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Alergia al huevo y la leche, dos de las más comunes

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Mercè Palau

Las alergias alimentarias son una reacción exagerada que se produce ante una sustancia (alérgeno) que es inofensiva y tolerada por las personas no alérgicas pero no por las alérgicas, cuyo sistema inmunológico reacciona y crea mecanismos de defensa (anticuerpos) ante las proteínas de un alimento, que se vuelven dañinas. Se calcula que la alergia a los alimentos afecta a un 2,5% de la población, con una variación de prevalencia del 1% al 10%, según datos de la Organización Mundial de la Alergia (WAO).

Aunque cualquier alimento puede provocar alergia, algunos son especialmente frecuentes, como el huevo y la leche de vaca. Se trata de dos de los alimentos más frecuentes en este tipo de problema, sobre todo entre los niños. Aunque también es cierto que hasta en un 85% de los casos estas alergias suelen superarse sobre los seis años.

Qué es la alergia al huevo y a la leche y qué síntomas provoca

La leche y el huevo son dos alimentos que tienen la particularidad de que pueden causar alergia ya en los primeros años de vida, en lactantes y niños pequeños, coincidiendo con su introducción en la alimentación, tal como reconoce la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Pero, ¿por qué aparece una alergia? No se sabe con exactitud. Sí se sabe que para presentar síntomas alérgicos a un alimento, o cualquier sustancia, debe haber contacto y exposición al alimento. La alergia aparece cuando reacciona el sistema inmune, que es el que controla cómo se defiende el cuerpo.

Los síntomas pueden aparecer entre minutos y horas después de ingerir huevo o leche o alimentos que los contengan. Tanto la yema como la clara del huevo contienen proteínas que pueden causar alergia, aunque la más problemática suele ser la de la clara. En cuanto a la leche, la que más suele provocar casos de alergia es la de vaca, aunque ello no significa que otras leches como la de oveja o cabra también puedan provocar una reacción alérgica, admiten las doctoras Mar Fernández Nieto y Lourdes Arochena González, del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Sea cual sea el caso, la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA) aclara que la reacción del organismo se produce frente a las proteínas, no ante azúcares (lactosa, fructosa, etc.). Una persona con alergia crea un exceso de defensas (anticuerpos) contra el alérgeno: la inmunoglobulina E (IgE).

Los síntomas varían y pueden ir de moderados a graves, desde urticaria y habones o inflamaciones hasta congestión nasal, vómitos y otros problemas digestivos. En ocasiones, incluso, las alergias pueden causar cuadros de anafilaxia, advierten las especialistas de la Fundación Jiménez Díaz, centro que ha obtenido recientemente el certificado ‘Protocolo Seguro frente al Covid-19’, emitido por AENOR tras constatar que es un espacio protegido frente al coronavirus, tanto para el personal como los pacientes. Y, aunque cualquier persona puede sufrir alergia alimentaria, hay algunos factores de riesgo que lo facilitan como la dermatitis atópica o antecedentes familiares de alergia alimentaria, asma o rinitis.

La importancia de un buen diagnóstico

“El estudio alergológico suele consistir, además tener en cuenta la historia clínica, en pruebas cutáneas en prick, que incluso se pueden realizar en bebés sin problema”, explica la Dra. Fernández Nieto. También puede ser necesario un análisis de sangre para medir la respuesta del sistema inmune a las proteínas de leche o huevo y, en algunos casos, la exposición controlada a la leche y el huevo. “Esta prueba puede realizarse cuando en la primera consulta todas las pruebas son negativas o en consultas sucesivas de seguimiento, cuando las pruebas se han negativizado tras pasar varios meses sin consumir el alimento en cuestión”, añade la Dra. Arochena.

Con el diagnóstico en la mano, el alergólogo es que el que determinará qué tipo de medicación es necesario en los casos de ingesta accidental, algo habitual sobre todo en niños. En algunas situaciones pueden administrar antihistamínicos, corticoides o incluso un autoinyector de adrenalina para los casos más graves. En ese sentido, ambas especialistas insisten en la necesidad de acudir a urgencias siempre que aparezcan síntomas graves y no demorar la visita, recordando que actualmente los hospitales han adaptado sus instalaciones con circuitos diferenciados y medidas de higiene y desinfección para minimizar el riesgo de contagio por coronavirus.

Los grandes aliados de la prevención

Una vez diagnosticada la alergia, la única forma de prevenir los síntomas de alergia alimentaria es evitar la ingesta de los alimentos que dan problemas, así como de los productos que puedan contenerlos, en cualquiera de sus formas. Y esto significa:

  • Leer la etiqueta de los alimentos: es importante prestar atención a ciertos términos que indican que se ha usado huevo en la fabricación de alimentos procesados, como albúmina, globulina, lecitina, livetina, lisozima, vitelina y palabras que empiezan con “ova” u “ovo”, como ovalbúmina u ovoglobulina.
  • Preguntar la lista completa de ingredientes del plato que vayamos a comer: debe tenerse en cuenta que hay fuentes ocultas de productos que contienen huevo como chucherías, mayonesa, merengue, productos horneados, alimentos rebozados, mazapán, glaseados, carnes procesadas, tartas y natillas, aderezo para ensaladas, pastas, bollería y algunos panes.

Además de estas dos medidas, es importante también tomar precauciones extra al comer fuera así como preguntar siempre la lista completa de los ingredientes de un plato y usar un brazalete o collar con la información de que somos alérgicos a un determinado alimento. Y siempre, llevar encima el autoinyector de adrenalina sin caducar.

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