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El día en que un fallo en una subestación de Croacia partió en dos la red eléctrica europea

Una subestación eléctrica, en una imagen de archivo

Carlos del Castillo

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Las barras colectoras son cilindros rígidos, habitualmente de cobre, que funcionan como conductor de un sistema eléctrico principal al que se conectan los conductores secundarios. El 8 de enero de 2021, el fallo de dos barras colectoras en una subestación de Ernestinovo, un pueblo de unos 2.000 habitantes de Croacia, provocó una serie de reacciones en cadena que llegaron a partir en dos mitades toda la red eléctrica europea. El corte se produjo desde la costa croata del Mar Adriático hasta la frontera norte de Rumanía y provocó una importante caída de frecuencia eléctrica en la zona del noroeste y un pico inversamente proporcional en los países del área suroeste.

Todo ocurrió en menos de un minuto: a las 14 horas, 4 minutos y 25 segundos saltaron los sistemas de seguridad de Ernestinovo. Exactamente 43 segundos después, el sistema eléctrico europeo había quedado separado en dos partes por la acción automática de los mecanismos de seguridad, que fueron desconectando líneas a medida que detectaban la sobrecarga.

Las redes eléctricas de los países europeos no son unidades independientes, sino que están interconectadas. En determinados momentos algunas zonas producen la electricidad que otras consumen, pero la oferta y la demanda de energía deben estar equilibradas en el continente en todo momento. El resultado del incidente de Croacia fue un déficit de potencia de aproximadamente 6,3 gigavatios (GW) en el área noroeste y un excedente equivale de otros 6,3 GW en la sureste, ha detallado la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (ENTSO-E, por sus siglas en inglés), que está investigando lo ocurrido y ha ido publicando detalles sobre este incidente, uno de los más importantes que se han dado en los últimos años a nivel europeo.

La situación obligó a una serie de contramedidas de urgencia en varios países europeos, que se sucedieron a gran velocidad. Este tipo de actuaciones están muy protocolizadas en planes de contingencia compartidos por todos los operadores y no requieren que una autoridad central reparta órdenes. En apenas cinco minutos la zona noroeste del sistema eléctrico europeo quedó equilibrada, mientras que la sureste, con más problemas debido a su menor tamaño, tardó unos 20 minutos. “La resincronización de las dos áreas separadas tuvo lugar a las 15 horas, 07 minutos y 31 segundos”, revela el último informe de la ENTSO-E, que agrupa a 43 operadores de 36 países.

La crisis pilló lejos a España, donde no tuvo consecuencias. Desde Red Eléctrica explican a elDiario.es que “si bien la perturbación produjo una caída de la frecuencia importante, ésta no puso en riesgo al conjunto del sistema y pudo gestionarse adecuadamente”. “En ningún momento se vieron afectados ni los consumidores, ni los generadores”, enfatizan. Como medida de seguridad y “para evitar sobrecargas”, se interrumpió de forma automática un doble enlace de alta tensión con Francia, pero el resto de la interconexión pudo permanecer en servicio. “Los dos enlaces se acoplaron nuevamente a las 15:28 y 17:17 horas, respectivamente”, detalla el operador del sistema eléctrico español.

Si bien la perturbación produjo una caída de la frecuencia importante, ésta no puso en riesgo al conjunto del sistema y pudo gestionarse adecuadamente

Red Eléctrica Española

La actuación española fue mínima en parte gracias a que otras intervenciones de mayor calado en Francia, Italia, Reino Unido y los países nórdicos controlaron la situación antes de que la emergencia llegara a la península ibérica. No es la primera vez que los países europeos se enfrentan a algo así, puesto que en 2006 un fallo de cálculo en Alemania, que desconectó unas líneas de alta tensión para que un barco pasara bajo ellas, provocó una sobrecarga en cadena que también dividió el sistema eléctrico europeo en dos mitades, desde el Mar del Norte hasta el Adriático. La parte occidental se quedó con más demanda que generación y la parte oriental, con más generación que demanda. En aquella ocasión se produjeron apagones en varios países pero gracias a la mejora de los sistemas y la acción de los operadores, el incidente de Croacia se controló mucho antes de llegar a ese extremo.

“Debido a la baja frecuencia en la zona noroeste, se desconectaron los servicios interrumpibles contratados en Francia e Italia (en total alrededor de 1,7 GW) para reducir la desviación. Estos servicios son proporcionados por grandes clientes que son contratados por los respectivos Operadores de Sistemas de Transmisión para ser desconectados si la frecuencia cae por debajo de cierto umbral”, explica la ENTSO-E en su último informe. Además, desde los países nórdicos se activó la producción de 420 megavatios (MW), con otros y 60 mv desde el área de Gran Bretaña “como potencia de apoyo”.

En el área sureste, diez segundos antes de la separación de la red en dos partes a las 14:05:08, un generador de 975 MW en Turquía se desconectó automáticamente al detectar la desviación en la demanda de energía. No obstante, “debido al tamaño bastante más pequeño de la zona sureste”, explica la ENTSO-E, las variaciones de frecuencia fueron mayores que en la noroeste y obligaron a los operadores a realizar un mayor número de ajustes manuales para mantenerla dentro de los valores de control hasta que por fin las dos mitades de Europa se reconectaron una hora después.

“Este comportamiento de la frecuencia es objeto de una investigación más detallada”, adelanta el organismo que agrupa a los gestores de transporte de electricidad de las redes europeas, que anuncia que está en comunicación constante con la Comisión Europea para informar de los detalles del incidente y que seguirá publicando datos en los próximos días.

La interconexión europea, un conflicto diplomático y los relojes de los hornos

El incidente de Croacia no ha tenido repercusiones para los consumidores españoles. Sí lo tuvo otro que también fue consecuencia de la interconexión de la red eléctrica europea, aunque de forma mucho menos predecible que un apagón.

En 2018, los relojes conectados a la corriente eléctrica, como los que contienen los hornos, los microondas, o los despertadores, se retrasaron unos 6 minutos en cuestión de semanas. Fue una de las consecuencias de una pequeña desviación en la frecuencia eléctrica de 50 hercios sobre la que funciona la red europea, que bajó a una media 49,996 hercios desde mediados de enero a marzo de aquel año.

El motivo, reveló entonces la ENTSO-E, era el conflicto diplomático entre Serbia y Kosovo. Kosovo sufría (y sufre) un problema de abastecimiento de energía y estaba introduciendo en el sistema menos electricidad de la que consumía. Serbia, que no reconoce la independencia del territorio, seguía siendo la responsable de suplir el desfase provocado en Kosovo, pero se negaba a hacerlo. Todo derivó en la pérdida de potencia que afectó a los relojes conectados a la corriente de 25 países europeos, y que los operadores eléctricos corrigieron en las semanas siguientes aplicando un incremento residual pero continúo de la frecuencia.

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