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La UE y Canadá allanan los últimos escollos para poder firmar el CETA

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

Dani Rovirosa

Bruselas —

La UE y Canadá van a poder firmar finalmente el tratado de libre comercio, considerado la antesala del TTIP. Tras el acuerdo anunciado este jueves entre el Gobierno federal belga y la región de Valonia para que ésta levantara su veto, ningún país europeo ha puesto resistencias al visto bueno al tratado. Sólo Polonia, Eslovenia y Hungría han planteado algunas dudas que se han acabado resolviendo.

Ahora, la principal incógnita consiste en saber qué día se celebrará la cumbre para firmar el tratado, después de que se tuviera que aplazar la que estaba prevista para el jueves. Se espera que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la anuncie en las próximas horas, tras consultarlo con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y después de que los parlamentos regionales belgas hayan aprobado formalmente el pacto del jueves. 

El acuerdo llegó a mediodía, después de que los gobiernos federal y regional retomaran las negociaciones que el miércoles por la noche terminaron sin cerrar. “Hemos obtenido mejoras para los valones y los europeos”, dijo el ministro presidente de la región, Paul Magnette. “Espero que pronto podamos firmar el tratado”, escribió en Twitter la Comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström. 

El texto que han cerrado los belgas no supone una modificación del CETA, ya que en ningún momento se ha reabierto la negociación del tratado, según la Comisión Europea. Se trata de algunas aclaraciones que sobre todo afectan a la política agrícola y los tribunales de arbitraje que prevé el tratado para solventar los conflictos de intereses entre empresas y Estados. Estos son los principales puntos, según el documento al que ha tenido acceso la televisión pública belga. 

Tribunales de arbitraje

Bélgica consultará al Tribunal de Justicia de la UE si los tribunales de arbitraje son compatibles con la legislación europea. Hasta que no obtenga una respuesta, la región francófona no ratificará el CETA, por lo que el tratado sólo se podrá aplicar de forma parcial, en aquéllos ámbitos que son competencia exclusiva de la UE. Además, se aclara que los tribunales de arbitraje sólo entrarán en vigor cuando todos los parlamentos nacionales y regionales hayan ratificado el acuerdo; no durante el periodo posterior a la firma entre la UE y Canadá. Una condición que ya incluía el CETA. 

El grupo de los Verdes de la Eurocámara y las oenegés han celebrado la consulta previa al Tribunal de Justicia. “Habíamos empezado a movernos para que el Parlamento Europeo llevara ante Luxemburgo” el mecanismo de resolución de conflictos, pero “Bélgica se nos adelanta”, dijo el eurodiputado de ICV Ernest Urtasun. “La justicia europea dictaminará la legalidad del CETA”, se felicitó Greenpeace en un comunicado. 

Transgénicos

Los países europeos podrán restringir o prohibir la entrada de productos agrícolas modificados genéticamente si no respetan las normas de la UE. Se respeta, por tanto, el principio de precaución del Tratado de Lisboa, según el cual los transgénicos son perjudiciales para la salud y el medio ambiente, hasta que las autoridades sanitarias demuestren lo contrario. 

Limitar la importación de productos agrícolas

Tanto Bélgica como las regiones podrán limitar la entrada de productos agrícolas canadienses, si se observan desequilibrios en el mercado. El umbral se establecería cuando hayan transcurrido 12 meses desde la firma del CETA.

Cooperación entre el Estado federal y las regiones

El Gobierno federal belga se compromete a cooperar con las regiones en todos aquéllos ámbitos del tratado en los que tengan competencias compartidas. La clarificación es importante en un país tan descentralizado como Bélgica. El CETA es un acuerdo de libre comercio de segunda generación, en el que lo más importante es la armonización de la regulación entre la UE y Canadá y no la eliminación de aranceles.

Con este acuerdo se pone fin a trece días de continuas reuniones entre representantes de la Comisión Europea, de la región francófona y del Gobierno federal belga para salvar el veto valón al acuerdo. Paul Magnette ha defendido los intereses económicos de Valonia, pero también los de su propio partido socialista, al que la izquierda radical le está comiendo terreno. 

Sin embargo, algunas de las dudas planteadas durante estos días son muy parecidas a las que tiene el Tribunal Constitucional alemán. Los jueces de Karlsruhe han obligado al Gobierno de la canciller Angela Merkel a abandonar el CETA si descubren artículos contrarios a la Constitución alemana. 

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