Al rescate de sus cines
En septiembre del año pasado los Cines Groucho de Santander cerraban sus puertas y dejaban a los espectadores sin las únicas salas que exhibían cine europeo independiente en versión original y alternativo al modelo de las grandes producciones. En menos de dos meses nació la asociación sin ánimo de lucro Amigos de Groucho, impulsada por diferentes vecinos. Cerca de 150 socios han pagado ya una cuota anual de 100 euros y mientras logran reunir el dinero necesario para la reapertura, hace apenas una semana estrenaron su primer largometraje como exhibidores.
“Todo partió de Jesús Choya, un chico de 15 años, muy aficionado al cine, que enseguida empezó a mover por las redes una campaña para salvar los Groucho”, explica María Solís, secretaria de la Junta Directiva de la asociación. Se convocó una primera reunión a la que acudieron más de 120 personas que casi en conocían entre sí y Choya les contó cómo iniciativas vecinales habían conseguido reabrir salas cerradas, como los Cines Zoco de la localidad madrileña de Majadahonda o los Cineciutat de Palma de Mallorca.
De aquella primera reunión salió el nombre de la asociación y su primera Junta Directiva. “Yo me había acercado para apoyar la campaña y aportar algo de dinero si hacía falta y acabé dentro de la Junta”, explica Solís. Relata cómo enseguida empezaron a perfilar el proyecto, a crear su imagen corporativa y el pasado marzo, la asamblea decidió que los socios que quisieran aportaran 100 euros anuales de cuota para tratar de reabrir las salas. “Es complicado reunir todo el dinero porque el traspaso es caro y también necesitamos fondos para adquirir un proyectos digital”, señala la secretaria.
A la espera de más socios
De los 1.500 socios, 148 han pagado ya la cuota y la aportación está abierta a todo el que quiera apoyar el proyecto. Mientras logran reunir el dinero, la asociación ha comenzado a impulsar todo ese cine que no llega a Santander desde septiembre. “Empezamos a hablar con organismos públicos y fundaciones y pudimos poner en marcha un ciclo de cortos de cineastas cántabros”, explica.
Hace apenas dos semanas se estrenaron como exhibidores con la película española Las altas presiones, el segundo filme distribuido por la recién creada Márgenes Distribución, nacida del festival que lleva el mismo nombre. La pudieron proyectar en el auditorio de la Fundación de Caja Cantabria y la convocatoria reunió un viernes por la tarde a 230 personas. “Es una de las opciones que nos planteamos”, subraya Solís, “si no logramos juntar todo el dinero para reabrir los Groucho podemos crear una estructura alternativa que nos permita a los espectadores ver otros cines que de otra manera no llegarán jamás a Santander”.
De ahí que desde que se constituyeron como asociación van contando a sus seguidores los filmes que no podrán ver por el cierre de estas salas. “Esta semana en Santander no veremos el mejor film de 2014 para Cahiers Du Cinéma (officiel), ni lo nuevo de Raúl Arévalo o Juliette Binoche”, dicen en un comentario publicado en su página de Facebook el 11 de junio y mostrando los carteles de películas como Viaje a Sils Maria, Hablar o El pequeño Quinquin, todas estrenadas la semana pasada. “Con el cierre del cine, dentro de unos años habrá una generación entera que no sabrá ni que existen otras películas al margen de las grandes producciones americanas”, afirma la secretaria de la Junta.