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La renta real de las familias cae en España 6 puntos por la inflación, tres veces más que en el conjunto de la OCDE

Trabajadores en la fábrica de Ford de Almussafes.

Daniel Yebra / Victòria Oliveres

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La renta real de las familias ha caído en España 6 puntos desde el último trimestre de 2021 al segundo trimestre de este 2022, según la OCDE. Esta pérdida de poder adquisitivo de los hogares es tres veces mayor que en el conjunto de la institución internacional, y también supera ampliamente al descenso en Alemania, Francia o Italia.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos remarca que, en el mismo periodo, el PIB per cápita de nuestro país ha crecido 3,25 enteros. Mientras, los ingresos de los hogares sufren un daño histórico desde que se inició la crisis energética en la última parte del año pasado, que se exacerbó con la invasión rusa de Ucrania, y que se ha convertido en una crisis de inflación general.

Las comparación de los datos publicados por la OCDE este lunes sobre la caída de la renta real de las familias per cápita y el crecimiento del Producto interior bruto (PIB) vuelve a recalcar que las consecuencias de esta crisis de inflación están recayendo principalmente sobre los trabajadores en España.



La pérdida de poder adquisitivo no está siendo compensada con subidas salariales en el sector privado, según están denunciando los sindicatos en la campaña 'Salario o conflicto'. La propuesta de los representantes mayoritarios de los trabajadores es un marco de incrementos de los sueldos para 2022, 2023 y 2024 junto a clausulas para recuperar el golpe de la inflación en este mismo periodo.

Los empresarios se han negado incluso a sentarse a negociar, y el resultado es que la caída de la renta real de las familias es mucho mayor en España que en los países comparables, según destacan los datos de la OCDE. Por su parte, los beneficios en sectores como la banca, la energía, el transporte o la hostelería están aumentando con fuerza.



Si se observa el comportamiento trimestral, la caída en el segundo trimestre en nuestro país fue de algo más de un 1%, con un incremento del PIB per cápita del 1,3%, frente al periodo entre enero y marzo. En el conjunto de la OCDE, haciendo esta misma comparación, el descenso de la renta real de los hogares fue del 0,5%.

La pérdida fue bastante mayor en el primer trimestre, del 3,3% en España. Y en último de 2021 fue de casi un 1,8%. El gran dique de contención para las familias españolas en esta crisis de inflación está siendo el mercado laboral. Las ingresos se están viendo mermados, pero no hay destrucción de empleo.

Está resistiendo incluso aunque las noticias económicas ya no son muy halagüeñas. Entre julio y septiembre, en la primera temporada alta del turismo sin restricciones por la pandemia, el PIB (Producto Interior Bruto) de nuestro país aumentó apenas un 0,2% respecto al trimestre anterior.

El crecimiento de la actividad fue del 1,5% entre abril y junio. El brusco frenazo del tercer trimestre es la principal consecuencia del golpe de la inflación, de las subidas de los tipos de interés del BCE para combatirla y de la incertidumbre por la guerra en Ucrania. De hecho, en los estados de la UE más dependientes del gas ruso, como Alemania o Italia, se asume la recesión durante el invierno.

De cara al conjunto del año, las previsiones para España convergen en un incremento del 4,4% respecto a 2021. Una avance que todavía dejará a España a cerca de 2 puntos de recuperar el PIB pre pandemia y que, según el desempeño de la economía hasta ahora, implica ya estancamiento en el último trimestre.

En 2023, el Gobierno estima un crecimiento del PIB ligeramente por encima del 2%. Instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la OCDE son más pesimistas y reducen sus proyecciones a poco más del 1%. Todas las previsiones admiten la desaceleración de la recuperación tras la pandemia. Pero también ven al mercado laboral como el principal factor positivo.

Fuere del mercado laboral, la mayoría de expertos coincide en que la revalorización del Ingreso Mínimo Vital (IMV), del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), de las pensiones o las ayudas directas a los hogares y a las empresas más vulnerables son las mejores actuaciones que puede llevar a cabo el Gobierno para aliviar el daño de las subidas de precios.

Y para todo esto es necesario que no sufra la recaudación, ni el mercado laboral, ni el poder adquisitivo... Cuestiones que está amenazando el BCE con las subidas de los tipos de los interés. Su estrategia es encarecer la financiación (hipotecas, préstamos...) para “enfriar” la actividad y moderar así la inflación. La amenaza es una recesión.

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