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El ‘voluntariado probono’ del Santander, un batallón de profesionales al servicio de las ONG

Una voluntaria limpia una playa.

ED Creativo

Lejos de ser una moda, el voluntariado corporativo ha llegado para quedarse. Las grandes organizaciones, como Banco Santander, están integrando esta actividad como un elemento esencial de sus políticas de sostenibilidad y responsabilidad social. Y es que esta actividad se ha convertido en una herramienta empresarial que fomenta no sólo el respeto y la solidaridad, sino el espíritu de equipo, los valores, el orgullo de pertenencia y el compromiso con la compañía. Una fórmula win win (todos ganan): las empresas, los voluntarios y, por supuesto, los colectivos beneficiados, ONG o instituciones benéficas.

“Necesitamos profesionales comprometidos y preparados, que sean un reflejo de la sociedad”, señalan desde Banco Santander. El gigante financiero lanzó en 2011 el programa Voluntarios Santander Comprometidos, que ofrece a todos sus empleados la posibilidad de dedicar una cierta cantidad de horas de trabajo cada año a colaborar en proyectos locales que impulsan la educación, la construcción de viviendas sociales, la limpieza de bosques y playas o el bienestar social de personas en riesgo de exclusión social. Un ejército formado por más de 66.000 voluntarios del grupo cántabro colabora en distintos programas.

De ellos, más de 2.000 son profesionales del centro corporativo, que tiene su núcleo en la Ciudad Financiera en Boadilla del Monte (Madrid). Sólo este grupo ha conseguido ayudar, de forma directa, a más de 14.000 personas a través de programas de educación financiera, mentoring y coaching de colectivos en riesgo de exclusión dirigidos a prevenir el abandono escolar y mejorar su empleabilidad.

El banco está apostando, además, por la última tendencia, el denominado voluntariado profesional o probono, en el que los empleados tienen la posibilidad de aportar el conocimiento y la experiencia que desarrollan en sus puestos de trabajo para apoyar una buena causa. Es decir, colaborar con lo que mejor saben hacer. Para las empresas es un tipo de voluntariado especialmente estratégico, ya que les permite aportar desde su know how. “El voluntariado profesional, también llamado pro-bono, comenzó en Banco Santander en 2018, como una evolución del programa de voluntariado corporativo puesto en marcha en 2011. Desde entonces ha ido avanzando hacia iniciativas de alto impacto interno y externo, buscando multiplicar el efecto para ayudar a más personas, a través de una mejora en la gestión de las ONG”, señala la entidad en un comunicado.

Un año después de lanzar este programa en el centro corporativo, Santander ha hecho balance: más de 75 voluntarios han dedicado un total de 400 horas ayudando a 8 ONG a mejorar su gestión y a resolver problemas concretos. El grupo anunció estos datos durante una jornada celebrada el pasado mes de junio y destacó que su objetivo es “hacer crecer y reforzar su compromiso con las organizaciones con las que colabora a lo largo del año”. Durante esta sesión, se compartieron inquietudes y buenas prácticas con distintas organizaciones e instituciones benéficas, que pusieron sobre la mesa las necesidades y dificultades diarias a las que se enfrentan en materia de comunicación, cultura organizativa, gestión de personas, captación de socios o innovación en los procesos para lograr una mayor agilidad y eficacia en sus acciones.

Los tres focos fundamentales de las iniciativas desarrolladas por el Santander durante el primer año de vida del programa de voluntariado profesional han sido la educación financiera de escolares, jóvenes y colectivos; el apoyo en la prevención del abandono escolar y el apoyo en la inserción laboral de colectivos en riesgo de exclusión social, como personas con discapacidad o mujeres víctimas de violencia de género.

La implicación del banco en este proyecto quedó patente el pasado mes de octubre, cuando la Ciudad Financiera acogió la Cumbre Europea de Voluntariado Pro-Bono, el congreso internacional líder en este ámbito. Organizado por la Fundación Hazloposible en colaboración con Work for Social y la Global Pro Bono Network, en este encuentro se repasaron las mejores prácticas que se están llevando a cabo. A la reunión asistieron más de 130 personas de alrededor de 20 países de los cinco continentes, y contó con oradores internacionales que debatieron sobre cómo aprovechar el talento de los trabajadores tiene un impacto mayor y más sostenible a largo plazo, al tiempo que permite a las ONG acceder a servicios que necesitan y de los que no disponen a nivel interno.

Un ejemplo de este tipo de acción social es Santander Legal Pro Bono, que consiste en que los abogados de la entidad utilicen todo su conocimiento y habilidades profesionales para apoyar a organizaciones sociales, culturales o educativas sin fines de lucro que no pueden pagar servicios legales.

Voluntariado corporativo, un imán para atraer talento

Diversos estudios aseguran que existe un antes y un después en el modelo tradicional de trabajo de las grandes compañías. Según un informe elaborado por el Observatorio de Voluntariado Corporativo, entre las muchas motivaciones que tienen las empresas para desarrollar estos programas está mejorar no sólo su imagen externa, sino también la percepción que tienen los empleados de la empresa, el clima laboral, la cohesión y el trabajo en equipo. También refuerza el orgullo de pertenencia a una organización que destina recursos -tanto humanos como económicos- al servicio a la sociedad. Y aún existen otras ventajas añadidas: desarrolla las capacidades de los empleados, entre ellas el liderazgo, la iniciativa, la creatividad o la toma de decisiones. En definitiva, se ha convertido en una valiosa herramienta de gestión para los departamentos de Recursos Humanos.

Y otra conclusión interesante puede extraerse de los datos que aporta el estudio “Volunteer Impact”, realizado por Deloitte, en el que muestra cómo los jóvenes prefieren las empresas socialmente responsables no sólo como clientes sino también a la hora de buscar empleo: el 62% de los trabajadores de entre 18 y 26 años prefiere acceder a las empresas que ofrecen programas de voluntariado y el 97% de los trabajadores de esta franja de edad cree que todas las compañías deberían promover este tipo de iniciativas. En este sentido, el voluntariado corporativo se convierte en un imán para atraer talento.

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