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Renfe se queda sin tiempo para competir por el AVE de Brasil tras el accidente de Santiago

El accidente ha trastocado los planes del consorcio de Renfe

Antonio Ruiz del Árbol

El consorcio ferroviario español encabezado Talgo, Indra y Renfe, para pujar por el AVE de la línea brasileña entre Sao Pulo y Río de Janeiro tiene dificultades insalvables para presentar su oferta antes del próximo martes 13 de agosto, fecha límite impuesta por el Gobierno de Dilma Rousseff. Así se lo han hecho saber representantes de Talgo e Indra al ministro de Transportes brasileño, César Borges, y al presidente de la Empresa de Planeamiento y Logística (responsable del proyecto del AVE), Bernardo Figueiredo, en una reunión de urgencia mantenida en las últimas horas. El negocio que se disputa en Brasil asciende a 13.000 millones de euros.

La imposibilidad de presentar ‘la oferta española’ apadrinada por la ministra de Fomento, Ana Pastor, también ha estado influenciada por el accidente de Santiago, con un tren fabricado por Bombardier y Talgo, que ha obligado al sector ferroviario y a Fomento a volcarse en la gestión de la tragedia, además de convertirse en la peor carta de presentación ante el proceso de licitación. En este sentido, el impacto del descarrilamiento ha forzado al operador ferroviario público Renfe a transformar su estatuto inicial como líder del grupo, para aparecer ahora como un subcontratista junto a Talgo e Indra. De esta forma no tiene tanto protagonismo que podría ser perjudicial tras el accidente a Santiago. En cualquier caso, el pliego de licitaciones del concurso especifica que los concursantes no pueden haber tenido un accidente en los cinco años anteriores. Por el momento, Renfe se parapeta en que el Alvia no es alta velocidad para no ser descartada por este motivo del concurso.

Además del accidente, la decisión de última hora adoptada por las autoridades brasileñas de cambiar la fórmula de concesión del proyecto, ha trastocado los cálculos iniciales, no solo del consorcio español, sino también de sus competidores franceses, alemanes y coreanos, que han tenido replantear su propuesta.

Dudas sobre el aplazamiento

De la reunión con los directivos de Talgo e Indra ha salido un compromiso por parte de los responsables del AVE brasileño para intentar lograr el aplazamiento de dos meses que se solicita, aunque han reconocido que “es muy difícil conseguirlo”, según explican fuentes conocedoras del encuentro.

La dificultad de lograr en las próximas horas una prórroga de 60 días para la presentación de las ofertas del AVE está directamente relacionada con la fuerte oposición popular, y de la oposición política, al proyecto de construcción del tren veloz. Las intensas manifestaciones vividas en Brasil con motivo de la celebración del campeonato de fútbol Copa Confederación, no solo estaban animadas por el deseo de los brasileños de que se construyeran hospitales y colegios en vez de estadios deportivos, sino también en favor de que los dineros que se invertirán en el tren de alta velocidad se destinen al transporte urbano y de cercanías.

El Gobierno de Dilma Rousseff se debate entre la disyuntiva de ceder ante la presión popular y suspender la licitación de AVE, o mantenerse en sus trece. La suspensión de la licitación enfadaría a los poderosos consorcios ofertantes formados por empresas ferroviarias, pero también por constructoras y avalados por entidades financieras. La decisión “destruiría la fiabilidad de Brasil como potencia emergente ante los mercados”, según aseguran las fuentes citadas. Igualmente, el aplazamiento de la licitación empeoraría la ya delicada situación de la presidenta.

Ocurre no obstante que las autoridades brasileñas, a día de hoy, tampoco tienen la seguridad de que se presenten otros dos consocios formados por empresas alemanas y coreanas. Recibir una única oferta, la francesa liderada por Alstom, “supondría un riesgo excesivo” no solo para la viabilidad del proyecto, sino también para la pésima imagen que el AVE tiene entre los brasileños, según recoocieron las autoridades brasileñas. Por esta razón, no es imposible que finalmente se abra la vía del aplazamiento.

Dos ofertas españolas

El consorcio español que busca tiempo para poder presentar su oferta al AVE de Brasil, antes de los últimos movimientos, estaba compuesto por las compañías públicas Renfe, Adif e Ineco, y por las empresas privadas nacionales y extranjeras ACS, Talgo, Indra, Elecnor, Abengoa, Thales, Bombardier y Dimetronic.

El AVE entre Sao Paulo, Río de Janeiro y Campinhas tiene un presupuesto de 13.000 millones de euros que contempla la construcción y explotación de una línea de altas prestaciones de 511 kilómetros. El proyecto se licita en dos concursos. El primera, al que aspira el consorcio español, por un importe de 2.450 millones, contempla el suministro de los trenes, la instalación de los sistemas de electrificación, seguridad y telecomunicaciones en la línea y la explotación del servicio ferroviario durante un plazo de cuarenta años. El segundo es para el despliegue de la obra civil del trazado de la línea.

Pero los problemas para la llamada ‘oferta española’ no terminan aquí. La ministra de Fomento, Ana Pastor, ha intentado durante los últimos meses que todas las empresas nacionales del sector ferroviario se unieran en un solo consorcio. Sin embargo los fabricantes de trenes CAF y Talgo no lograron ponerse de acuerdo en el papel que debía jugar cada una en una oferta unificada.

Finalmente el grupo vasco CAF ha anunciado que competirá con su propio grupo en el que contará con otros socios españoles, pero también internacionales.

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