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La lucha por las 35 horas de trabajo semanal en el este alemán para ser iguales que los trabajadores del oeste

La lucha por las 35 horas de trabajo semanal en el este alemán. EFE

Aldo Mas

Empresas como son los fabricantes de automóviles Volkswagen, BMW o Porsche todavía se aprovechan de las diferencias económicas que persisten en Alemania por la división este-oeste vivida en tiempos de la Guerra Fría. En el este alemán, es decir, en lo que fue la extinta República Democrática de Alemania (RDA), los empleados que montan, por ejemplo, los modelos Golf o Passat de Volkswagen, trabajan más que sus compañeros de empresa del oeste.

Las 35 horas laborales a la semana son el referente para trabajar en el oeste alemán. Lo son desde poco después de la Reunificación Alemana, de la que este año se cumplen tres décadas. Sin embargo, debido a las persistentes diferencias socio-económicas existentes entre el este y el oeste germano, esas 35 horas son un horizonte difícil de alcanzar en el este. De un tiempo a esta parte, el sindicato IG-Metall, sindicato del sector industrial y la mayor organización alemana de trabajadores gracias a sus 2,2 millones de afiliados, está entregado a la causa de igualar el tiempo de trabajo entre los empleados del oeste y del este teutón.

“Los patronos no quieren igualar las condiciones laborales del este con las del oeste. Quieren convertir el este en un campo de pruebas para experimentar con la desregulación. ¡IG-Metall no participará en eso!”, según ha comunicado Olivier Höbel, responsable de la más influyente organización sindical germana para las regiones del este alemán que son Berlín, Brandeburgo y Sajonia. De momento, IG-Metall ha conseguido sentar hasta en seis ocasiones a los representantes patronales para discutir de las 35 horas semanales en el este germano. La última de esas reuniones terminó sin acuerdo. No se descarta que este tema siga marcando la agenda de IG-Metall tras el final del verano.

Problemas de productividad

“Después de la Reunificación Alemana se pretendía que el este alcanzara rápidamente los niveles de remuneración y condiciones de trabajo del oeste, pero los acuerdos y convenios tenían un problema: no se podían aplicar. Entre otras cosas, porque no se ajustaban a la productividad del este alemán o, directamente, porque muchas de las empresas del este no estaban organizadas en asociaciones”, explica a eldiario.es Karl Brenke, experto en mercado laboral germano del Instituto para la Investigación Económica de Berlín (DIW).

Actualmente, los alemanes trabajan, de media, 1.295 horas al año. En el este, según las estadísticas oficiales, se trabajan 1.351 horas anuales. Para quienes denuncian esta situación – que incluye menores remuneraciones para los trabajadores del este respecto a los del oeste – en el este de Alemania existe un “mercado de trabajo laboral de excepción”.

IG-Metall trató en 2003, a través de una movilización sindical como ya no se recuerdan en el país, de forzar que la semana laboral del este se redujera a los niveles del oeste germano. “Hubo entonces una de las mayores movilizaciones registradas en Alemania”, recuerda Brenke. Pero IG-Metall perdió aquel pulso, entre otras cosas por la debilidad estructural del movimiento sindical en la Alemania del este.

“En tiempos de la DDR, los sindicatos tenían otra función, no se ocupaban de movilizar para hacer huelgas, tenían una función más social, por ejemplo, organizaban vacaciones”, apunta Brenke. Tras la Reunificación Alemana, “los sindicatos de la tradición alemana del oeste, no han logrando hacerse fuertes”, conviene en afirmar el investigador del DIW. De hecho, es en los años noventa cuando los sindicatos de Alemania comienzan a registrar considerables pérdidas de afiliados. Ese proceso estuvo asociado a una sensible pérdida de poder negociador.

Sea como fuere, es en el este germano donde menos empleados hay trabajando protegidos por un convenio colectivo. En el Land de Sajonia, donde Volkswagen tiene la planta de Zwickau destinada a la producción de sus modelos Golf y Passat, sólo el 39% de los empleados trabajan de acuerdo con las condiciones fijadas por un convenio colectivo. Por otra parte, en la muy industrial y populosa región germana del oeste alemán que es Renania del Norte-Westfalia, el porcentaje de protección por convenio se sitúa en el 62%.

En vista de la “debilidad sindical” que ve Brenke en el este alemán, no es casualidad que en ninguno de los Länder del este se supere el 50% de empleados trabajando al amparo de un convenio colectivo. Entre las regiones del este alemán también están aquellas en las que menos cobran los empleados. En la que menos se paga es Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde los ingresos medios por trabajador son de 28.520 euros, algo menos que en Brandeburgo (29.605) o Turingia (29.676), según datos oficiales.

Los responsables patronales hacen de freno

Sobre las renovadas intenciones de IG-Metall de reducir las semanas laborales en el este, Brenke asegura que “todo está abierto”. Pero mucho de lo que ocurra de ahora en adelante sigue dependiendo de la voluntad de acuerdo de las secciones patronales del oeste germano, región en la que tienen sus cuarteles generales empresas como Volkswagen, con sede en Wolfsburgo, BMW, afincada Múnich o Porsche, radicada en Stuttgart.

“Ya ha habido acuerdos laborales con los responsables patronales del este pero los responsables patronales del oeste han frenado las iniciativas sindicales”, subraya Brenke. De ahí que en IG-Metall también hayan denunciado recientemente que “30 años después de la caída del muro de Berlín, los empresarios rechazan armonizar las condiciones laborales del este alemán”.

Por su parte, Brenke no descarta que en un futuro haya empresas del este donde se reduzca la semana laboral de 38 horas a 35. “En caso de haber acuerdo próximamente, podría haber reducciones. Pero eso sólo ocurrirá en casos puntuales, en empresas en las que las cosas van bien. Otras dirán que no les va tan bien y seguirán como antes”, prevé el experto del DIW. Entre tanto, en el este de Alemania se trabaja más y por menos dinero que en el oeste.

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