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“Muchas mujeres sufren el 'síndrome del impostor': son valiosas y se creen que no son capaces”

Rajoy, en abril con los miembros del lobby Foro Puente Aéreo: 28 miembros y cuatro mujeres.

María Trapiello

María Carmen Gallardo es vicepresidenta de Support Functions de Puig, una compañía multinacional española que opera en los sectores de la moda y los perfumes. Llegar a su puesto de trabajo de gran responsabilidad no es fácil; requiere una muy alta formación y capacidad de decisión. Pero pese a su puesto de alta responsabilidad, Gallardo ha decidido apuntarse al proyecto Promociona, un programa que surge ante la falta de presencia femenina en los puestos de alta dirección de las empresas y que, de la mano de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, prepara a mujeres para asumir puestos de mayor responsabilidad.

“Quería conocer a otras mujeres en circunstancias parecidas y ver cómo conseguíamos como colectivo de mujeres llegar a nuestras metas”, reconoce la ejecutiva.

La inquietud que mueve a la participante es compartida por otras muchas mujeres, en situaciones profesionales parecidas a Gallardo: “El curso me ha ayudado mucho a reflexionar sobre una serie de cosas, a mirarme al espejo y mentalizarme de lo que quiero conseguir”, afirma Peña Solano Ubiergo, gerente de Control de Gestión Hispasat.

Aunque en España las mujeres únicamente representan un 31% de las posiciones ejecutivas, todas las participantes en este reportaje están de acuerdo en que, a veces, el problema no es solo de la empresa, sino también en la autopercepción que las trabajadoras tienen de sus capacidades, conocido como soft skills.

Eso es justamente de lo que se trata Promociona. “Más que formarte en contenido teórico, te ayuda a hacerte visible, a trabajar en el network, a generarte tú misma un techo de ascenso”, añade Solano.

Esta afirmación es corroborada por la escuela de negocios ESADE, en un estudio acerca de la dificultad de las mujeres para ascender a puestos de máxima responsabilidad, el llamado techo de cristal. De las 152 participantes, el 70% de las encuestadas cree que las empresas dan un trato de favor a los hombres en el ascenso a puestos de alta responsabilidad y el 34% considera que para conseguir ese cambio se necesita una mayor autoconfianza y decisión por parte de la mujer.

“Las mujeres trabajan mucho el desempeño, pero suelen quedarse en sus sitios esperando una promoción, sin hacerse visibles”, afirma Marta García-Valenzuela, directora de Diversidad y Liderazgo Inclusivo en Talengo.

“He conocido a muchas mujeres que sufren del 'síndrome del impostor': mujeres formadas, valiosas, con un gran talento, que creen que no son los suficientemente competentes o capaces. Porque a los techos de cristal hay que sumar en algunos casos las barreras de hormigón que nos imponemos: las mujeres somos exigentes, sobre todo, con nosotras mismas”, comenta Ana Bujaldón, presidenta de FEDEPE.

El programa Promociona

Para ser una mujer “promociona” se deben cumplir con cuatro requisitos: trabajar en un puesto de alta responsabilidad, tener más de 15 años de experiencia, contar con una formación superior y tener un buen nivel de inglés. Una vez se han seleccionado a las mujeres que van a participar en el proyecto, comienza la formación en ESADE, en la que se prepara a las mujeres en temas de liderazgo, comunicación, networking, marketing y finanzas. Junto a estas clases presenciales, se le añade un coaching individual a cada participante para conseguir desarrollar su proyecto individual profesional.

“Es muy importante fomentar el networking ya que, a día de hoy, las mujeres todavía no alcanzamos el nivel masculino al hacer contactos”, afirma Gabriela Uriarte, directora del proyecto Promociona.

“Aunque el curso en sí no te hace más sabia, pues muchas de las cosas que te cuentan ya las sabes, es cierto que refuerzas pensamientos y opiniones al escuchar otras personas que dicen las cosas de una manera diferente a ti, y percibir otros enfoques de lo mismo te ayuda a abrir la mente. Además, otro factor muy importante es la autoestima, el conseguir creerte que puedes hacer las cosas”, afirma Gallardo.

Una vez finalizado el coaching, es hora de dar paso al mentoring, un proceso entre el consejero delegado de cada empresa y la mujer participante, en el que, mediante sesiones individuales, el consejero delegado trata de ayudar a la mujer en lo posible para conseguir mejorar su autoestima y ascenso profesional. Además, en este caso, hablamos de un mentoring cruzado, en el que los responsables se intercambian para seguir de cerca a una mujer de otra empresa distinta a la suya. “De esta forma, además de ayudar a la mujer sin la presión de pertenecer a la misma empresa que el CEO mentor, se consigue sensibilizar al consejero”, afirma Uriarte.

“La idea del cross mentoring de este programa es muy buena, aunque tal vez habría que mejorar la selección de los mentores, ya que no solo basta solo con ser un alto directivo, sino también hay que tener la habilidad para esta tarea”, añade Gallardo. “Es una técnica buenísima, pues te ponen delante de un espejo que nunca habías visto, en el que tienes que mirarte”, afirma Solano.

Los resultados de las dos primeras ediciones ponen de manifiesto el éxito de ascenso en el 30% de las participantes, un dato esperanzador hacia este tipo de programas de ayuda a la promoción de la mujer. “Casualidad o realidad, cuando creía que estaba en una etapa final de mi carrera, a los 63 años, ha aparecido una nueva meta y proyecto que me llevarán a conseguir un objetivo final, y al igual que yo, muchas de mis compañeras de Promociona han experimentado situaciones similares”, comenta la participante Gallardo.

Otros programas de promoción

Por su parte, FEDEPE (Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias) cuenta con un programa de coaching que se inspira en aplicar herramientas propias de la preparación dentro del alto rendimiento deportivo para mejorar habilidades de liderazgo.

“Me parece importante animar a las mujeres a que no renuncien a liderar, si así lo quieren. Porque queremos ver muchas más mujeres en muchos más puestos de responsabilidad, y creo que es una cuestión de sostenibilidad, productividad y rentabilidad”, afirma Ana Bujaldón, presidenta de FEDEPE.

Con más de mil mujeres participantes, el proyecto ha proporcionado modelos de gestión para ayudarlas a liderar sus proyectos empresariales, además de un espacio donde compartir sus experiencias. “Creo que el taller proporciona claves que pueden activar nuestra parte más emprendedora, para impulsarnos a poner en marcha nuestra idea”, afirma Ana Rosa Moral, directora de marketing de empresas del sector automovilístico y participante del programa. “Esta sesión me permitió descubrir cosas que hay en mí que no sabían que existían. Ahora soy más consciente de cuáles son mis habilidades y puedo pensar en qué quiero emplearlas”, comenta.

“Los programas no hacen nada si no cambiamos la mente de los que toman las decisiones”, afirma García Valenzuela. Con esta idea surge el programa de Talengo que se centra en el papel de los altos directivos como medio de cambio, dirigido no solo a las mujeres, sino en la diversidad y el talento: “para promover la inclusión de todos aquellos individuos que rompen con el patrón mayoritario de la organización y aportan innovación y talento a la empresa”, concluye García Valenzuela.

“Está claro que la igualdad es un tema de dos direcciones, la mujer tiene que estar en la empresa y dispuesta a conseguir esa igualdad, ya que nadie te va a dar nada y por eso hay que ir a por ello. Hay que tener en cuenta que no todas las mujeres estamos destinadas a ser las número uno en todo, pero sí que debemos ser capaces de elegir nuestro propio destino y en el momento en el que 'quiero ser y no puedo' es cuando hay que empujar a la mujer hacia arriba”, Gallardo.

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