La maderera Finsa reduce al mínimo su actividad y hace temblar el sector forestal gallego
Norberto es un autónomo con dos empleados a su cargo. Se dedica a cargar la madera que brigadas talan en el monte y entregarla a los camiones de Finsa. Trabaja a destajo y prácticamente en exclusiva para la multinacional maderera gallega. Desde el pasado lunes está parado. La factoría de Rábade (Lugo), una de las cuatro instaladas en Galicia, ha reducido al mínimo su actividad debido al coronavirus. Finsa estornuda, el sector forestal gallego tiembla.
La compañía emplea directamente unas 1.800 personas en sus cuatro plantas gallegas: la mencionada de Rábade, Santiago de Compostela, Ourense y Padrón-Ponte Cesures (A Coruña). Procesan madera para convertirla en tableros o aglomerado, en chapa o en componentes para muebles e interiorismo. Sus operarios han sido sometidos a una reducción progresiva del trabajo. Progresiva para, a decir de fuentes de la dirección, “que tenga el mínimo impacto posible en la cadena de la madera, ni hacia atrás ni hacia adelante. Siempre siguiendo protocolos sanitarios, por supuesto”. Norberto se resigna: “Tenemos que arrimar todos el hombro”.
En los que a pino y madera triturada se refiere, Finsa ocupa la mitad del mercado gallego. Y Galicia es, según datos del Clúster de la Madera, la novena potencia forestal europea y líder a nivel estatal. El descenso de actividad, en principio hasta el 30 de marzo pero todo depende de la situación general del COVID-19, ha sacudido también a sus más de 1.500 proveedores, de los cuales unos 50 trabajan mayoritariamente para la empresa, entre ellos Norberto. “Hemos dejado apenas unos servicios mínimos de recepción, con personal contado y siguiendo protocolos sanitarios, para aquellos maderistas que nos venden material y no tienen capacidad de almacenaje”, indica la compañía, “si la parada es de una semana o dos, los proveedores podrán asumirlo. Si va más allá...”.
Es el caso de una empresaria del ramo en el interior de Galicia. Vende serrín y lo que se denomina leña -aquellos trozos de madera que sobran al convertir la madera en tablas, al “cantearla”. “Llevamos dos tráilers a la semana, pero solo podemos almacenar tráiler y medio, dos si estamos muy apurados. Y el silo de serrín se llena cada tres días”, explica. Ayer, martes, su camión encontró un cartel en la puerta de la factoría de Ourense: “Aviso a los señores abastecedores. Desde el 17 hasta el 29 de marzo no se recibe madera”. Esta misma empresaria avisa de que, “si Finsa cierra, el descalabro del sector puede ser histórico”.
12% del empleo industrial en Galicia
Finsa, cuyos orígenes se remontan a 1931 y a un aserradero en Portanxil (Ames, A Coruña), es con diferencia la empresa principal del sector maderero gallego y una de las principales del Estado. Y el sector de la madera en Galicia no es poca cosa. En cifras del Clúster, que agrupa la industria de la madera y el mueble, ocupa el 12% de los trabajadores industriales de Galicia. Hay 3.000 empresas y su facturación conjunta en 2018 superó los 2.300 millones de euros. Exporta por valor de 800 millones de euros y conforma, finalmente, el 1,8% del PIB.
El citado organismo comenta que “cada empresa está tomando las medidas de contención que considera más adecuadas, en función de cada puesto de trabajo”. Entre ellas señala teletrabajo, reducción de jornada y vacaciones pactadas. También revela que algunas “están estudiando medidas de regulación temporal de empleo a través de ERTE en función del criterio que se asigne para motivarlo en aquellas actividades no prohibidas pero si afectadas por el cese de actividad de sus empresas clientes o incluso proveedores”.
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