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La Eurocámara mete presión a la Comisión Europea, Alemania y Holanda para tener pronto un plan de recuperación de dos billones de euros

El presidente David Sassoli abre el pleno del Parlamento Europeo, el 13 de mayo de 2020.

Andrés Gil

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Presión, exigencia y aviso. Es lo que contiene la resolución aprobada este viernes en el Parlamento Europeo, por una gran mayoría de los eurodiputados. El texto, en el que se ha implicado el presidente de la Eurocámara, David Sassoli, venía pactado por los populares, socialistas, liberales, verdes y ultraconservadores, y ha logrado 505 votos a favor, 119 en contra y 69 abstenciones, convirtiéndose en la resolución con más apoyo de la legislatura.

En primer lugar es presión a los gobiernos del norte, a pesar de que está apoyada por el partido de Angela Merkel. Y es que Merkel, al final, es quien tiene la llave para lograr un plan de recuperación potente y basado en transferencias, no en préstamos como precisamente defiende hasta ahora el Gobierno alemán junto con los frugales: Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia –además de Finlandia–.

También es presión a la Comisión Europea, encargada por los jefes de Estado y de Gobierno de diseñar el plan. Un plan que la presidenta, Ursula von der Leyen, iba a presentar este 6 de mayo, pero que ahora se ha pospuesto para el 27 de mayo.

Los populares europeos, los socialistas, liberales, verdes y ultraconservadores han pactado una resolución que pide algo que ni los líderes han sido capaces de acordar ni la Comisión Europea se está atreviendo a presentar: un paquete de dos billones, más de la mitad basado en trasferencias, fundamentado en emisión de deuda respaldada por el presupuesto de la UE –el Marco Financiero Plurianual 2021-2027–, que entre en vigor cuanto antes y que los intereses de esa deuda se paguen con recursos propios derivados de la puesta en marcha de impuestos propios –digital, etc–.

Pero hace otra cosa la resolución: avisa a la Comisión de que no recurra al trilerismo Berlaymont –edificio de la sede del Ejecutivo comunitario–. Es decir, que el dinero sea fresco, que no traiga grandes cifras que en realidad son hipótesis matemáticas fruto de aplicar apalancamientos y multiplicadores –el plan Juncker es el epítome de eso– imposibles de verificar después.

Y, para hacer valer esa presión, los principales grupos de la Eurocámara, recuerdan: el Marco Financiero Plurianual ha de ser aprobado por el Parlamento Europeo. Si no se logra un plan de recuperación ambicioso, los eurodiputados pueden bloquear todo el proceso tumbando el presupuesto de la UE.

Que eso pase, está por ver., aunque no sería la primera vez que ocurre en los 40 años de historia del Parlamento Europeo.

El grupo de la Izquierda Europea (GUE, el de Podemos e IU), se abstuvo en la votación en abril de una resolución similar, pero que no incluía ninguna cifra ni ninguna presión a la Comisión Europea. Y, esta vez, aunque presenta una resolución propia, los eurodiputados de Unidas Podemos votarán a favor, anunciaron el jueves por la noche.

No obstante, fuentes del GUE sostienen que, en un momento del proceso de intercambio de borradores con el resto de grupos, dejó de recibir información. “Se nos ha querido excluir del proceso”, aseguran fuentes del GUE, “ni el PPE ni Renew querían contar con nosotros y nos hemos encontrado con una resolución cerrada en la que ni siquiera podemos hacer enmiendas, porque Renew ha bloqueado que sean debatidas por haber sido entregadas con retraso en un momento con circunstancias extraordinarias y complicadas de trabajo”.

“Estaban invitados pero se retiraron cuando vieron el proyecto y la intención, en la que coincidían hasta los Verdes que no han puesto ni enmiendas”, explican fuentes del PPE: “Las negociaciones empezaron el jueves, y allí estaban todos. El borrador estaba listo el lunes y se cerró rápidamente por la noche”.

“Por supuesto que mostramos nuestro interés por participar, nuestro equipo hizo seguimiento con el resto de los grupos, pero no nos dijeron que harían una resolución única en lugar de una moción conjunta para una resolución, y no nos informaron de las negociaciones: claramente querían dejarnos fuera”, explican fuentes del GUE.

Dentro del pacto alcanzado entre PPE, S&D, Renew, ECR y Verdes figura que ninguno presente ninguna enmienda para evitar divisiones como ocurrió en la sesión plenaria de abril, cuando los Verdes se descolgaron finalmente tras ver rechazada una enmienda.

El GUE, por su parte, presentará una resolución propia. Pero, además de Podemos e IU, se prevé que haya algún eurodiputado más que apoye la resolución mayoritaria. “No nos llamaron a negociar como si hicieron con los ultraconservadores del ECR, el grupo de Vox”, se lamentan las fuentes del GUE.

Así, María Eugenia Rodríguez Palop, Sira Rego, Idoia Villanueva y Manu Pineda votarán a favor de la resolución conjunta. Sus votos se suman al de Ernest Urtasun (Catalunya en Comú), también miembro de la candidatura, pero perteneciente al grupo de Los Verdes.

Miguel Urbán, miembro de la lista pero ya fuera orgánicamente de la delegación de Podemos desde la marcha de Anticapitalistas del partido, no tiene previsto votar en contra, si bien aún no tiene decidido el sentido del voto, según fuentes próximas al eurodiputado.

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