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El número dos de la Xunta no aclara si Feijóo asumirá el liderazgo del PP conservando la Presidencia en Galicia

El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante una rueda de prensa tras la reunión del Consello.

Beatriz Muñoz

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Todos los barones territoriales del PP se lo han pedido y todos los dedos lo señalan a él para tomar las riendas del PP nacional, pero el protagonista, Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, no ha confirmado si va a dar el paso. Su número dos en el Gobierno gallego, el vicepresidente primero, Alfonso Rueda, también ha esquivado esta cuestión y otra derivada: la de si Feijóo podría ser el líder del partido y conservar la Presidencia de la Xunta. Preguntado hasta en cinco ocasiones sobre una posible sucesión -dos de ellas en concreto sobre la compatibilidad de los dos cargos-, Rueda se ha aferrado al argumento de que el congreso extraordinario todavía no está convocado y rechaza hablar de “futuribles”.

Del mismo modo ha despejado las preguntas sobre si él mismo estaría dispuesto a dar un paso al frente para asumir la Presidencia de la Xunta e incluso dentro del PP gallego en el caso de que Feijóo abandone esos cargos. El jefe del Ejecutivo gallego no ha presidido este jueves la reunión semanal de su gobierno y ha ocupado su lugar, como ocurre siempre en sus ausencias, Rueda. Feijóo no ha estado presente porque tenía previsto acudir a la Conferencia de Presidentes convocada en La Palma. El encuentro se canceló por el ataque de Rusia a Ucrania, pero al barón gallego no le dio tiempo de viajar de vuelta a Galicia para estar en el Consello.

Rueda aseguró que habló esta mañana en dos ocasiones con Feijóo, antes y después del Consello, pero para tratar asuntos únicamente relacionados con la gestión de gobierno. No trataron, dijo, la reunión entre Pablo Casado y los barones del PP que se prolongó ayer hasta la madrugada. Se remitió a las propias palabras del presidente gallego, que evitó confirmar si se va a presentar para liderar el PP: “Estamos hablando de un congreso que ni siquiera está convocado”. No tiene sentido, en su opinión, hablar de cuestiones que no están aún planteadas formalmente. En cualquier caso consideró que en la reunión se cumplió el objetivo, que era que hubiese “una transición ordenada y rápida”. Y tuvo también unas palabras para Pablo Casado: “Es un señor y se merece irse del partido como tal”.

La posibilidad de que Feijóo siga como presidente de la Xunta aunque finalmente coja el tren a Madrid la pusieron sobre la mesa este jueves los empresarios de Pontevedra. Le han pedido que no se vaya “en el corto plazo”.

Rueda ha replicado también a la oposición, que le pidió el miércoles en el Parlamento que aclare si está centrado en Galicia o en Madrid: “En momentos muy difíciles [para el PP] lo vi atender sus responsabilidades como presidente de la Xunta”. Haber estado “preocupado” por lo que pasaba en el PP tras la guerra declarada entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso es “tanto como decir que estuvo preocupado por lo que pasaba en España”, insistió y defendió que Feijóo se comportó “ante todo” como responsable del Gobierno gallego.

Vox ya no es un problema

Después de meses presentando a Galicia como una excepción y una suerte de muro de contención de Vox, el discurso sobre los pactos con la formación de ultraderecha ha cambiado en la Xunta. Feijóo rechazó antes de las elecciones de 2020, en las que obtuvo su cuarta mayoría absoluta, un acuerdo con el partido de Santiago Abascal y ha sacado pecho desde entonces con que no tienen representantes ni en ayuntamientos ni en el Parlamento gallego. Pero el resultado en las elecciones del 13 de febrero en Castilla y León ha supuesto un punto de inflexión. La primera reacción del presidente gallego tras conocer que Alfonso Fernández Mañueco se quedaba lejos de la mayoría absoluta y necesitará pactos para gobernar fue defender que debía hablar “con todos”, Vox incluido.

Este jueves, Alfonso Rueda manifestó que su postura es de “máximo respeto a lo que esté haciendo y a los acuerdos que tome para tener el mejor gobierno”. Defendió que la política debe ser no interferir con las gestiones de un candidato que ha sido el más votado.

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