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Los 'Feijóos' de Compostela fallan dos veces

Feijóo, Rajoy y Conde Roa, en un mitin en 2011

David Lombao

En septiembre de 2010 el PP gallego estaba todavía subido sobre la ola de su victoria autonómica, lograda un año antes y amplificada por el giro radical del Gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero para aplicar el paquete de recortes dictado desde Bruselas. En aquel contexto, los conservadores convocaron un “gran acto municipalista” en el recinto ferial de Silleda. El entonces portavoz del partido, Antonio Rodríguez Miranda, explicaba que la intención de la fiesta-mitin era provocarles “miedo escénico” a PSdeG y BNG, un “acto que inquiete a nuestros contrincantes” y deje claro que su partido iba a presentar a las municipales de 2011 a “315 Feijóos frente a 315 Zapateros”. Tres años después del recambio, la capital de Galicia acaba de observar cómo tiene que soltar el bastón de mando su segundo Feijóo fallido en lo que va de mandato y se convierte en el escenario de la peor crisis política para el Feijóo real, el presidente de la Xunta, desde la polémica por la publicación de las fotos con el narcotraficante Marcial Dorado.

La apuesta del jefe de filas de la derecha para la capital de Galicia fue arriesgada desde un inicio. A pesar de las voces que lo advertían del riesgo, Feijóo apostó por que Gerardo Conde Roa repitiese como candidato y lo apoyó personalmente, también en público. En un desayuno informativo con su aspirante a la alcaldía compostelana, el titular de la Xunta prometía un gobierno local de “actitud integradora”, todo lo contrario a los “espectáculos de los bipartitos”. “Conde Roa vino de Padrón a Santiago, como el Apóstol; es inconformista, tiene experiencia, ideas y una enorme ilusión por ser alcalde. Aquí hay un ciclo político que acaba y una pareja mal avenida [en referencia a PSdeG y BNG] que se limita a soportarse”, explicaba en un acto con simpatizantes.

Por menos de una veintena de votos, Conde Roa logró el bastón de mando, el mismo que tuvo que ceder solo nueve meses después, cuando salió a la luz el fraude fiscal de 291.000 euros cometido desde su empresa de construcción y que meses después le valió una condena judicial. Feijóo no le había pedido la dimisión, aseguró en su despedida, pero Santiago “no merecía” un alcalde en sus circunstancias: “Somos la capital de Galicia y aquí hay que dar un nivel”, dijo. Antes de marcharse, el regidor maniobró para evitar que el puesto recayera en Paula Prado, entonces portavoz del gobierno local y después número tres del PPdeG hasta que su presunta implicación en el caso Pokémon la hizo dimitir. Este mismo caso es el que mantiene imputado a Conde Roa y a quien impuso como su sustituto, Ángel Currás, gerente de la Cidade da Cultura en tiempos de Fraga y Pérez Varela.

Al ritmo de los juzgados

Feijóo accedió a las pretensiones de Conde Roa sobre su relevo y hizo lo propio con el resto del gabinete compostelano cuando el ritmo de la ciudad iba siendo marcado por los juzgados. En enero de 2013 explotaba la rama compostelana de la Pokémon. Registros domiciliarios, detenciones y un sinnúmero de sospechas de enchufes y presuntos tráficos de influencias dejaban a la vista la profunda división interna en el consistorio compostelano, instalado en una reyerta permanente que las revelaciones del sumario agudizaron en los meses siguientes. En aquella altura la oposición gallega ya comenzaba a exigir la disolución de la Corporación compostelana y Feijóo, por su parte, llamaba al orden a sus compañeros de Santiago pero, al mismo tiempo, les pedía explicaciones a PSdeG, AGE y BNG. Currás, por su parte, intentaba sin éxito que la jueza censurara a los medios que informaban sobre la presunta trama corrupta.

En este contexto, la consigna presidencial era siempre la misma: no iba a acontecer nada “hasta que la Justicia hable”, esto es, hasta que hubiera sentencias firmes para el alcalde y los ediles imputados. Siguiendo la estela de Mariano Rajoy, el presidente gallego iba dejando pudrirse el marasmo político compostelano hasta que de nuevo los juzgados aceleraron el proceso: 7 de los 13 miembros del equipo de gobierno no pudieron evitar el juicio por el acuerdo de pagarle el abogado al edil de Deportes, también imputado en la Pokémon. A pesar de todo, la cúpula del PP seguía quieta hasta que el excepcional varapalo electoral en las europeas del 25 de mayo y la condena a los concejales juzgados le recordaron a los de Feijóo el cajón en el que guardaban la llave de las dimisiones.

De “pregúntenle al alcalde” a la crisis de gobierno en la Xunta

Compostela estaba ya inmersa en una crisis política nunca vista mientras Feijóo seguía, cuando menos públicamente, dejándolo todo en manos de Currás. “Pregúntenle al alcalde”, insistió irado ante la prensa que lo instaba a aclarar si pensaba intervenir en Santiago. Pero la presión sobre el presidente de la Xunta desde ámbitos políticos y mediáticos no cesaba y, por extensión, se incrementaba sobre el atribulado regidor compostelano, que se afanaba en cuadrar un equipo de nueve personas, la mayoría no electas, para cubrir las vacantes dejadas por los condenados y los dimisionarios.

En este contexto es en el que ha llegado el que es, hasta ahora, el último capítulo del sainete. Currás acabó cediendo y el presidente decidió sacrificar a su número tres en el Ejecutivo, que había ocupado el simbólico puesto de cierre en Santiago en las municipales de 2011, para intentar apagar un incendio político que ya estaba comenzando a quemarlo a él mismo. El “espectáculo de los bipartitos” quedó en mero entremés y Feijóo decide provocar una crisis de Gobierno en la Xunta para intentar que Agustín Hernández le devuelva la calma a Compostela y, de paso, frene la erosión que está sufriendo el partido antes de la cita con las urnas del próximo año. “Santiago se lo merece”, aseguró el presidente de la Xunta este martes a las puertas del Parlamento.

Vídeo: Anuncio electoral del PP de Santiago para las municipales de 2011

Rajoy: “Gerardo Conde va a ganar y yo vendré a apoyarlo”

Feijóo y Rajoy en la Praza do Obradoiro

No solo Feijóo fue defensor de la primero polémica y ahora fracasada candidatura del PP en Santiago y de su líder, Gerardo Conde Roa. En el inicio de la precampaña municipal de 2011, el entonces líder de la oposición en el Congreso de los Diputados y aspirante a la Presidencia, Mariano Rajoy, acudió a la clausura de la convención municipal organizada por el PP en el Palacio de Congresos de Galicia y allí no ahorró elogios a Conde Roa, de quien pronosticó la victoria en las urnas tras la cual, prometió, contaría con su apoyo.

“Gerardo Conde va a ganar y yo vendré a apoyarlo”, proclamó luego Rajoy, que contraponía a su candidato santiagués y a sí mismo con “otro que no va a venir aquí, porque no se atreve, porque no tiene nada que decir y no tiene nada que ofrecer”. “Los santiagueses van a decir: Zapatero, tú no, Gerardo Conde alcalde de Santiago”, aseguraba.

Dos meses después, ya en campaña electoral, Rajoy regresó a Compostela para apoyar a Conde Roa. En una cena-mitin, el actual presidente español asumió uno de los ejes de la campaña del PP gallego, la lucha contra los gobiernos municipales de coalición, y apostó por un cambio en la ley electoral para hacer obligatorio que la lista más votada se hiciera, en todo caso, con las alcaldías. “Los gobiernos bipartitos son muy caros y muy ineficaces”. Mientras, el PP, aseguraba, tenía “ideas, objetivos y sabe gobernar” y eso iba a quedar demostrado también en Santiago.

Vídeo: Rajoy pronostica la victoria de Conde Roa y le brinda su apoyo

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