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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

8 de marzo: el deporte a examen

El deporte ayuda al empoderamiento de la mujer.

Matilde Fontecha

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Es una satisfacción ver cómo se incrementa el número de artículos o entrevistas que analizan, desde la perspectiva feminista, todo tipo de temas: economía, artes, empleo, violencia, maternidad, iglesias, literatura, migración, sexualidad, otras culturas…

Todos, excepto el deporte, que se ha quedado en el tintero.

Pensaba en ello, cuando el pasado día 5 saltó a los medios la noticia de un conflicto, entre dirigentes del fútbol, que atañe a los equipos de mujeres. De esta noticia destaco un proyecto que tienen sobre la mesa para mejorar las condiciones laborales de las futbolistas: un salario mínimo, el cobro de derechos televisivos y un fondo de ayudas sociales. Ahora, esperemos que se materialicen estas medidas, porque la inversión económica es imprescindible para atenuar la discriminación de las mujeres en el deporte.

Quizá, estos cambios sean consecuencia de lo ocurrido en el partido de fútbol entre dos equipos de mujeres –Athletic y Atlético de Madrid– que reunió en el estadio San Mamés a 48.121 espectadoras y espectadores.

De cualquier manera, son dos hechos sin precedentes que han visibilizado a las deportistas y procurado modelos de referencia para las niñas.

Por otro lado, La Real Sociedad presentó hace unos días un plan para la igualdad –en el que llevan trabajando más de dos años– con una interesante proyección futura. Entre las acciones llevadas a cabo, destaca la formación en temas de género y deporte. 

A pesar de valorar las acciones mencionadas como muy positivas y sin mermar un ápice la ilusión y expectativas que han generado, quisiera alertar sobre el espejismo que puede deslumbrarnos, para lo cual, el mejor antídoto es mantener una postura realista y seguir reivindicando la igualdad de derechos de todas las deportistas.

El deporte es una institución a la que, como pago al gran papel que desempeña en mantener el orden patriarcal, se le permite funcionar al margen de las normas sociales. Por tanto, la igualdad de género es un asunto que le produce cortocircuito.

A lo largo de mi vida profesional, cuando he intentado tender puentes entre deporte y feminismo me he topado con la falta de interés y el rechazo mutuo. Tiene lógica que el deporte, anclado en los valores masculinos a ultranza, rehúse poner en práctica acciones contra la discriminación de género o contra la homofobia. Sin embargo, que el feminismo no aborde el tema del deporte, sigue resultándome incomprensible, porque el deporte es una potente máquina de generar desigualdad; hoy en día, la herramienta más eficaz en mantener los roles de género tradicionales.

Existen muchos motivos para abordar este asunto. Señalo los tres más importantes:

  1. Las mujeres en el mundo del deporte (deportistas, entrenadoras, árbitras, técnicas, periodistas, médicas, fisioterapeutas…) soportan una situación que sería impensable en otros ámbitos sociales.
  2. El deporte discrimina a todas las niñas y mujeres, debido a la gran influencia que tiene sobre el pensamiento de la población. Invade nuestros hogares, inoculando la creencia de que es cosa de hombres, que las mujeres no están capacitadas.
  3. El empoderamiento de las mujeres conlleva el control de su cuerpo, de la competencia motriz, del desarrollo de las capacidades del movimiento, que se adquieren a través de la práctica físico-deportiva.

Todos los estudios coinciden en que existe una gran desigualdad entre mujeres y hombres en la práctica físico-deportiva. La práctica que realizan las mujeres –desde el deporte escolar hasta la élite– es inferior en nº de practicantes, tiempo, variedad, calidad e inversión económica.

Algunos números:

  • Según una investigación reciente, la presencia de mujeres deportistas en los medios de comunicación es del 5 % frente al 95% de los varones.
  • En los últimos 20 años, las licencias federadas de mujeres se mantienen entre el 18 % y el 21 %.
  • En el deporte élite, las mujeres suponen el 20 %.
  • En los altos cargos del Comité Olímpico Español, federaciones, clubes, no alcanza el 10 % y al aumentar la categoría, desciende hasta el 3 % en el Comité Olímpico Internacional.
  • Las facultades de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte llevan más de una década perdiendo proporción de alumnas, en algunas universidades hasta el 50 %.

En un análisis cualitativo, vemos que las mujeres, en general, realizan actividades individuales, en entornos cerrados y cercanos; rara vez en contacto con la naturaleza; apenas hacen deporte de equipo.

El motivo prioritario de ellas para la práctica físico-deportiva es adelgazar, para ellos, disfrutar y relacionarse con los amigos.

Este aspecto que denomino 'Sufrimiento versus placer' es una de las claves de la desigualdad. Los hábitos se adquieren, sobre todo, antes de la adolescencia y a través de experiencias placenteras, lo que le ha sido negado a la mayoría de las niñas.

Las deportistas de élite, en mi opinión, cargan con la peor parte. Veamos algunos aspectos de la discriminación que soportan:

  • La económica, que va desde los sueldos hasta comportamientos de los clubes que humillan a las deportistas. Pondré dos ejemplos:

El FC Barcelona realizó en julio de 2018 una gira mixta  con las jugadoras y los jugadores de los primeros equipos de fútbol. Viajaron a EEUU, ellos, en primera clase, ellas, en turista.

El Valencia, a finales de octubre de 2018, viaja con los equipos de mujeres y hombres a jugar a Bilbao. Se desplazaron por separado: ellos, en avión, ellas, en autobús.

  • La cosificación de los cuerpos de las deportistas, su utilización como reclamo sexual por parte de los medios las denigra como mujeres y como profesionales, al anteponer sus características corporales a su pericia
  • Los mandatos culturales actuales con relación al cuerpo de las mujeres cobran mayor relevancia en el caso de las deportistas, cuyo cuerpo es el instrumento básico de su actividad y su trabajo.
  • La lesbofobia y la exclusión de quien no se ajusta a la sexualidad normativa.
  • En medicina deportiva y fisiología del esfuerzo no se investigan las características de las mujeres.
  • Cuando una deportista de élite se queda embarazada no se actúa desde la ciencia, sino desde el paternalismo y la ignorancia.

El últimos aspecto del mapa de la desigualdad que voy a mencionar, el más grave, es la violencia sexual, que ha estado normalizada. En España no existen investigaciones al respecto porque los señores del deporte aseguraban que “eso aquí no pasa”. Ahora, no pueden negar los hechos, pero no facilitan la posibilidad de investigarlos.

Por suerte, tenemos estudios o acciones internacionales que pueden orientarnos:

  • Las investigaciones acerca del acoso y abuso sexual en el deporte, realizadas en casi todos los países de cultura occidental, indican que esta lacra está generalizada.
  • Al finalizar 2018, coinciden dos hechos históricos: uno, el gobierno de Australia, tras una investigación oficial, pidió disculpas por la existencia de abuso sexual en diversas instituciones, entre ellas las deportivas; dos, EEUU aporta nuevos datos de una investigación sobre pederastia, que pone uno de sus focos es el deporte.
  • En Islandia, las deportistas han salido en bloque a la calle a denunciar el acoso sexual en el deporte, alentadas por el Me Too.
  • En enero de 2019 hemos conocido que las deportistas de Corea del Sur han denunciado abusos sexuales sistemáticos.

A pesar de estos datos, hay quienes, desde la tarima de un congreso de Mujeres y Deporte –deportistas, periodistas o ponentes–, proclaman que hemos mejorado mucho, pero que conseguir la igualdad en el deporte es cuestión de tiempo. Estas dos falsas afirmaciones vienen repitiéndose como un mantra desde hace décadas. Son argumentos peligrosos porque desmontan la lucha por la igualdad y validan y disculpan el mal hacer de la Institución Deporte. Además, indica falta de formación en género y falta de criterio, al ignorar que en lo referente a los derechos de las mujeres el paso del tiempo no soluciona nada, a no ser que el tiempo se llene de acciones.

Termino con un deseo: este 8 M, entre la marea de eslóganes, proclamas o carteles, me gustaría ver alguno de estos lemas:

Igualdad en el Deporte

#Me too las deportistas

No al abuso sexual en el deporte

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