Puede que María Guardiola se esconda en ese proceso de “escucha” ficticio para evitar mostrar su verdadera falta de proyecto para Extremadura, tutelado desde fuera, como se ha proyectado en los dos años y medio de gobierno. Puede que no tenga argumentos coherentes para explicar lo hecho y, sobre todo, lo dejado de hacer en este tiempo convulso de ruidos más que de nueces.
Cada uno elige ser dueño de sus silencios, pero también cada cual interpreta los silencios del otro. En el caso de Guardiola, solo la escuchamos en medios muy seleccionados —OK Diario— previamente regados con financiación institucional. RTVE, un medio público de todos, es un peligro para ella y para el PP; no vaya a aparecer una Silvia Intxaurrondo que frene los bulos disfrazados de argumentos.
Su silencio transmite un programa y un currículum oculto, difícil de explicar y aún más de defender. Ha sido la única presidenta de Extremadura incapaz de aprobar unos presupuestos, ni siquiera debatidos. Convocó elecciones con un argumento pueril, a un coste de más de cinco millones para los extremeños, paralizando el trabajo parlamentario y dejando iniciativas vitales en un cajón. Extremadura se convirtió en “conejillo de indias” para que Feijóo intentara acabar con el sanchismo.
¿Cómo explicar en un debate público la renuncia a una condonación de deuda autonómica de 1.700 millones ofrecida por el Gobierno central, que habría mejorado rápidamente los servicios públicos de la región? ¿Cómo justificar el deterioro de la sanidad pública mientras el grupo privado Quirón se expande en Cáceres, Almendralejo, Don Benito y Badajoz? Yo mismo, viviendo en Plasencia, he tenido que trasladarme en transporte propio para pruebas médicas derivadas por la sanidad pública a clínicas privadas.
Del presupuesto sanitario de 2024, más de un tercio en operaciones y diagnósticos se destina a empresas privadas, mientras se renuncia a condonaciones de deuda y se aprueban rebajas fiscales de siete millones para 1.200 familias con rentas altas. A esto se suma la reducción de gravámenes a la Central de Almaraz, que supondrá entre 15 y 45 millones en beneficios para las eléctricas. En las residencias de mayores, una plaza concertada cuesta el doble que una pública: 26.000 euros frente a 13.000.
Guardiola ha inaugurado infraestructuras proyectadas por Guillermo Fernández Vara, incluso antes de estar finalizadas, como el Puente de Alcántara. ¿Cuáles son las obras propias que dejará como legado? Su gestión ha sido inacción y conflictos sectoriales: caos en el transporte escolar, bloqueo a la homologación salarial de 16.000 docentes, trabas a los regadíos, impulso de universidades privadas en detrimento de la pública y planes de vivienda sobre terrenos que ni siquiera son de titularidad pública.
¿Cómo explicar su inevitable maridaje con VOX? Abascal ya amenaza con que entrará “por el aro”. Negación de la Agenda 2030, eliminación de la Consejería de Igualdad, políticas contra inmigrantes en una región envejecida, y una Ley de “Concordia” que deroga la Ley de Memoria Democrática de 2019, negando verdad, justicia y reparación.
En empleo, Extremadura alcanza cifras históricas gracias a medidas del Gobierno central: reforma laboral, subida del SMI, pensiones y prestaciones. Poco puede atribuirse a su gestión, salvo nombramientos familiares y obstáculos a medidas contra la subida del coste de la vida.
El partido de Guardiola es el mismo que el del novio de Ayuso, el “Ventorro” de Mazón o los cribados de Moreno Bonilla. Estamos avisados.
Qué tiempos aquellos cuando María Guardiola pedía un debate “cara a cara, para confrontar modelos”. Tenía razón: dos modelos, derechos o derechas.