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Ribera Salud rompe la negociación con el Centro Gallego de Buenos Aires y pone en riesgo su gran patrimonio cultural

Sede del Centro Gallego de Buenos Aires

Miguel Pardo

Parecía un mal menor para la delicada situación del histórico Centro Gallego de Buenos Aires y su centenaria sede. En la asamblea extraordinaria celebrada hace un mes, los representantes de los socios acordaron autorizar el inicio de las conversaciones para la venta del inmueble y de la gestión sanitaria al grupo formado por la entidad española Ribera Salud y la Fundación Favaloro argentina. Sería la manera de salvar los empleos actuales, la atención sanitaria de los asociados que aún quedan y el importante legado histórico y artístico de la institución, que incluye 20.000 libros, importantes obras de arte, fonoteca, teatro y piezas de elevado valor simbólico.

Pero ni la empresa con sede en Valencia ni la entidad bonaerense han aceptado las condiciones estipuladas por la representación de la diáspora gallega y dan por rotas las conversaciones, lo que deja la histórica institución de la emigración al borde de la liquidación y en grave peligro su importante patrimonio.

La respuesta del grupo Ribera Salud, envuelto en polémicas por su modelo sanitario público-privado aplicado sobre todo en la Comunitat Valenciana, llegó por carta el pasado lunes. En un tono duro y amenazante, Alberto de Rosa, consejero delegado, se dirige al interventor del Centro Gallego para mostrarle su “sorpresa” por el “contenido” de su misiva, donde le explicaba las condiciones expresadas por la asamblea para aceptar el inicio de la venta y que estarían, súng dice, “muy alejadas de las conversaciones mantenidas últimamente”. La respuesta de la Fundación Favaloro, idéntica y literal, llegó un día después.

En las negociaciones mantenidas con los administradores del Centro Gallego -intervenido por el Gobierno argentino desde hace cinco años, con una grave crisis económica y asistencial e importantes deudas tanto a trabajadores como acreedores varios- Ribera Salud había puesto como condición la “adquisición del inmueble, debiendo negociar el importe en base al valor en libros revisable y plazo de pago”. Además, había aclarado que el inicio de la actividad tendría que ser “libre de cargas y deudas de todo tipo, asumiendo la nueva sociedad la única responsabilidad sobre la gestión realizada por esta”. La cantidad prevista a pagar era de 42 millones de euros y las negociaciones durarían un mes.

Tras la celebración de la asamblea, sus representantes replicaron con una propuesta por la que la compradora debería, entre otras cosas, asumir y contratar a todo el personal actual “respetando sus condiciones laborales, remuneración, antigüedad y cargo”, así como “asumir la atención a perpetuidad de los socios actuales del GGBA, que tendrán derecho a las mejores prestaciones y cobertura sanitaria” y asegurada su atención médica y que pagarán la misma cuota, al margen de los aumentos que se fijen por las instituciones.

Respecto a todo el patrimonio cultural, histórico y artístico que guardia el CGBA, Ribera Salud se había limitado a decir que iba “velar” por él y “potenciarlo”. La asamblea exigió que la empresa compradora “otorgue gratuitamente y a perpetuidad” a la asociación mutual del Centro Gallego las dependencias del Teatro Castelao, la sala de sesiones, presidencia y Ramón Otero Pedrayo y “todas aquellas destinadas a preservar el patrimonio histórico y cultural” como “la pinacoteca, biblioteca y demás obras de arte”. Además, requería que se permita el funcionamiento de la asociación en las instalaciones, siendo esta siempre la propietaria y “quien defina en su caso el destino definitivo” de todo el patrimonio, “no pudiendo trasladarse fuera de la Argentina”.

En cuanto al histórico inmueble, la asamblea había advertido de que Ribera Salud debería “abonar el valor correspondiente a la cancelación de todos los pasivos actuales, futuros y/o contingentes, debiendo subrogarse los deberes del CGBA y ocuparse de la cancelación de estas”. En su respuesta, el grupo español y Favaloro “entienden” que los mutualistas “aprobaron una posición que nada tiene que ver con las conversaciones mantenidas hasta la fecha”. “Por esto, nos es imposible continuar con las mismas, lo que comunicamos a través de esta carta para no demorar las decisiones que tengan que tomar”, insisten.

En esas decisiones a tomar se vislumbra la posibilidad de liquidación del Centro Gallego, con el que eso supondría para los trabajadores, para los millares de socios que todavía quedan y para todo el legado histórico, artístico y cultural que posee. Así, fuentes jurídicas conocedoras de la negociación aseguran a Praza.gal que todo ese patrimonio podría acabar siendo garantía de los acreedores o pasar directamente a manos del Estado argentino.

Las cartas enviadas por Ribera Salud y la Fundación Favaloro dan por rotas las negociaciones e insinúan el difícil panorama para la más importante institución de la emigración gallega en el mundo. “Les agradecemos la oportunidad de haber podido dialogar y evaluar alternativas para el Centro Gallego de Buenos Aires y les deseamos la mayor de las suertes para el futuro”, concluyen.

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