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Lindano: el pesticida cancerígeno con el que se asfaltó una comarca gallega

Pintada en uno de los edificios construidos en O Porriño sobre el depósito de residuos

Marcos Pérez Pena

Entre 1947 y 1964 la empresa Zeltia fabricó lindano en una planta del polígono de Torneiros, en el municipio de O Porriño, próximo a Vigo. El lindano era el principio activo más utilizado en los insecticidas que se comercializaron hasta finales de los setenta, cuando se prohibió su uso agrícola por ser cancerígeno. Durante décadas la fábrica acumuló más de 1.000 toneladas de residuos sumamente tóxicos. Sin embargo, tras abandonar la actividad, el lugar nunca fue descontaminado y, de hecho, sobre el terreno que ocupaba la fábrica se construyeron viviendas de protección oficial, un parque infantil, un centro de la tercera edad o una pista deportiva, que cubrieron y ocultaron los terrenos contaminados; incluso una zona verde, conocida popularmente como “el Parque del Lindano”.

Además, el problema se extendió a toda la comarca. Los residuos del lindano “compactaban muy bien” y fueron empleados por autoridades y residentes como grava en caminos particulares y firme bajo el asfalto de las carreteras. “Se permitió e incluso se incentivó que la gente se llevase el lindano, se lo llevaban en carros de bueyes a sus casas”, denuncian los vecinos. Y así llegamos a 2017, con un problema silenciado pero no resuelto, y con una comarca contaminada que camina sobre lindano.

El pasado verano, la apertura de unas zanjas para la instalación de tuberías de saneamiento en los barrios de Contrasto y Pereira dejó al descubierto parte de esta grava tóxica. Al contacto con estas bolitas blancas con olor a insecticida, algunos vecinos y vecinas sufrieron irritaciones en la piel y mareos. Ante la alarma generada en todo el ayuntamiento, la Xunta ordenó el cierre de siete pozos particulares en la parroquia de Torneiros -los mismos pozos de los que los habitantes de esta zona llevan décadas bebiendo- y recomendó “no consumir alimentos cultivados en la zona afectada”. Más de cuatro meses después, Xunta y Ayuntamiento aseguran que la situación en Contrasto ha vuelto a la normalidad, pero los habitantes de este lugar denuncia que el lindano aún cubre el suelo, llegando con las lluvias de las últimas semanas a los acuíferos y a los ríos.

La Consejería de Medio Ambiente ha prometido presentar antes de que termine el mes de enero un proyecto para retirar los restos del pesticida. Sin embargo, los habitantes del lugar se muestran justificadamente escépticos. En 1998 hubo unas importantes protestas en O Porriño por esta cuestión; la población era consciente del peligro que suponía el lindano acumulado y de la contaminación que generaba en las tierras y en los ríos. Las protestas fueron acalladas por la Xunta y el Gobierno local a través de una actuación que se limitó a retirar la capa más superficial del vertedero, sometiendo las inferiores a un proceso de impermeabilización y sellado.

El lindano fue enterrado, pero no encapsulado, y los vecinos denuncian que siguió filtrándose hasta las corrientes de agua. La entidad ecologista ADEGA recuerda que en algunos puntos del río Louro, en los ayuntamientos de O Porriño y Tui, se han encontrado de manera continuada desde 2010 concentraciones de lindano que llegan a multiplicar por 10 el nivel máximo admisible, según las mediciones efectuadas por la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. El problema nunca fue solucionado, sólo aplazado.

Este otoño se conformó la Plataforma Antilindano de A Louriña, que llevó a cabo charlas informativas en distintos puntos de la comarca, se puso en contacto con fuerzas políticas que denunciaron la situación en el Parlamento gallego y en el Congreso y también con plataformas sociales que llevan años luchando contra problemas similares en otros puntos del Estado: Huesca, Soria, Palencia, Navarra, y sobre todo Vizcaya. Javier Vázquez, miembro de Ecologistas en Acción de Barakaldo y responsable de las acciones de denuncia sobre el lindano en el Estado, estuvo en noviembre en O Porriño y alertó a sus habitantes de que el lindano es una substancia cancerígena, de degradación muy lenta y que numerosos estudios científicos han mostrado como se acumula en el organismo humano por inhalación, ingestión y a través de la piel.

“Hablas con los vecinos y todo coincide. Hay estudios que asocian diferentes tipos de cáncer, leucemia o insuficiencias renales con una exposición lenta y continuada al lindano”, denuncia Patricia Sío, portavoz de la plataforma, que añade que en estas décadas “nunca se desarrollaron protocolos de actuación para las personas afectadas por el pesticida”. Caminan a oscuras, sin información, con muchas sospechas y pocas certezas. La situación recuerda a la que se vivía en la comarca de Ferrolterra en la década de los 80 y 90, cuando muchos trabajadores y ex-traballadores de los astilleros sufrían enfermedades pulmonares y todo el mundo comenzaba a sospechar que la mayor incidencia de estas dolencias no podía ser casual. Era el amianto. “Leo toda esta situación como una cuestión de clase, de conflicto capital-vida. La gente trabajadora se llevaba la muerte a la puerta de su casa y ahora tenemos pozos y ríos contaminados”, señala Sío.

La plataforma reclama que las distintos gobiernos se tomen en serio el problema. “Hay que saber donde está el lindano y retirarlo. Y eso tiene que hacerlo la administración, porque es su responsabilidad y es quien tiene la capacidad de hacerlo”. Demanda igualmente que “la zona cero” del vertido, el conocido desde hace años como Parque del Lindano sea cerrado hasta que se elimine todo riesgo para la salud. La plataforma acusa a Xunta y Ayuntamiento de “pasarse la responsabilidad de una administración a otra, alegando ocultación de información o falta de competencias en la materia, mientras las semanas pasan sin una solución clara y definitiva a este veneno”.

La Fiscalía ha abierto ya una investigación por el vertido de toneladas de residuos de lindano en O Porriño, atendiendo la denuncia presentada por el grupo municipal de Esquerda Unida. También En Marea ha elevado una pregunta al Gobierno gallego en el Parlamento. Eva Solla acusó a la Xunta de ignorar el problema y de actuar de forma improvisada: “La única recomendación que recibieron fue no consumir agua y no ducharse” -dijo- “mientras en Aragón utilizan trajes de protección especial para recoger el lindano, en O Porriño las vecinas pueden tocarlo con las manos”. Solla alertó además de que “la consellería no ha informado al personal sanitario de lo que deben hacer para atender casos de personas afectadas por lindano. No hay un protocolo”

De igual manera, aunque el Gobierno gallego busca minimizar el problema a través de su reducción a la parroquia de Torneiros o al Concello do Porriño, desde la Plataforma Antilindano de la Louriña se alerta de que los efectos tóxicos del lindano pueden afectar a toda la comarca, especialmente a los ayuntamientos de Mos y Ponteareas, e incluso a Tui, a través de la existencia de vertidos y depósitos incontrolados de este material contaminante, o bien a través de la red de ríos y aguas subterráneas, que ha llevado el problema ya hasta el río Miño. “El que piense que este es un problema localizado o que afecta sólo al ayuntamiento de O Porriño está muy equivocado. Este es un problema mucho más global y esperamos que las autoridades actúen lo más rápidamente posible para atajarlo”, señala a este respecto la bióloga Marina Alcalde, que colabora con la Plataforma.

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