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De España al Gobierno de EE.UU. visibilizando a las mujeres 'hackers'

Soledad Antelada estudió informática en Málaga y ahora trabaja para el Departamento de Energía de EE.UU.

José Manuel Blanco

Aterrizó en el mundo de la informática de casualidad y es ahora una de las latinas más influyentes en el mundo de la tecnología. Desde California, y mientras trabaja para el Gobierno de los Estados Unidos, procurar ayudar a las mujeres que se quieren dedicar a la ciberseguridad e intenta despertar vocaciones. Soledad Antelada (1977), de origen argentino pero residente en España desde los cuatro años, es ingeniera del grupo de ciberseguridad del Lawrence Berkeley National Laboratory y lidera también Girls Can Hack, un club de 'hackers' que demuestra que las mujeres tienen mucho que decir en este campo.

Gracias a su trabajo, muchos ordenadores se libraron de los estragos que causó a nivel global el 'ransomware' WannaCry. Aunque el pasado 12 de mayo, mientras se producían los ataques, Antelada estaba viajando a España, estuvo trabajando todo el fin de semana. Como sabían del robo de herramientas de la NSA, ella y su equipo se habían puesto previamente manos a la obra. “Llevamos un mes y medio detrás de todo eso, porque en el momento en el que eso se hace público las organizaciones ya nos la veíamos venir, que alguien iba a intentar algo”, explica Antelada a HojaDeRouter.com. “A la gente que ha sido diligente y ha aplicado todos los Windows 'updates' y todos los parches de seguridad que tenían que aplicar no les ha pillado el toro con este ataque; que es lo que nos ha pasado a nosotros básicamente: lo teníamos supercubierto”.

En 2010, esta ingeniera decidió dar un giro a su vida de programadora en España y marcharse a Estados Unidos. En el City College de San Francisco “había un programa de seguridad en redes completísimo, de dos años. Me lancé y me fui para allá para estudiarlo”. Cuando llevaba doce meses, un profesor la recomendó para una beca de trabajo en el Lawrence Berkeley National Laboratory, la entidad en la que lleva trabajando desde entonces. “Te pagaban y podías estar aplicando todos los conocimientos que adquirías mientras estudiabas”, recuerda. Durante ese año, desarrolló herramientas para escanear vulnerabilidades, bases de datos de usuarios para laboratorios, programas en Python…

Además del trabajo descrito, ahora Antelada se dedica a hacer auditorías de seguridad en servidores web o analizar el tráfico de redes. Además, ella y su equipo están a cargo de la ciberseguridad de un laboratorio dedicado a la investigación científica del que han salido 13 premios Nobel, doce de ellos de Física y Química; el otro, de la Paz, lo compartieron 23 trabajadores con Al Gore y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático por sus investigaciones para alertar sobre el aumento de las temperaturas. De hecho, el primero de esos galardones, de Física, fue para Ernest Orlando Lawrence, fundador del laboratorio en los años 30 y que desde este espacio pudo crear su ciclotrón, uno de los primeros aceleradores de partículas de la historia. La síntesis del plutonio o el neptunio o el descubrimiento del llamado ciclo de Calvin también están entre los logros de los miembros de este departamento.

Además de proteger las investigaciones de sus compañeros, el departamento de Antelada trata de concienciarles sobre la importancia de la ciberseguridad. “Mi día a día desde que entré a trabajar en este lugar nunca ha sido monótono. Puedo estar haciendo un proyecto que me dure un mes, pero te aseguro que llego mañana a trabajar y me tengo que poner a hacer otra cosa”. “Es imposible que te dé una rutina”, concluye.

El Berkeley Laboratory pertenece a una red de laboratorios nacionales de investigación científica, algunos de ellos clasificados, como el Lawrence Livermore o Los Alamos. El Lawrence Berkeley, que gestiona la Universidad de Berkeley, no es uno de ellos. “Toda la investigación científica que se lleva a cabo es pública o en colaboración con otros centros de investigación del mundo, por ejemplo el CERN”, explica Antelada.

Girls Can Hack: empoderando a las mujeres 'hackers'

Pero Antelada tiene otras labores más allá de Berkeley. Es también la fundadora de Girls Can Hack, una organización sin ánimo de lucro para dar visibilidad a las mujeres del mundo de la tecnología que se dedican a la ciberseguridad. También procuran “infundir entusiasmo, porque no hay mujeres prácticamente, no las ha habido nunca, y en el mundo de la ciberseguridad mucho menos”.

Piensa que, si no lo hace ella, “no hay nadie para hacerlo”, ya que son tan pocas las representantes femeninas en el 'hacking'. De hecho, aún tiene que lidiar con numerosos estereotipos masculinos en su día a día. “Yo soy la primera mujer en el laboratorio, en el equipo de ciberseguridad. La única y la primera”.

Girls Can Hack busca desde 2014 difundir esa ilusión al resto de mujeres. Con base en San Francisco, se trata de una especie de club con más de 200 usuarias que se encuentran en diferentes eventos. Un par de veces al año, Antelada acude a empresas patrocinadoras que le dan un espacio. En él se hacen presentaciones y se informa sobre oportunidades laborales en el sector. “Hay muchas mujeres que ya están trabajando en el mundo de la tecnología, pero quieren saber lo que es seguridad, entonces les damos mucha información”, comenta. “Traemos 'speakers' de otras empresas para que hablen sobre su trabajo, intentamos encontrar los pequeños unicornios, que son las mujeres que hay a lo largo de todo Silicon Valley, que son muy pocas pero las intentamos traer para que hablen al resto del grupo”.

Además de estos actos presenciales, Antelada comparte toda la información que tiene sobre becas, conferencias… “Me llegan cantidad de oportunidades laborales, de empresas que me escriben a mí, porque saben que tengo el grupo y dicen: 'Necesitamos gente. ¿Lo puedes difundir?' Toda esa información la paso”.

Aunque por ahora solo han hecho eventos en Estados Unidos, esta semana Antelada está en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria hablando sobre Girls Can Hack, la primera vez que presenta el proyecto fuera del país de las barras y estrellas. Lo hace en el San Francisco International Women Entrepreneurs Forum, un encuentro de mujeres emprendedoras. Su idea es que la iniciativa se haga “muy fuerte” en Silicon Valley, aunque le gustaría que se globalizara: “Todo lo que es a nivel tecnológico, lo que pasa allí, todo se exporta. Estamos en una pequeña zona del mundo que maneja el resto”.

Después de una andadura de tres años, Antelada considera que Girls Can Hack ha ayudado a dar más visibilidad a las mujeres que trabajan en ciberseguridad. “Lo que yo creo que ha conseguido”, sintetiza, “es que ya la gente reconozca que hay un grupo de mujeres interesadas en seguridad, que se reúnen y que es una organización. Realmente esa era la meta”.

Otra de sus preocupaciones es la comunidad latina en Silicon Valley: “El ambiente 'techie' latino es minoritario, como podrás imaginar. Hay muy pocos latinos en posiciones avanzadas, aunque los que estamos hacemos mucho por dar visibilidad a la comunidad latina y apoyar a los que están por venir. Nos lo hemos tenido que currar increíblemente para llegar ahí y abrirnos paso”.

Una ingeniera sin ordenador

Todo lo conseguido es fruto de una exitosa carrera profesional que no tenía en mente durante su adolescencia. “Yo decidí estudiar Informática de la misma forma que decido todo más o menos en mi vida”, explica. “No es que yo tuviera una vocación por la computación. De hecho, no tenía ni un ordenador cuando empecé a estudiar la carrera. Por eso mismo me lancé, porque era un campo completamente desconocido”.

Aunque se le daban bien las ciencias y las matemáticas, “no quería ser profesora ni nada de eso” y, como le atraían la informática y las telecomunicaciones (influyó que a principios y mediados de los 90 “era la época en que se decía que la informática iba a ser la profesión del futuro”), comenzó sus estudios de Ingeniería Informática en la Universidad de Málaga.

Una vez en la facultad, tampoco la seguridad estaba entre sus primeros intereses. “¡Qué va, qué va! Yo estudié Informática y luego fui mucho tiempo programadora. Todo mi trabajo en España fue en torno a la programación. Al final me empecé a especializar un poco en administración de sistemas, pero todo muy enfocado en la programación”. Antelada explica que la gente que termina en ciberseguridad proviene de otros campos, como la programación o la administración de sistemas. “Todos trabajaron antes en un campo muy especializado y al final terminamos todos en seguridad”.

Gracias a Girls Can Hack y a su trabajo en el Gobierno estadounidense, Antelada fue incluida por el medio especializado CNET en su listado de latinas más influyentes en tecnología del año 2016. Había hasta nueve mujeres en esa nómina, el mayor número hasta la fecha. “Fue un honor para mi estar en la lista”, explica. “Me lo tomé como un punto culmen a un ciclo desde que salí de España y tuve que dejar atrás muchas cosas para avanza en mi carrera. A partir de la lista comenzó una nueva etapa en la que quisiera mejorar incluso lo hecho hasta ahora”. 'Stay tuned', sugiere. “Permanezcan atentos”.

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Las imágenes son propiedad de Soledad Antelada, Berkeley Lab y Girls Can Hack

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