La asociación agraria Asaja Extremadura prevé una producción de corcho por debajo de la media de los últimos años, con una obtención de entre 15.000 y 20.000 toneladas en esta campaña, cuando la media está en 24.000 toneladas. No obstante, su alta demanda provocará que tenga un impacto económico de 72 millones de euros aproximadamente, según estima.
Así lo ha indicado su presidente, Ángel García Blanco, antes de la inauguración de la Jornada Anual del Corcho en Cáceres, junto al ingeniero industrial del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex) Fernando de Miguel Villanueva.
En este encuentro, investigadores del Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal de Cicytex han informado a los socios sobre el comportamiento del mercado de corcho en la región, así como del desarrollo del proyecto del Grupo Operativo de la Seca de la Encina y el Alcornoque (Goseca), formado por Asaja y Cicytex para articular medidas preventivas contra esta enfermedad considera el cáncer de la dehesa.
En cuanto al destino final del corcho, Fernando de Miguel ha explicado que, principalmente, es utilizado para la fabricación de tapón natural y, en menor medida, para la producción de tapón champán y tapón aglomerado. Otros usos que se dan a este material son el parqué y aglomerados decorativos y de aislamiento.
Incremento de precios
Los datos de producción son más bajos que los del año pasado, cuando se obtuvieron 21.000 toneladas (también por debajo de la media), “gracias una climatología razonadamente buena”, pero, a su vez, el 95 por ciento de los productores tienen vendido el producto, según García Blanco.
“En esta ocasión probablemente haya demanda insatisfecha”, ha señalado de Miguel, que ha incidido en que “es un año realmente atípico” porque los precios pueden situarse en un 30 por ciento más que en la campaña anterior, lo que se traducirá en un fuerte impacto económico para los productores y la región.
En Extremadura se explotan anualmente entre 800 y 1.200 fincas para la saca de corcho, según datos de Asaja.
De Miguel también se ha referido a las fases de la detección precoz, diagnóstico, mapa de las zonas de riesgo, control de las fuentes y de los vectores de propagación, protección y mejora de la resistencia de la masa; erradicación del patógeno que provoca la enfermedad y restauración de los focos.
“La seca es un problema mundial y lo más importante es identificar los focos que haya, pero actualmente, no hay ninguna solución radical contra esta enfermedad”, ha concluido De Miguel.
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