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Sobre este blog

En este espacio se cuentan 27 historias de personas que han sido o siguen siendo usuarias de los servicios públicos forales encargados de favorecer la inclusión social de la Diputación de Bizkaia. Los testimonios figuran en un libro editado por el Departamento Foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación. Conviene asomarse a estas historias de vida de tanta gente que se queda en las orillas de una sociedad que va demasiado deprisa y mira pocas veces hacia quienes deja a sus costados. Los testimonios han sido transcritos con austeridad narrativa, tratando de respetar su tono. Se han respetado también algunas expresiones de jerga que utilizaron mientras se animaban, hacían chistes de su vida, miraban al techo o se emocionaban al borde de la lágrima. El objetivo de la obra es ofrecer ejemplos del destino que se da al dinero público y los efectos beneficiosos que esta inversión tiene en las personas de nuestro territorio, personas que se encuentran en alto grado de vulnerabilidad social.

“Yo quiero reírme como se ríen estas personas”

Cerveza1ago

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Me crié con mi madre, mi abuela y mis dos hermanos. Soy el pequeño. No me acuerdo de mi padre en casa pero sé que era alcohólico, no reconocido pero alcohólico. Alguna vez venía a vernos, pero nunca tuvimos relación.

Probarlo todo

A los doce años empecé a beber. A los catorce ya bebía todos los días, había probado todas las drogas que existían: la heroína, la cocaína, el speed...A los quince me echaron del colegio. Yo he sido alcohólico y drogadicto, de todo. A los 18, cuando fui a la mili, estaba alcoholizado perdido ya. Todos los días estaba arrestado. Fue en la mili, entre arresto y arresto, cuando saqué el graduado, de milagro lo tengo. No he sido vago, siempre he trabajado. Tengo diez años cotizados y otros muchos sin cotizar, porque los trabajos tampoco eran muy buenos. Trabajaba en lo que pillaba.

No es vivir

Estuve trabajando de camarero tres años y una noche que había estado trabajando dos turnos seguidos para cubrir a un compañero me cogí una borrachera... y esa noche la preparé. A la vez que el alcohol mezclé con otras drogas, tomé de todo ese día. Así que me caí   y me partí la mandíbula. Estuve día y medio de crisis. Todas las cicatrices que tengo en la cara —tiene cicatrices y la nariz quebrada— son de caídas por estar borracho.

Nunca perdí del todo el contacto con  el trabajo, no me he atrevido a dejar el curro para robar. A lo sumo algún trapicheo. Consumía y luego me deprimía. Sin embargo, no tenía sensación de estar enganchado. Hombre, tiras para adelante, tiras, pero eso no es vivir. Pierdes relaciones, sentimientos, porque el alcohol y las drogas te los anula. No sabes querer, ni llorar... Ahora mismo amigos ya no tengo. Siempre voy solo. Nunca monté una familia. Prefería la droga a ligar o la vida social. Perdí mi adolescencia, mi juventud. Era muy tímido con las mujeres. Gracias a Dios no he perdido relación con mi madre. Sigo viviendo con ella y la tengo en un pedestal. Mi hermano también tuvo problemas, pero ya lleva más tiempo que yo sin consumir.

Rehabilitación y cárcel

Fui a la cárcel porque tuve una pelea cuando consumía y, como tenía más cosas, me condenaron. Me veía que iba de culo y cuesta abajo. Pero como tardé tres años en entrar en prisión tuve tiempo de dejarlo y al entrar me había rehabilitado ya. Desde antes de la pelea cuando iba a ver a mi hermano, que había entrado en Alcohólicos Anónimos, yo le veía muy bien: “¡Qué bien estás tío!”, le decía yo. “Tendrías que probarlo”, me decía. Hasta me dio el teléfono pero yo no llamaba. Hasta que pasó la movida de la pelea, vi que no podía ser y llamé. Porque yo siempre que he consumido heroína o cualquier cosa ha sido entrando por el alcohol.

El primer día que fui llegué con un resacón que... de hecho había quedado con un amigo para irnos después de Alcohólicos Anónimos a tomar unas cervezas, ¡fíjate! Antes de entrar fue curioso porque oía risas, ja ja ja, y yo pensando: “Con lo mal que lo estoy pasando: yo me quiero reír como se ríe esta gente”. Entré y vi gente bien vestida, mayor, menos mayor, de todo. Me quedé parado en la puerta hasta que vino uno y le dije: “Creo que me he confundido”. Me dijo: “No te has confundido”. Y entré asustado, sudando. Y todos los días me decía a mí mismo: “¡Cuándo la vas a preparar, Asier!”.

Me costó tiempo entrar a un bar a tomarme un café. Luego busqué ayuda con una trabajadora social, antes de entrar en la cárcel ya empecé en algunas instituciones de ayudas. Empiezo a conocer una vida fuera del alcohol y veo que no está tan mal. Así que cuando entré en la cárcel había tenido dos años y medio de plazo y ya estaba limpio. Hace poco he dejado una relación con un amigo porque era violento. Tengo muy claro que es lo que no quiero que es volver a consumir. Yo cuando dejé el alcohol lo demás vino detrás, el alcohol era lo que me llevaba a las demás drogas.

Cuando entré en la cárcel estaba seguro de que aquello me iba a salir bien. Me presenté voluntariamente cuando me convocaron y estuve cinco meses dentro, cinco meses en régimen abierto, yendo a dormir y tres meses con la pulsera. No le pensaba dejar a mi madre que me fuese a ver porque no se llevara un disgusto. Pero una vez dentro me vi tan bien que, al segundo día, le llamé y le dije que viniera cuando quisiera. He tenido suerte. Si no llego a entrar limpio no sé lo que hubiera pasado.

Necesitaban gente en enfermería y me apunté sin dudar. Hay gente que no quiere porque en la enfermería estás en una cárcel dentro de una cárcel porque de la enfermería no puedes salir. Nunca he estado en módulos conflictivos. De hecho, me dieron el segundo grado por ser preso de apoyo en enfermería.

Hacía mucho gimnasio en la cárcel. Y cuidaba de los presos que entraban, me cuidaba de su medicación y les hacía bromas. A alguno que era bastante mayor le decía: “¡Tío, que vas a ser el abuelo preferido, que has estado en el talego!

¡Que vas a tener batallas que contar!“.

Quiero un perro

Ahora solo tengo que ir dos veces al mes a firmar pero, si estás trabajando ¿qué le dices al jefe? ¿Qué tienes que  ir dos veces al mes al médico? Yo lo que quiero es trabajar. Estar tranquilo. Y quiero una familia porque lo más importante es la familia. A mí la mía nunca me ha abandonado. Quiero una casa, un perro. Tener las preocupaciones de una persona de 40 años. Quiero empezar a ser una persona. Lo que nunca he sido. Aquí en Zubiko me han ayudado muchísimo. ¿Ves este tatuaje? —Asier tiene un tatuaje que dice “You´ll never walk alone”, cuya traducción podría ser “Nunca caminarás solo” —, pues es por gente como esta. Con la gente con la que vas es con la que conoces. Si dejas la mierda del alcohol y la droga empiezas a conocer gente buena, como esta. Desde que he dejado de beber y las drogas he vuelto a ir al monte que siempre me había encantado, en el colegio estuve en un club de montañeros. Íbamos lloviera, nevara, todos los fines de semana, pero luego la droga te lo para todo.

Cinco días para primavera Un día de estos en que iba por el monte por arriba de San Adrián oyendo la radio con los cascos, dijeron: “Quedan cinco días para prima- vera”.  Me  alegré... y dije: “¡Mira que resulta que me alegra esto!”. Porque antes todo me daba igual, mientras tuviera para alcohol y drogas. A veces pienso que estoy regresando a la niñez, que mis únicos recuerdos buenos son los que me vienen de la niñez, al pasar por el colegio y ver las ventanas...

Llevo 49 meses sobrio. Ni he tomado cocaína ni heroína, ni nada de eso. Ahora me fío de mí mismo. Puedo ir a cualquier lado y sé que no pasa nada.

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En este espacio se cuentan 27 historias de personas que han sido o siguen siendo usuarias de los servicios públicos forales encargados de favorecer la inclusión social de la Diputación de Bizkaia. Los testimonios figuran en un libro editado por el Departamento Foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación. Conviene asomarse a estas historias de vida de tanta gente que se queda en las orillas de una sociedad que va demasiado deprisa y mira pocas veces hacia quienes deja a sus costados. Los testimonios han sido transcritos con austeridad narrativa, tratando de respetar su tono. Se han respetado también algunas expresiones de jerga que utilizaron mientras se animaban, hacían chistes de su vida, miraban al techo o se emocionaban al borde de la lágrima. El objetivo de la obra es ofrecer ejemplos del destino que se da al dinero público y los efectos beneficiosos que esta inversión tiene en las personas de nuestro territorio, personas que se encuentran en alto grado de vulnerabilidad social.

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