CORA, el pop sanador nacido de la semilla que dejó Antonio Vega
La historia de CORA y de su nuevo disco El cuarto dorado, que en unos días verá la luz, seguramente comienza musicalmente en una noticia impactante que se produce en mayo de 2009: la muerte del músico Antonio Vega. “En ese momento yo estaba a punto de hacer la selectividad, las pruebas de acceso a la Universidad, y se murió Antonio Vega. Yo lloraba muchísimo con mi madre, que era muy fan y me lo inculcó. Decidimos coger un bus desde Pontevedra y nos fuimos a la sede de la SGAE a dejarle flores”, rememora Cora Velasco, ahora la mitad del proyecto CORA. La artista, que entonces tenía 17 años, abandonó unos días la concentración de su preparación en el instituto, donde justificó que debía ausentarse porque se le había muerto un familiar: “Pero llegué a Madrid, a la entrada de la capilla ardiente, y me hicieron una entrevista. Salí en todas las teles de España y me vieron todos en Pontevedra, claro. Al llegar me preguntaron con sorna, ¿pero no era un familiar?”.
Posiblemente sin la figura de Antonio Vega y su música CORA no habría hecho todo lo que vino después. Porque Antonio no sería un familiar de sangre, como ella contó como mentira piadosa en el instituto, pero a veces uno encuentra tanta calidez y tanta cercanía en un puñado de canciones o en la idea musical de un artista que acaba considerándose descendiente de esa estirpe. “Es indiscutible que su música siempre ha sido una línea que ha vertebrado mi vida”, explica.
Aunque este sería su cuarto disco por orden cronológico, la artista da un tratamiento iniciático a esta comunión musical con su nuevo compañero de viaje, el músico Carlos Gil. “Claro que he hecho discos anteriores, pero este yo lo considero mi primer disco. Es mi primer trabajo elaborado en dos años y medio, un disco de verdad, con un trayecto largo, pero que disfrutamos muchísimo haciéndolo”, manifiesta Cora Velasco, que no oculta lo decepcionante que le resultó el proceso en otras producciones anteriores. “Por primera vez en mucho tiempo he tenido una sensación diferente, de tener el control del disco, cuando antes tenía la sensación opuesta, de que tomaban el control por mi”, confiesa.
Un trabajado marcado por la maternidad
Cora Velasco (Pontevedra, 1991), ha creado con su media naranja musical, Carlos Gil (Vigo, 1993), un disco de 11 canciones de un pop sanador, cuyas letras se mueven entre la fina línea que aquí separa la inquietud de la luminosidad, marcado por “una etapa convulsa que va de la desaparición de mi madre a mi maternidad y que influye en el proceso creativo”.
El tema que da título al disco, El cuarto dorado, marcado por la maternidad de la artista, es seguramente el más emocionante, en un viaje creativo sobre el que planean los cuidados y las pérdidas. La más importante, la de su madre Malú Pedrosa en 2022, que regentaba el Bar Pavero, un local emblemático de Pontevedra. Además de ser una reconocida activista a favor de los animales y militar en la Plataforma Antitaurina de la ciudad, su madre le inculcó parte de su amor por la música y una pasión compartida por Antonio Vega.
En El cuarto dorado hay 11 temas cincelados la mayoría por sus dos componentes. “Y algunos que hice poco a poco, pero ya no son solo míos, son de ambos por todo lo que ha aportado Carlos”, explica Cora Velasco. Un pop plácido, con letras sobre temáticas aparentemente ingratas, pero donde siempre acaba habiendo una grieta por la que se cuela un haz de luz que te abraza. “Un amigo nos dijo que este disco era ultrapop y nos gustó la definición. Hay un estilismo pop, un juego con los timbres, con el pop como punto de partida”, explica Carlos Gil. Pero de fondo, se detectan otras capas. “No renunciamos al jazz o a la canción de autor”, anticipa Gil, músico con formación de música clásica, que se ha nutrido en tríos y cuartetos de jazz y también ha filtreado con la canción de autor. Habitualmente es músico de formaciones que van de Luis Fercán a Monoulius Dop.
Todas las canciones son obra de los dos componentes, excepto una, la sorprendente revisión del pasodoble Suspiros de España, que en los años 30 del pasado siglo había popularizado Estrellita Castro. “Nos han llegado algunas críticas de índole política, quizás asociando la canción al franquismo, pero lo cierto es que era una canción que cantaban mucho los republicanos en el exilio”, matiza Cora Velasco.
Ya en el anterior disco que firma como Cora Sayers, Sortilegios (2019), la artista también había grabado otra versión, su singular adaptación de Arponera, de Los Esclarecidos, una pequeña obra de orfebrería del pop español de los 80. Aquel disco que la autora prefiere dejar atrás, contiene sin embargo un puñado de muy buenas canciones pop, que precisan revisitarse. Especialmente la vibrante La Delicadeza, que la artista pontevedresa compuso en honor de su admirado Antonio Vega.
“En ese disco, Sortilegios, toqué con ella guitarras y teclados, grabé el disco y estaba en la banda y de ahí sacamos conocernos bien”, rememora Carlos Gil. En ese momento, Cora Velasco descubre que quiere dejar la guitarra a un lado y atender solo al micro, a cantar. “Ahora somos dos y tenemos las ideas claras. No quiero tocar con otra persona ni con otras canciones, ni quiero estar pendiente de la guitarra ni tocarla en el escenario. Grabamos en un estudio en su piso, disfrutamos mucho y fue una gran experiencia”, reflexiona sobre este encuentro.
Esta simbiosis y conexión entre ambos se observa también en los vídeos musicales que han comenzado a lanzar de apoyo a sus temas. En ellos, pasa a primer plano la Cora Velasco que un día se formó como actriz en Madrid en el prestigioso Estudio Corazza, cuyo creador Juan Carlos Corazza ha formado a decenas de reconocidos actores, comenzando por Javier Bardem. Después de su formación, actuó en algunos cortometrajes y puntualmente en alguna serie de TVG y también se formó en Turismo. “Hemos disfrutado también en los clips. Nos gusta inspirarnos en recursos estéticos cinematográficos, inspirados por autores como David Lynch”, indica.
El pop sanador de El Cuarto Dorado, verá la luz el 10 de octubre y poco a poco irá esparciendo sus buenas vibraciones. Por ahora ya tiene varias fechas cerradas en Galicia. El 12 de octubre estarán en el Solidarity Fest de Cambados, el 16 de en Don Giorgio en A Coruña y el 11 de diciembre en O Transistor de Bertamiráns. En 2026 continuarán su gira con actuaciones programadas en Toledo, Badajoz o Zaragoza.
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