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Leo Bassi realizará un “exorcismo” en Santiago para “liberar” a la ciudad del PP

La iglesia 'patólica' de Bassi / Culturactiva

Marcos Pérez Pena

Leo Bassi tiene una larga e intensa relación con Galicia. Se cuentan por docenas las veces que ha estado por aquí, actuaciones muy críticas con la Iglesia católica y también con el Partido Popular y que no sentaron bien en estos sectores. Tanto, que en marzo de 2012 el Gobierno local compostelano, presidido aún por Gerardo Conde Roa (PP), decidió suspender una actuación de Bassi (que finalmente tuvo que celebrarse en otra localización). Conde Roa se unía a la presión ejercida por sectores ultraconservadores contra el cómico italiano, destacando que “me produce especial repugnancia y no tengo el mínimo interés en que la cultura de Santiago se identifique con este humor”. Conde Roa dimitió unas semanas después de este enfrentamiento a causa de su fraude fiscal.

Bassi regresa a Galicia y a Compostela esta semana. Estará el jueves en Ourense, el viernes en A Pontes y el sábado en Santiago con su Misa Patólica, un espectáculo de crítica social que comenzó haciendo en Lavapiés en 2012 y que desde hace unas semanas comienza a representar por toda España. Además, en Santiago la actuación será precedida a partir de las 13 horas por un “exorcismo” en forma de procesión por las calles para “liberar” a la ciudad del Partido Popular. “Servirá para expulsar al PP de Santiago en nombre del humanismo”, destaca. Bassi anima a toda la ciudadanía a acompañarlo por las calles en este acto que comenzará en la plaza de la Universidad, frente a la Facultad de Historia y, a ser posible, a que lleven patos de goma. “El Patolicismo exorcizará así la situación de Santiago gracias a la fuerza del pato de goma”, dice, en referencia al pato que se ha convertido en el símbolo de su espectáculo, pues en su iglesia laica hace las veces de santo, virgen o cristo al que rendir culto.

La Gran Misa Patólica, que en Compostela se celebrará en doble función en el Paraninfo de la USC, nació en 2012 en un local del barrio madrileño de Lavapiés, denominado El Paticano de Lavapiés. “Comencé haciendo misas para amigos, como una especie de fiesta privada, y la cosa fue creciendo y estamos a punto de llegar a la número cien”, explica. La crítica a la Iglesia católica fue una constante en sus espectáculos desde siempre. “Estamos en la época de la ciencia y de la técnica, de internet y del conocimiento y la iglesia católica sigue basada en el pecado original, no les funciona el guión. Mis misas al menos son racionales”, dice. “En estas misas laicas intento hablar de asuntos de actualidad, cosas que sucedieron a lo largo de la semana, pero también también de temas de fondo, cosas importantes sobre las que reflexionar. Recientemente me han pedido desde Sevilla si podía realizar una de estas misas laicas allí, trasladar por un día la Misa Patólica. Lo hicimos en un teatro y fue todo un éxito”, explica

“Tengo muchos amigos en Galicia y una muy buena relación, así que también quisimos llevar esta misa a Galicia, a Ourense, As Pontes y Santiago. Me hace especial ilusión el evento de Santiago, porque es un lugar en el que en los últimos años me han pasado muchas cosas, tengo muchos amigos pero también muchos enemigos, sobre todo los alcaldes del PP. Eso fue también lo que me decidió a hacer un exorcismo, para intentar acabar con el mal rollo que creó el PP en Santiago, en Galicia y en toda España”, dice. Bassi, que destaca su amistad “con Ada Colau o Pablo Iglesias”, destaca que “el nivel de indignación ha crecido, las cosas han cambiado, tengo esperanza en que se pueda echar fuera al Partido Popular. Soy más optimista que otras veces”.

Límites al humor?

¿Se le pueden poner límites al humor y a la libertad de expresión? “Esa pregunta siempre se formula al revés” -destaca- “La pregunta debería ser: '¿hay límites para que una persona se ría de un chiste?'. Si yo digo algo y nadie se ríe, no es humor, sería una simple opinión u otra cosa. Pero a partir del momento en que alguien se descojona, ya no se trata sólo de lo que yo digo, o de mi libertad de expresarme”. “Los islamistas mataron a siete humoristas de Charlie Hebdo, pero la revista tenía 120 mil lectores. Siguiendo su lógica, deberían haber ido casa por casa matándolos a todos, porque todos eran tan culpables como los dibujantes y periodistas. O como aquí en España mis amigos de Mongolia”, añade.

Para Bassi, que en dos ocasiones sufrió atentados y recibió amenazas por parte de grupos ultracatólicos, “la libertad de expresión es la libertad de decir cosas que no gustan a los otros. Si la libertad de expresión fuera solo decir cosas que no molestan a nadie, no sería libertad de expresión. Esto se llama democracia”. “A mí no me gusta que la Iglesia les coma el coco a los niños, pero yo no voy a sus iglesias a pedir que suspendan la misa o a poner un candado en la puerta. Y pido la misma libertad para mis espectáculos”, dice.

“Que apliquen a la religión y a la comicidad la misma idea de mercado libre que aplican para todo” -propone- “Si un espectáculo no gusta, no continuará porque no tendrá espectadores. Y que hagan lo mismo con las religiones, que el Estado no les dé un duro y que se sostengan cobrando entrada en las misas, como en el teatro”. “Para mí el teatro es tan o más sagrado que una misa”, concluye.

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