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Análisis

El salto de Popular de solvente a zombi plantea nuevas incógnitas sobre la gestión de sus últimas horas

Sucursal de Banco Popular.

Valeria Álvarez

En las dos semanas transcurridas desde la resolución del Banco Popular y su venta a Santander por un euro, los responsables del BCE, el mecanismo único de supervisión (MUS), la junta única de resolución (JUR), el Ministerio de Economía y el Banco de España han desfilado ante los medios o los representantes democráticamente elegidos para felicitarse por haber superado con éxito la prueba y han hecho aclaraciones más o menos afortunadas. Como resultado, sabemos bastante de los últimos días de Popular y de la gestión de la crisis por las diversas autoridades, pero algunas preguntas permanecen sin respuesta.

Sabemos –porque lo dijo el FROB en su resolución sobre el Banco Popular– que el sábado anterior la JUR celebró una reunión ejecutiva y, en vista de la grave situación del banco, ordenó al FROB que iniciase los preparativos para una posible venta. Esto hizo posible que, al quebrar el banco tres días después, el FROB estuviese en condiciones de completar la venta. Pero ni la JUR ni el MUS han dicho nada sobre esta decisión del 3 de junio. Es más, en principio el MUS debe declarar que se dan las condiciones para que la JUR actúe, pero no ha dicho que lo hiciese.

También sabemos que un día antes de quebrar el Popular el MUS no había cambiado su estimación de que el banco era solvente. En torno a esto hay una cacofonía. El ministro de Economía, Luis de Guindos, lo mismo dice que el banco es solvente como que es zombi (lo cual, aunque parezca mentira, puede ser simultáneamente cierto).

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, dijo en su comparecencia esta semana ante la comisión de Economía del Congreso que el banco satisfacía sus requisitos de capital regulatorio hasta el día antes de caer. Esto no quita para que Danièle Nouy, presidenta del MUS, dijese en el Parlamento Europeo que los problemas de liquidez del Popular derivaban de dudas sobre su solvencia. Ni para que un informe encargado a la JUR en los días previos a la intervención del Popular le diese un valor económico negativo.

Por otra parte, sabemos que Popular agotó su liquidez el martes 6 de junio en horas de oficina, a las 3 de la tarde. Se ha informado de que el banco registró salidas de fondos por unos 18.000 millones de euros. No sabemos ni la velocidad ni la composición de estas salidas, aunque es posible que no más de 2.000 millones fuesen depósitos minoristas. Es más probable que se moviesen los clientes con depósitos no asegurados, por encima de los 100.000 euros. Esto incluye desde pymes hasta la Seguridad Social, pasando por grandes empresas, clientes institucionales y Administraciones públicas.

Luis de Guindos, sin dar cifras, habló de clientes institucionales y administraciones, pero negó que la Seguridad Social participase en la fuga de fondos. Se ha informado de que el banco consumió sus últimos 3.600 millones de liquidez en los dos últimos días.

También sabemos que esta liquidez la recibió a cambio de 40.000 millones nominales de colateral, lo cual dice más bien poco de la calidad de los activos del Popular. Puede que tuviese un balance de 150.000 millones de euros, pero a la hora de la verdad nadie daba nada por ellos, ni siquiera como garantía de liquidez. ¿No debería el supervisor haber sabido esto y actuado en consecuencia?

Según dijo Danièle Nouy en Parlamento Europeo, la valoración del colateral no es asunto del supervisor, sino de política monetaria, que es otra actividad separada dentro del BCE. Pero ya sabemos cómo es posible que el supervisor considerase que el Popular satisfacía sus requisitos de capital regulatorio y a la vez Deloitte estimase para el liquidador un agujero de hasta 20.000 millones de euros. También se entiende que Santander vaya a dotar casi 8.000 millones de euros adicionales para pérdidas potenciales de la cartera del Popular.

Sabemos –porque presumió de ello Danièle Nouy en el Parlamento Europeo– que el MUS (supervisor europeo) vigilaba la liquidez del Popular. Nouy dio a entender que lo hacían diariamente e incluso hora a hora cuando el banco entró en zona de peligro. Parece inexplicable que, vigilando la liquidez hora a hora, se les fuese el banco de las manos a media jornada. Si sabían que Popular consumió 2.000 millones de liquidez el lunes y sólo le quedaban 1.600 millones más para el martes, ¿no deberían haber intervenido entonces?

Afortunadamente, también sabemos por Danièle Nouy por qué no lo hicieron. Esta es su respuesta a una pregunta del eurodiputado Ernest Urtasun:

“Estamos obligados a actuar con proporcionalidad, lo que significa que tenemos que tomar las medidas mínimas necesarias para conseguir un objetivo, y hay dos regímenes considerados de manera diferente por los bancos. Las medidas de intervención temprana según [las normas de requisitos de capital] CRD IV / CRR las consideran normales casi todos los banqueros, mientras que bajo [la directiva de resolución] BRRD son una fuerte advertencia. Pero es difícil actuar bajo la BRRD debido a esta proporcionalidad y mínima acción necesaria de supervisión.

Por eso he enviado una carta con la vicepresidenta [del BCE] Sabine Lautenschläger a los legisladores, a la Comisión, para explicar que la actual redacción de estas medidas de intervención temprana es una fuente de preocupación para mí porque es muy difícil cumplir con las condiciones en las que se deben utilizar. Debido a este defecto legal la mayoría de mis consejeros a veces consideran que es o demasiado temprano o demasiado tarde. Nunca estamos en una situación en la que tendría sentido aplicarlas.

Dicho esto, también hemos resuelto el problema al considerar que abrimos nuestra cooperación con el SRB y la autoridad nacional de resolución mucho, mucho antes, casi antes que si hubiéramos tomado estas medidas de intervención temprana de acuerdo con la BRRD. También porque este intercambio de información y cooperación se basa en su necesidad de conocer. Y como supervisores estamos bien ubicados para saber que sí, necesitan conocer mucho en ciertas circunstancias, y donde no estamos seguros es mejor dar más que menos.

Por lo tanto, no ha creado problemas, pero sí, sería bueno dentro de la revisión de la BRRD tener medidas de intervención temprana que produzcan lo que deben: algo diferente de la CRD IV / CRR y una fuerte advertencia a los banqueros, que diga “están tomando un camino, una trayectoria que les conducirá a resolución o liquidación si no dan media vuelta”. Este es el propósito de las medidas de intervención temprana “.

En resumen, por la necesidad de actuar con proporcionalidad el supervisor europeo no actúa en absoluto. Y ahora sabemos que se le agotó la liquidez al Banco Popular bajo la atenta mirada del supervisor europeo.

¿Qué preguntas quedan sin responder? Las siguientes. ¿Con qué autoridad legal ordenó la JUR al FROB que preparase la venta del Popular el 3 de junio, tres días antes de que cayera? ¿Qué comunicaciones hubo entre el supervisor europeo y la junta de resolución en los días previos a esta orden? ¿Quién filtró a Reuters el 31 de mayo que la JUR estaba pensando en liquidar el Popular? ¿Cuánto tiempo se permitió a Popular operar por debajo de los requisitos regulatorios mínimos de liquidez? Probablemente no sepamos las respuestas hasta que el caso llegue a juicio.

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