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El PSOE se asegura la mayoría de las alcaldías urbanas gallegas mientras el PP maniobra para intentar salvar a Baltar

Gonzalo Pérez Jácome, líder de Democracia Ourensana, ante una valla publicitaria de Baltar en un vídeo electoral

David Lombao

A poco más de veinticuatro horas de la constitución de las corporaciones municipales elegidas en las urnas el pasado 26 de mayo, en cinco de las seis ciudades gallegas en las que la alcaldía dependía de pactos entre varias fuerzas políticas las negociaciones ya están cerradas en lo esencial, la investidura, y en dos de ellas incluso están puestas las bases para sendos gobiernos de coalición. Desde el sábado el PSdeG tendrá la alcaldía que ganó por mayoría absoluta, la de Vigo, y cuatro más, las de A Coruña, Santiago, Lugo y Ferrol. El BNG, por su parte, volverá a levantar el bastón de mando en Pontevedra. Mientras, las negociaciones en Ourense son efervescentes y casi cualquier escenario es viable mientras el PP maniobra en múltiples direcciones para intentar salvar el poder de los Baltar.

Las dos ciudades con las negociaciones más avanzadas son Pontevedra y Lugo. Miguel Anxo Fernández Lores (BNG) y Tino Fernández (PSdeG) rubricaron este jueves, a dos días de la investidura, el acuerdo por el que gobernarán en coalición con una base de ediles que supera la mayoría absoluta en la corporación municipal -11 del Bloque y 4 socialistas-. El pacto, dice el regidor nacionalista, está sustentado en la “lealtad y respeto mutuo de las fuerzas políticas para los próximos cuatro años”. Fernández ostentará la tenencia de la Alcaldía.

La otra ciudad que llegará a la investidura con un gobierno de coalición cerrado es Lugo. Lara Méndez (PSdeG) y Rubén Arroxo (BNG) firman este viernes el acuerdo, que la formación nacionalista sometió este jueves a la aprobación de su asamblea. Los ocho ediles socialistas y los cinco del Bloque votarán el sábado la investidura de la alcaldesa socialista, que no descarta cerrar posteriormente pequeños “flecos” del nuevo equipo de gobierno. Ambas formaciones aseguran que en las conversaciones han primado las cuestiones “programáticas” para un gabinete del que Méndez destaca que podrá abordar con más efectividad la gestión diaria que en el anterior mandato, que ella tuvo que abordar con solo 8 ediles.

Donde la coalición es un escenario que está sobre la mesa pero no cerrado, al menos de momento, es en Ferrol. Es más que probable que los votos del PSdeG, Ferrol en Común y BNG se unan en la sesión de investidura para darle la alcaldía al socialista Ángel Mato y cerrarle el paso al ex-conselleiro José Manuel Rey Varela, que lograría el puesto automáticamente para el PP por ser la fuerza más votada si las fuerzas de izquierda, que suman mayoría absoluta, no votan unidas. Los contactos a tres bandas ya han comenzado y Ferrol en Común, hasta ahora gobernante, ha mostrado su disposición a sellar una coalición que, en cualquiera cas, continuará negociándose tras la investidura.

El modo en que quedará definitivamente configurado el gobierno también será abordado tras la investidura en A Coruña, donde la socialista Inés Rey tiene ya garantizado el voto afirmativo de la Marea Atlántica y del BNG para sustituir a Xulio Ferreiro en la alcaldía. Tras los primeros contactos entre socialistas y Marea, la posibilidad de un acuerdo estable e incluso de una coalición ha quedado sobre la mesa, a la espera de la redacción de los primeros documentos programáticos y también con la vista puesta en el debate interno de las diferentes fuerzas.

Mientras, en Santiago, la condición de fuerza más votada lograda por el socialista Xosé Sánchez Bugallo el 26M, con 10 ediles y sin posible suma alternativa por la derecha, ha derivado en que el pulso negociador apenas existiera. Bugallo ha descartado, al menos de inicio, la posibilidad de ofertar una coalición a la hasta ahora gobernante Compostela Aberta. Sí lo ofreció al BNG, que lo ha rechazado subrayando que los 10 ediles socialistas y los 2 nacionalistas no suman mayoría absoluta y, de este modo, en este caso coalición no equivale a “estabilidad”. El que ya había sido regidor de 1998 a 2011 tiene, en cualquier caso, la investidura asegurada.

Ourense, donde todo puede suceder

Todo lo contrario a la calma compostelana es lo que sucede en Ourense, donde ninguna de las fuerzas políticas implicadas en la negociación del próximo gobierno local, íntimamente ligada a la conformación de mayorías en la Diputación, es capaz de afirmar qué sucederá en la votación del sábado. Tanto el PP como el PSdeG multiplican sus contactos con el partido local Democracia Ourensana cuyo líder, Gonzalo Pérez Jácome, ya ha avanzado que su grupo votará por su propia candidatura a la alcaldía y que espera que populares o socialistas hagan lo mismo pese a ser la tercera fuerza de la corporación. A cambio, él pondría sus votos a disposición de una de las dos fuerzas en la institución provincial, que se constituye en julio.

Más allá de reiterar la exigencia de que se permita gobernar a la “lista más votada” y clamar por una reforma de la ley electoral sin “trampa ni cartón”, el presidente de la Xunta y líder del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, ha vuelto a admitir que las negociaciones ourensanas pasan por la mesa de José Manuel Baltar y no por la suya. El barón ourensano, preguntado al respecto tras un acto institucional este jueves, ha admitido negociaciones con Pérez Jácome, a las que acude con “buena disposición” porque “Ourense es lo único que protagoniza las conversaciones”. Por eso asegura considerar “cosas pasadas” las duras críticas de DO al baltarismo.

También el PSdeG ourensano ha estado negociando durante esta semana con Jácome, si bien en el seno del partido no es vista con buenos ojos, en general, la posibilidad de hacer alcalde al líder de Democracia Ourensana para, a cambio, intentar el desalojo de Baltar con una mayoría alternativa para la que serían necesarios también los votos a favor de Ciudadanos y del BNG al mismo tiempo. En este sentido el secretario general de los socialistas, Gonzalo Caballero, reiteraba este jueves desde O Carballiño que su “vocación” es la de “abrir una etapa de progreso” que “ponga fin a los Baltar”. “Otras fuerzas tendrán que decidir qué quieren hacer tras años criticando a Baltar”, advirtió en referencia a DO.

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