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Galán entrará en el podio de ejecutivos del Ibex con un mandato más largo con su reelección al frente de Iberdrola

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán.

Antonio M. Vélez

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El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, se dispone a entrar en el podio de ejecutivos del Ibex con un mandato más largo una vez que la Junta de Accionistas de la multinacional energética le renueve este viernes por otros cuatro años.

Galán, de 72 años, encadenará el próximo 21 de mayo 22 años como ejecutivo de la multinacional. Una vez renovado este viernes, podrá mantenerse en su puesto al menos hasta los 76 años y seguir al frente de la energética, al menos, hasta 2027.

Con su renovación, el salmantino superará dentro de unos meses a dos históricos del Ibex, Emilio Botín y Francisco González, expresidentes de Santander y BBVA, respectivamente, en el ranking de ejecutivos del Ibex que más tiempo han estado en el cargo en la historia de este índice que agrupa a la élite empresarial española, y que se creó en 1992.

Solo Florentino Pérez (ACS) y Rafael del Pino (Ferrovial) llevan más años. En cabeza en ese ranking está el presidente del Real Madrid y máximo accionista de ACS. Pérez, de 76 años y enemigo declarado de Galán desde el frustrado asalto de la constructora al capital de la eléctrica hace ya más de una década, ya era primer ejecutivo de la multinacional de construcción y servicios cuando ACS se incorporó al selectivo hace más de 25 años, en abril de 1998. 

Un año después, en julio de 1999, salía a Bolsa Ferrovial, que desde ese año, como ACS, también se ha mantenido en el Ibex. Ya entonces la constructora tenía como ejecutivo a Rafael del Pino (64 años), que un año después, en 2000, asumió todo el poder en Ferrovial tras heredar la presidencia de su padre, fundador del grupo constructor, que ultima el traslado de su sede a Países Bajos.

El próximo diciembre, Galán superará los 22 años, 7 meses y cuatro días que estuvo como ejecutivo del Ibex Francisco González desde que en mayo de 1996 fue nombrado presidente de Argentaria por José María Aznar, entonces recién elegido presidente del Gobierno, hasta que en diciembre de 2018 se hizo efectiva su dimisión como presidente del BBVA. En ella tuvo mucho que ver la imputación de González en el caso Villarejo.

Galán afronta su reelección después de que la Audiencia Nacional archivara definitivamente en octubre la causa contra él por los encargos al excomisario jubilado para espiar, entre otros, al presidente de ACS, tras haber prescrito los hechos investigados.

En enero de 2024, el ejecutivo también superará los años que estuvo en el Ibex otro histórico del selectivo, el desaparecido Botín, expresidente de Banco Santander. El banquero fue ejecutivo en el Ibex desde la creación de este índice bursátil hasta que falleció en septiembre de 2014: en total, 22 años, 7 meses y 25 días.

Otros líderes del Ibex llevan más tiempo que Galán en el cargo, aunque sus empresas no se han mantenido en el selectivo de forma ininterrumpida o han acabado cediendo sus poderes ejecutivos, como marcan las mejores prácticas de gobierno corporativo. 

Es el caso de Josep Oliú (74 años), presidente de Banco Sabadell, que dejó en marzo de 2021 sus funciones ejecutivas en la entidad que preside desde 1999. A diferencia de Iberdrola, que lleva en el Ibex desde la creación del selectivo, Sabadell se incorporó a este índice en 2004. 

También dejaron hace tiempo sus funciones ejecutivas los presidentes de Repsol y Enagás, Antonio Brufau y Antonio Llardén, ambos nombrados en 2004. El primero en hacerlo fue Brufau (75 años), que cedió esos poderes en 2015 a Josu Jon Imaz. En 2019, cuando todavía estaba imputado por el caso Villarejo, Brufau anunció que se retiraría este año. Finalmente, y tras el archivo de la investigación de la Audiencia Nacional por este caso, el presidente de la petrolera va a renovar en la junta del mes que viene.

Desde que llegó a Iberdrola en 2001, Galán ha visto desfilar por el Ibex a históricos que ya hace tiempo que no están en sus puestos como César Alierta (Telefónica), Javier Monzón (Indra), Juan Miguel Villar Mir (OHL) o, más recientemente, Paolo Vasile (Mediaset). El salmantino va a llegar a la Junta avalado por los resultados récord de una Iberdrola en máximos históricos de cotización y con pocos visos de que vaya a ceder el cetro a corto plazo.

Número dos

El año pasado Galán nombró por primera vez a un consejero delegado, Armando Martínez, cuya designación debe ratificar este viernes la asamblea anual, pero manteniendo sus poderes ejecutivos. El presidente de Iberdrola ya dijo entonces que el nombramiento de Martínez era “un signo de continuidad” y no una “revolución”, ya que se trataba de algo que ya estaba “planificado”.

De cara a la junta, el mayor escollo que afronta el presidente de Iberdrola es el visto bueno de los accionistas a su sueldo de 13 millones de euros anuales. El año pasado, sus emolumentos recibieron el voto negativo del 25% del capital en la junta, un porcentaje sin precedentes. Este año han despertado reticencias de algunos asesores de voto, los conocidos como proxys, y de los sindicatos UGT y CCOO.

En estos 22 años, la retribución acumulada de Galán en Iberdrola ha superado los 180 millones de euros, aunque se trata de una estimación: no es posible precisar la cifra exacta porque las cuentas de Iberdrola solo desglosan la retribución del ejecutivo a partir de 2007, cuando se quedó como único ejecutivo de la compañía.

Los méritos del salmantino los resume el informe encargado a PwC sobre su propuesta de reelección, que se ha puesto a disposición de los accionistas: “A lo largo del último mandato del presidente, el desempeño de Iberdrola ha superado al del mercado y sus comparables, avalando el acierto de su estrategia y gestión”, con un retorno total del accionista del 79% entre 2019 y 2022, un aumento de la capacidad instalada del 37%, hasta alcanzar los 40.000 megavatios (MW) instalados a cierre de 2022, y un crecimiento del negocio del 9,1% anual, si se analiza el beneficio bruto operativo (Ebitda), “un 20% superior a la media de sus pares”.

Como recuerda el informe, desde que llegó Galán el valor de la acción se ha triplicado e Iberdrola “es hoy la primera eléctrica de Europa y la segunda del mundo en términos de capitalización bursátil”, con un respaldo mayoritario de los accionistas: una media del 98% de votos favorables a la gestión, pese a la elevada dispersión de su capital y a que “Iberdrola no cuenta con participación estatal en su accionariado, a diferencia de otras utilities europeas comparables”, si bien su mayor accionista es una entidad pública, el fondo soberano de Qatar.

“Habida cuenta del complejo contexto sectorial, del momento estratégico de la compañía y del valor que otorga el mercado a la exitosa trayectoria y contrastadas capacidades de gestión, dar continuidad al equipo gestor responsable de la definición del nuevo plan estratégico concedería seguridad a los accionistas de Iberdrola, reduciendo los posibles riesgos asociados a un cambio de liderazgo”, dice el informe.

PwC concluye que “Iberdrola posee una estructura societaria y de gobierno que separa de forma efectiva las funciones de definición estratégica y supervisión de las de dirección y gestión ordinaria, y que, a través de los contrapesos definidos, entre los que destacan la independencia del Consejo de Administración y la separación de funciones entre el presidente y el consejero delegado, mitiga los riesgos asociados a una eventual concentración de poderes en un único órgano de gobierno o persona”.

Galán llegó a la multinacional energética procedente de Airtel (la actual Vodafone España), de la que fue consejero delegado, en sustitución del hasta entonces CEO de Iberdrola, Javier Herrero, destituido tras la fallida fusión de la eléctrica con Endesa y la frustrada compra de la estadounidense Florida Power.

Con un estilo agresivo que quedó patente el año pasado, con sus encontronazos con el Gobierno por las medidas para hacer frente a la crisis energética (que ha pedido retirar ya), Galán dinamitó al poco de llegar al cargo la tradicional coexistencia pacífica de los miembros de Unesa, la antigua patronal eléctrica, y no tardó en hacerse con todo el poder en Iberdrola.

En 2003 prejubiló a los dos vicepresidentes (no ejecutivos), Herrero y José Antonio Garrido, que permanecieron en el consejo hasta 2006, año de la retirada del histórico Íñigo de Oriol. Este último, que fue máximo responsable de Iberdrola desde 1992, año de creación del Ibex, se jubiló con 70 años, dos menos de los que ahora tiene Galán. Ahora el salmantino espera seguir al menos cuatro años más.

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