María Fernández, creadora de videojuegos: “Hay muchos hombres molestos porque las mujeres tomen su industria, pero el feminismo está ganando”
María Fernández sumó dos pasiones, arte y videojuegos, para convertirse en diseñadora de escenarios virtuales. Un camino que tuvo que imaginar ella sola porque es un mundo en el que apenas existen referentes femenimos. “Esto es una pescadilla que se muerde la cola: si hay pocas mujeres desarrollando videojuegos éstos tienen pocos personajes femeninos, los pocos que hay son, o trozos de carne sexualizados o princesas que necesitan ser salvadas, lo cual atrae a poco público femenino, que crece sin dedicarse a eso”.
Una dinámica que intenta romper desde su papel de embajadora en la asociación Women in Games (Mujeres en los videojuegos), en la que trabajan para interesar a chicas jóvenes en los videojuegos y también con las mujeres que sufren el machismo del sector. “Si la sociedad que tenemos es machista, el mundo de los videojuegos lo es un punto más”, dice. Las pocas mujeres que se adentran en él de manera profesional representan alrededor del 20%, indica Fernández, y “muchas se unen y después lo dejan” por las presiones y actitudes machistas que soportan. Esta diseñadora de escenarios describe un panorama en el que las mujeres son tratadas como unas recién llegadas que no participan de ni de los puestos relevantes ni de las tomas de decisión.
“A esta industria le cuesta cambiar. Crear un juego orientado al público femenino está considerado un riesgo, porque requieren mucha inversión, pero las empresas que lo han hecho han visto los beneficios”, dice. Fernández se muestra optimista con el avance de un sector que muestra algún cambio en los personajes de los videojuegos, sus historias o a los tipos de jugador o jugadora que atrae. “Pero también se ha creado una corriente en contra. Hay mucha gente a la que le ha molestado que las mujeres tomen su industria, pero el feminismo está ganando la partida”, afirma.
En el camino por recorrer, la diseñadora señala que no solo las mujeres son un porcentaje mínimo de la industria, si no que están ausentes muchos colectivos. “Es un mundo muy masculino, muy blanco, muy hetero y muy CIS. Hace falta una diversificación de la industria”, concluye.
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