“Se ha banalizado la información. Se confunde comunicar en las redes sociales con hacer periodismo”
“La precariedad es muchísimo mayor de lo que era antes. Se están pagando cantidades ridículas en conflictos que exigen una inversión mucho mayor. Es el caso de Somalia, por ejemplo. Allí la situación es tan violenta que necesitas llevar permanentemente un escolta, que cobra tres mil euros al mes. Un periodista freelance, que cobra cuatro o cinco veces menos que esa cantidad y no puede pagarla, no sé como puede sobrevivir día a día. Es un milagro”. Javier Espinosa, periodista de El Mundo, fue reconocido este año con el Premio José Couso de Libertad de Prensa, junto con Ricardo García Vilanova (vídeo-reportero freelance) y Marc Marginedas (periodista de El Periódico). Fueron secuestrados el pasado año en Siria mientras hacían su trabajo, permaneciendo durante más de seis meses retenidos y con escasas informaciones sobre su estado.
Nunca fue fácil la profesión de periodista de guerra, pero las condiciones han empeorado mucho en los últimos años. Por un lado económicamente, con sueldos más bajos, una menor aportación de elementos de apoyo, y cada vez más freelances, periodistas que acuden a un conflicto con sus propios medios y después negocian la venta de informaciones concretas. En el marco de la crisis que sufren las empresas periodísticas, estas llevan años deshaciéndose de corresponsales en el extranjero, de enviados especiales, de reporteros en áreas de conflicto, de aquello que podía aportar una información especializada y propia a un medio de comunicación, de aquello que constituye (o así debería ser) el meollo de su negocio. “Se ha precarizado el reportaje de conflictos hasta el extremo de que haya medios que digan que no quieren trabajar con freelances por el riesgo que pueden correr. No el riesgo personal de los freelances, sino el riesgo para los medios de que puedan incurrir en algún tipo de responsabilidad legal si el periodista muere”, señala Javier Espinosa. El galardón, de hecho, cuenta con una mención especial a Ricardo García Vilanova, por su trabajo como reportero freelance “sin tener la cobertura de un gran medio detrás”.
Sorprende que en un tiempo en el que se han multiplicado los medios tecnológicos para elaborar y difundir la información, haya cada vez más conflictos de los que se informa peor de lo que se hacía hace diez, veinte o treinta años. La premiada el pasado año, la también reportera de guerra Mónica García Prieto (esposa de Javier Espinosa), destacaba que “la única forma de reducir la propaganda en una guerra es que haya muchos periodistas sobre el terreno”. De otro modo, ausentes los periodistas, lo que domina es la propaganda de uno u otro bando, difundida a través de sus medios oficiales, de dos o tres agencias de información, y muchas veces a través de las redes sociales por los propios activistas de las partes enfrentadas.
“Se ha banalizado mucho la información. Se está confundiendo el hecho de comunicar, a través de las redes sociales, con hacer periodismo”, denuncia Espinosa, quien concluye que “Facebook o Twitter nunca serán periodismo, simplemente son vías de comunicación. Pero la gente comienza a aceptar eso como información, como periodismo. Y también los grandes medios, por ejemplo la BBC, que instan a la gente a que envíen fotos de los conflictos. ¿Cómo puedes comprobar que esa foto es real, que fue obtenida en ese lugar o que no fue manipulada? Y eso puede aplicarse también al activismo de la gente que escribe en facebook o twitter: 'Ha habido un ataque y ha muerto tanta gente'. ¿Cómo puedes asegurar que eso es cierto?”. Espinosa añade que “evidentemente el hecho de que seas periodista no significa que sea 100% real todo lo que escribes, porque hay periodistas que son unos golfos. Pero se sobreentiende que el periodista tiene una formación y una honestidad que no buscan ni el activista ni el ciudadano de a pie”.
Espinosa denuncia que “más del 90 por ciento de la información en Siria es realizada por freelances”, en el mejor de los casos, o por “activistas comprometidos con una parte, que a veces difiere con la honestidad del informador”. El periodista advierte en los últimos años “un retroceso muy acentuado” de la calidad y de la libertad del periodismo en España, lo que “debilita la democracia” y que es consecuencia, a su juicio, “de las presiones tremendas del establishment político y económico sobre los medios y los periodistas”.
¿Por qué seguir haciéndolo, entonces? Este miércoles todos y todas las periodistas les preguntamos a Javier Espinosa y a Ricardo García Vilanova si después de lo que había sucedido tenían intención de regresar a Siria o de seguir cubriendo conflictos bélicos. “Javier tiene que preguntárselo a su mujer y yo a mis padres”, dijo Ricardo García Vilanova. Pero la respuesta de ambos era un rotundo “sí”. “Tú vas allí a explicar lo que sucede, lo que les pasa a esas personas. Si no tienes esa motivación, no estarías allí”, señala García Vilanova. “Hay que darles a las víctimas de los conflictos la posibilidad de quejarse. Y documentar lo que pasa, para que por lo menos se sepa quiénes son los responsables de esos conflictos”, añade Javier Espinosa. “En el caso de Irak se sabe quiénes fueron los responsables, aunque no hayan sido juzgados y sigan dando conferencias por ahí y ganando millonadas. Pero sabemos sus nombres, sabemos que fueron George Bush, Tony Blair y José María Aznar, y siempre que van a un sitio hay alguien que les recuerda que fueron los responsables”.
Durante el tiempo que duró su secuestro, Mónica García Prieto, esposa de Espinosa, grabó un difundido vídeo, dirigido a sus captores, en el que recordaba el trabajo que ella y Espinosa llevaban meses realizando en defensa del pueblo sirio, de sus habitantes: “a pesar del riesgo, antepusimos vuestra tragedia a nuestra propia vida con el único objetivo de erguir la conciencia colectiva sobre los acontecimientos en Siria. Hemos dedicado los últimos tres años a darles voz a las víctimas”.
Siria, guerra olvidada
Hace ya un tiempo que el conflicto sirio no ocupa las portadas de los medios. Ha sido sustituido por Ucrania y por otros temas de más actualidad, y más adelante será otra guerra la que ocupe este lugar. Javier Espinosa denuncia que, en realidad, “lo que sigue pasando en Siria le preocupa a muy poca gente en España”, y apunta que se trata de una tendencia reproducida en muchos otros conflictos cuya duración se extiende en el tiempo: “pasó en Irak y en otros, a partir del segundo o tercer año, los periodistas comienzan a marcharse y la guerra queda totalmente olvidada”.
Es, además, muy pesimista con respeto al futuro de esse país: “Creo que la guerra va a durar muchos años y que Siria necesitará más de medio siglo para recuperarse. El país está asolado, es un caos absoluto. Lo vi en otros conflictos: ahora la única solución es el tiempo, que la gente se canse de matar y de que los maten. Los señores de la guerra, tanto del régimen como de la oposición, no tienen intención de parar de momento, así que la guerra continuará”.
Couso, presente
Espinosa y García Vilanova recogieron el galardón en una ceremonia que se celebró en el Teatro Jofre, en Ferrol (Marginedas no pudo acudir por problemas de agenda). Previamente, realizaron una ofrenda floral ante la estatua Ás Ceibes (“Alas Libres”, de la que se les entrega una réplica a los premiados), dedicada a la Libertad de Prensa y, muy especialmente, a la memoria de José Couso, el cámara ferrolano asesinado en Irak por el ejército norteamericano hace 11 años.
En la rueda de prensa que por la mañana los dos premiados ofrecieron en la sede del Ayuntamiento de Ferrol junto con los representantes del Colegio de Periodistas, Xosé Manuel Pereiro, y del director territorial de La Caixa en Galicia, Marc Arthur Benhamou, el alcalde de Ferrol, José Manuel Rey Varela, se refirió al caso Couso, destacando que “la información es más que un derecho democrático, es una necesidad de vital importancia”. Rey Varela denunció la “impunidad” y exigió que “se esclarezcan de una vez por todas las causas de su muerte”. El regidor del Partido Popular parecía olvidar o ignorar que la investigación, iniciada por el juez Pedraz, fue obstaculizada durante años por la acción de los gobiernos de PSOE y PP, y más recientemente por la reforma de la justicia universal impulsada por los populares, que limita de forma legal las opciones de juzgar este caso desde España.
Ricardo García Vilanova y Javier Espinosa destacaron que, precisamente por el homenaje a José Couso, “este es un premio muy especial, que valoramos más que otros”. Espinosa añadió que “Couso era un periodista que estaba haciendo lo que nosotros creemos que tiene que hacer un periodista: estar sobre el terreno para contar lo que pasa y para documentar los terribles efectos que puede tener un conflicto”.