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El marinero gallego retenido en Yemen: “No tenemos víveres más que para dos días, no podemos aguantar más”

Dos de los tripulantes del buque "Cobija", retenido en Yemen.

Daniel Salgado

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La situación a bordo del buque Cobija, capitaneado por el gallego Pablo Costas Villar y retenido en Yemen desde el pasado septiembre tras una acusación de pesca ilegal en aguas australianas, empeora. “No nos dan de comer, no nos dan agua potable, no nos podemos lavar... No podemos aguantar más esta situación”, afirma el patrón. En el Cobija, atracado en el puerto de Al Mukalla -al sur de un país en guerra civil desde 2015-, viven, además de Costas Villar, una treintena de marineros peruanos, namibios, indonesios y senegaleses.  

El capitán comunicó la situación límite a la embajada española en Riad (Arabia Saudí) este martes. La agencia marítima que les proporcionaba el sustento ha dejado de hacerlo. “Si estoy retenido aquí, ¿por qué no se me atiende? ¿Pero qué es esto?”, dice. “Nosotros no tenemos víveres más que para dos días”. El Cobija -abanderado en Bolivia y propiedad de una empresa panameña, vendido a un empresario somalí en medio de la faena- llegó a Yemen hace prácticamente un año. Allí fue apresado, su capitán juzgado por pesca ilegal y condenado a tres meses de arresto. La justicia del lugar -en manos del Consejo de Transición del Sur, mientras que el gobierno reconocido por la comunidad internacional se encuentra en Arabia Saudí- anuló la pena y les notificó que podían marchar. Pero un fiscal, cuya oficina está en Riad, apeló y condujo a una parálisis que dura ya 11 meses.

Fue en mayo cuando Costas Villar contactó con la diplomacia española para solicitar la repatriación. El Ministerio de Asuntos Exteriores aseguró a este periódico que se le estaba prestando la “asistencia consular habitual en estos casos”. El capitán, su familia y el sindicato Central Unitaria de Traballadoras (CUT) que lo asesora lo niegan rotundamente. De hecho, el caso pasó no solo por la embajada española en Arabia Saudí, sino también por la de Omán e incluso por la de Egipto. Pero sin, hasta el momento, resultados concretos. España no cuenta con representación diplomática en Yemen. 

El Ministerio de Asuntos Exteriores admitió en julio su “preocupación” por la “grave situación” que relata el capitán gallego. Pero, más allá de notas verbales y llamadas telefónicas a su organismo homólogo en el país, encomienda el futuro del marinero a que “se resuelva el proceso judicial” en el que, dice, se encuentra inmerso.  

“No tenemos agua, no tenemos comida”, insiste Costas Villar, “y agradecería que me contasen en qué consisten esas gestiones del Gobierno, porque llevo un año aquí y me anularon la condena. Podía marchar”.   

El BNG critica la “desatención consular”

La portavoz del BNG en la Unión Europea, Ana Miranda, ha elevado elevado el tono de sus críticas a los responsables diplomáticos españoles en la zona y al Ministerio de Exteriores: “Esto es desatención consular. Mientras atienden al rey -emérito-, dejan tirado a un marinero”. Admite que la guerra civil en Yemen complica las gestiones, pero recuerda que se han dado casos de repatriaciones de ciudadanos desde zonas de conflicto.

Miranda se ha dirigido por segunda vez a Exteriores. En la última semana, expone, no se pusieron en contacto con el capitán del Cobija. La atención consular “no es solo llamar -a las autoridades yemeníes-; es también ponerse en contacto con la familia”, algo que no está ocurriendo en este caso, según denuncia. Con independencia del tema de fondo del proceso judicial por la acusación por pesca ilegal de Australia contra el buque, al que alude el ministerio en sus respuestas, Miranda sostiene que el Estado debería repatriar a este marinero gallego.

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