Los huesos de santo resisten el mordisco de Halloween
Aunque ‘Halloween’ y sus zombies siguen mordiendo muchas de las tradiciones cristianas, los huesos de santo, el dulce más típico del Día de Todos los Santos, resisten en estas fechas, aunque bien es cierto que merced a los más mayores.
Aunque conozcan de antemano la respuesta, pregunten estos días a cualquier niño si sabe lo que es un hueso de santo y si prefiere que “la paga” se gaste en este dulce o en un disfraz de bruja o de diablo.
Si no la tendencia no cambia, dentro de unos años nuestros niños tampoco sabrán que es costumbre en la tradición cristiana del 1 de noviembre depositar flores en los cementerios, y mucho menos de quién fue Don Juan Tenorio y que hacía éste en el camposanto en la citada noche.
A partir de pasta de almendra
La globalización del fenómeno comercial de Halloween alcanza ya cuotas tan amplias, que se podría decir que sólo las pastelerías, los cementerios, el personaje de Zorrilla y el recuerdo por los seres queridos que ya se fueron mantienen las viejas tradiciones de la Festividad de Todos los Santos.
Sin embargo, los huesos de santo resisten, un manjar al alcance de todos que siguen ofreciendo muchas pastelerías y hornos tradicionales de Extremadura.
Elaborados con pasta de almendra, de color blanco pálido y forma alargada y cilíndrica, este dulce es reclamado y su tradición se mantiene. “Forman parte de la tradición de estos días, como el turrón a la Navidad”, ha dicho a EFE María del Carmen Antón, propietaria de la confitería emeritense “Gutiérrez”, establecimiento fundado en 1827.
Desde hace dos semanas vende este dulce a clientes de todas las edades, si bien es cierto que el mayor número de compradores tienen más de 40 años. “Se siguen vendiendo, como siempre ha ocurrido, y no hemos notado un descenso”, ha añadido.
Arropados por sus hermanos en estos días, los buñuelos, los huesos de santo siguen siendo algo imprescindible en el postre de numerosos hogares cacereños y pacenses.
“Yo diría que sus ventas han aumentado en los dos últimos años”, ha manifestado María, dependiente de una pastelería familiar ubicada en Badajoz. Sus palabras coinciden con la llegada de un cliente que pide “una bandejina” de huesos.
Historia de Halloween
La transformación de esta festividad a lo largo de los siglos no ha sido paulatina, pues “el mayor bocado” a este espíritu religioso se produjo sin querer en la segunda mitad del siglo XX cuando “la exportación” del fenómeno Halloween cruzó océanos y fronteras.
Algunos estudiosos indican que la noche del 31 de octubre era una de las citas festivas más importantes de la cultura celta, en la que, bajo el nombre original de “Nos Galan-gaeaf”, algo así como la noche de las calendas, se recibía al invierno y se decía adiós al verano.
Al parecer, en esta noche se celebraban grandes fiestas a las que también se invitaban a los seres que habían pasado a mejor vida.
Para indicarles dónde eran los festines, se encendían hogueras y se preparaban grandes manjares en señal de hospitalidad, un apunte que los investigadores entienden como el origen de “las calabazas encendidas” de Halloween.
No obstante, la mayoría de los escritos reflejan que la noche del 31 de octubre permitía, según la tradición celta, una comunicación fluida entre la vida terrenal y el más allá.
Posteriormente, la cultura cristiana, según destacan algunos autores, intentó desvirtuar este significado de la última noche pagana del mes de octubre con la celebración de una festividad al día siguiente, la de Todos los Santos, en la que se honra y recuerda a los ya fallecidos.
Sea como fuera, esa tradición celta viajó hasta los Estados Unidos con los primeros colonos, quienes a esas horas nocturnas y a esa fiesta ya la denominaban “All-hallow even”, víspera del día de Todos los Santos.
Y a todo ello se suma Hollywood y su poder de exportar elementos y costumbres en formato cine. La conocida “Noche de Halloween” está dando calabazas a la “Festividad de Todos los Santos”.