslado de empleados a plataformas petrolíferas. El destino quiso que el trueno azul volviera a España, pero esta vez para dedicarse a labores de aeroambulancia con base en Canarias, con la nueva matrícula EC-GJE. Desgraciadamente, el aparato acabó estrellándose en Gran Canaria el 30 de marzo de 2004 falleciendo los tres tripulantes y dos heridos que transportaban, previamente rescatados de un accidente de autobús en San Bartolomé de Tirajana.

La situación económica de los últimos cinco años, precisamente los que tiene el helicóptero, está forzando a algunos empresarios nacionales a desprenderse de este tipo de aeronaves: unos por falta de medios para mantenerlos y otros, que aunque quizá están ganando más incluso que antes, prefieren mantener un perfil más discreto.

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