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Rossanna pudo pedir auxilio “pero nadie la escuchó mientras moría abrasada”

Un bombero trabaja en las labores de extinción del incendio con varias explosiones, originado en un edificio ocupado del barrio de Es Viver de Eivissa.

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Eivissa —

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A falta de la sentencia definitiva de la magistrada presidenta de la Audiencia Provincial de Balears, el jurado popular emitió el lunes pasado un veredicto de culpabilidad para J.V.C., declarado finalmente como el único responsable del incendio en el edificio ocupado del barrio de es Viver, en Eivissa, que tuvo lugar en el mes de mayo del 2019, en el que moría una mujer de 59 años, Rossanna Venturini, y resultaron heridas varias personas, tres de ellas de gravedad, a causa de las quemaduras de segundo grado, intoxicaciones por humo y aplastamiento.

El acusado se enfrenta a una pena de 7 años y seis meses de cárcel después de que las acusaciones particulares, según informa del Tribunal Superior de Justicia de Balears, se adhirieran a una nueva petición del Ministerio Fiscal que le rebajaba la petición de pena inicial de 18 años de cárcel, “teniendo en cuenta el reconocimiento expreso” de los hechos en su declaración.

Un cambio de versión durante el juicio

El juicio comenzaba la semana pasada con dos encausados. Sin embargo, después de la vista oral en la primera jornada del juicio, la causa dio un giro inesperado. La Fiscalía pedía 18 años de prisión para uno de los procesados, F.F.F., como autor de un delito de incendio con peligro para la vida o integridad de las personas por imprudencia grave, en concurso ideal con tres delitos de lesiones por imprudencia grave y un delito de homicidio imprudente. En resumen, se le acusaba de colaborar vigilando mientras el otro acusado, J.V.C., provocaba el incendio.

Sin embargo, F.F.F. se desmintió de la declaración que había efectuado ante la Policía Nacional en la que culpaba al ahora condenado de haber causado el fuego como venganza por una disputa con uno de los moradores del edificio ocupado, asegurando que “en absoluto” podía asegurar que J.V.C. había sido el responsable intencionado del suceso.

No obstante, reconocía que “puede ser” que lanzase una colilla encendida en las inmediaciones del bloque en construcción, tal y como declaraba el condenado. F.F.F. aseguró que hizo esas declaraciones, después del suceso, porque estaba enganchado a las drogas y fue presionado por los agentes de policía. A partir de ese momento, el Ministerio Fiscal solicitaba 7 años y medio de cárcel para J.V.C., petición con la que estuvieron de acuerdo las partes y que finalmente ha confirmado el jurado popular.

También se solicitan indemnizaciones de entre 15.000 y 62.000 euros para otros tres residentes que sufrieron lesiones durante el incendio. Además, la aseguradora del edificio afectado reclama que los presuntos autores del incendio paguen la indemnización por 7.600 euros para el propietario del inmueble, mientras que el Consell de Eivissa solicita 5.000 euros por los gastos de los bomberos. La única discrepancia con la decisión de la fiscalía se ha dado con una de las acusaciones particulares respecto a la indemnización que tendrá que recibir la familia de la fallecida, Rossanna Venturini, que en un principio se fijó en 76.000 euros, sobre la que tendrá que decidir la magistrada que emitirá la sentencia definitiva.

Explotaron bombonas de butano

Sin embargo, según las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional de Eivissa, por las que el jefe de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta), Fernando García Crespo, recibió en octubre del 2019 la cruz al mérito policial con distintivo rojo, J.V.C. habría provocado el incendio del inmueble ocupado al arrojar dentro del mismo un mechero en una zona repleta de basura, colchones y ramas, lo que provocó, unido al viento que soplaba aquel fatídico 13 mayo a las 12.40 del mediodía, que las llamas se propagaran rápidamente, provocando la práctica destrucción del edificio y, por consiguiente, de las dependencias habitadas dentro de él, que contaban con numerosas cocinas de gas y bombonas de butano que explotaron, mientras, al parecer, el segundo acusado, F.F.F. vigilaba la zona.

Uno de los agentes de la Policía Nacional que investigó el caso tildó en el juicio como «poco probable» que el incendio fuera originado por un cigarro mal apagado, llegando a ser amenazado en tres ocasiones por uno de los acusados con un “ya nos veremos”, de lo que la magistrada dejó constancia. Por su parte, el responsable de los Bomberos explicó en la vista que fue imposible determinar el foco inicial del incendio debido a que en el lugar había mucho material inflamable, como colchones, telas y cartones, y por la explosión de las bombonas de gas. La densa y negra columna de humo se podía ver desde toda la ciudad de Eivissa.

Asimismo, y a pesar de las decisiones del Ministerio Fiscal y del jurado popular, vecinos y vecinas de la zona, en la misma línea que los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía, tienen una versión muy diferente de los hechos y aseguran que el “incendio tuvo que ser provocado” porque el edificio ardía por diferentes sitios a la vez. Así lo explica a elDiario.es A.B.C., amiga de la víctima mortal, Rossana Venturini. Además, una de las afectadas, residente en el edificio siniestrado, que no ha querido dar su nombre, ha asegurado a este medio que en cuestión de 15 minutos el fuego acabó con todo: “Esto no es posible solo con tirar una colilla”.

“Aquello fue un auténtico infierno”

 “Estaba en Figueretes –cuenta A.B.C.– y me encontré con Genaro, morador del inmueble siniestrado y, de repente, vino un conocido suyo y nos dijo que la casa estaba en llamas. Inmediatamente salimos corriendo y empezamos a ver la columna de humo. Genaro tenía allí a su compañera, uno de sus perros y todos sus enseres de lo que llevaba 7 años siendo su casa. Cuando llegamos no lo podíamos creer, el edificio estaba ardiendo por varios lugares a la vez y empezaba a llegar mucha gente”. Los bomberos, según esta vecina, estaban actuando con muy pocos medios: “Solo había uno de ellos con una manguerita y vi desde el principio que aquello iba a arder entero”. 

El rescate de todas las personas que se encontraban dentro de aquellas viviendas improvisadas fue muy complicado. “Había muchas mujeres que fueron ayudadas a salir porque sus dependencias estaban cerradas con cadenas y candados para protegerse de los robos y la inseguridad que se estaba viviendo en los últimos meses”, debido a la instalación en el edificio de personas que se dedicaban a actividades delictivas y que “habían roto la tranquilidad con la que se vivía allí hasta entonces”.

El edificio estaba habitado desde hacía años por familias de trabajadores que, debido al grave problema de precios de la vivienda en la isla de Eivissa, ocuparon esta estructura abandonada por diferentes problemas legales. Dos personas que se encontraban en los pisos superiores tuvieron que ser rescatadas por un helicóptero del Instituto Balear de la Naturaleza (IBANAT) que, finalmente, actuó en el “improvisado operativo” que, además de los bomberos, contó con la Policía Municipal de Eivissa y el apoyo de agentes de la Policía Nacional.

“Si no hubiera venido el helicóptero del IBANAT la mujer de Genaro se hubiera quedado allí porque nadie estaba capacitado para atender aquella emergencia”, asegura A. B. C. “Todas las personas que habían salido por su propio pie estaban desperdigadas por las inmediaciones con sus rostros y sus ropas negras del humo sin que nadie las atendiera. Ni siquiera se les ofreció agua. Lo habían perdido todo y nadie parecía estar preocupado por su situación. Fue todo un desastre, ni siquiera acudió ningún equipo de urgencias del Centro de Salud de es Viver”, situado prácticamente frente al edificio.

Si no hubiera venido el helicóptero, la mujer de Genaro se habría quedado allí. Nadie podía atender esa emergencia. Los que salieron por su propio pie estaban desperdigados por las inmediaciones con sus rostros negros del humo sin que nadie los atendiera

A. B. C. Testigo del incendio del edificio

Asimismo, algunos de los residentes en la estructura afectada aseguran que se les ha ninguneado, desde entonces hasta en el presente juicio. Así lo pone de manifiesto una de las residentes a este periódico. “Después de poner las denuncias por lo ocurrido me he enterado por la prensa de que el juicio estaba teniendo lugar. Yo no tengo dinero para pagarme un abogado, pero perdí todo lo que tenía en lo que en aquel momento era mi casa y lo más importante: mi perro”. Cuando fue rescatada junto a otro vecino del tejado del edificio estaba junto a Dragón, un can de más de 40 kilos de peso, extremo que le impidió subirlo con ella al helicóptero del Ibanat que en un acto de riesgo y de pericia extrema de su piloto, que actuó motu propio consiguió sacarlos del infierno. “Allí se quedó. Nadie se preocupó por rescatar a los animales”. En el suceso murieron aparte de Dragón otros dos perros. “Parece ser que como nosotros vivíamos allí ocupando un edificio, que no okupando, puntualiza, porque lo hacíamos por necesidad ya que con nuestros sueldos no nos llegaba para pagar una vivienda, no podemos reclamar nuestros derechos como cualquier ciudadano. Somos y éramos trabajadores”, argumenta.

Perdí todo lo que tenía en lo que en aquel momento era mi casa y lo más importante: mi perro. Allí se quedó. Nadie se preocupó por rescatar a los animales

Anónima Antigua residente en el edificio incendiado

La mujer recuerda cómo aquel 13 de mayo acababa de llegar al edificio de la compra y en cuestión de un minuto todo la estructura se llenó de un humo denso y negro, “de un momento a otro se oscureció todo”. “Ya teníamos experiencias de otro incendio fortuito y en aquella ocasión estábamos todos durmiendo y nos dio tiempo a sacar a todo el mundo y a los animales, pero este fuego fue diferente”, constata. “Me fui a la escalera, pero ya no podía bajar, estaba negro y muy caliente. Solo me dio tiempo a romper el acceso que tenía desde mi vivienda a la azotea, y que tenía bloqueado para evitar robos, y salir de allí. Rossanna también tenía un acceso, pero no salió. Algunos vecinos dicen que la oyeron gritar, pero yo no oí nada. Ahora solo pienso en la suerte que tuvimos de que el piloto del helicóptero se arriesgara por nosotros, aunque Dragón se quedó allí”, añade.

“Rossanna estaba allí dentro. Me había engañado”

La vecina y amiga de la única victima mortal del incendio, A.B. C., nos relata que “en aquel momento” pensó en Rossana: “Me había dicho semanas antes que se iba a Italia a visitar a su familia y me vino el presentimiento de que podía encontrarse allí”. “Yo conocía a prácticamente todos los vecinos y vecinas y me fui directamente a un grupo de hombres, miré a una de ellos a la cara y le pregunté: ¿Rossanna estaba aquí?, y él asintió con la cabeza. Le volví a preguntar ¿Rossana todavía está dentro?, y bajo su mirada. En aquel momento entré en pánico porque me di cuenta que mi amiga me había engañado y estaba atrapada dentro del edificio. Grité con todas mis fuerzas para que la gente se callará, intenté explicarles a bomberos y municipales que ella igual estaba pidiendo auxilio. Pero el circo en el que se convirtió aquello con la llegada de los políticos a los que la gente acusaba de la situación, unos por la peligrosidad de la zona en los últimos meses, otros por el problema de la vivienda, hizo imposible que se pudiera escuchar nada. Rossanna pudo pedir auxilio, pero nadie la escuchó mientras moría abrasada”.

A.B. C. gritó incansablemente intentando que su amiga la escuchara desde el segundo piso donde supuestamente estaba y, de repente, dice que vio que “su pareja, su amigo, llegaba al lugar”. “Me preguntó si había visto a Rossana, le dije que no y salió corriendo. Nadie sabía nada de mi amiga y ya desde el primer momento me temí lo peor: Rossana estaba encerrada y no pudo salir”. Después, asegura, lo volvió a ver alrededor de las dos de la tarde tomando cañas en el bar de la esquina. “Yo insistí a la Policía Judicial cuando llegó al lugar de los hechos. Estuve todo el día intentando ayudar e insistiendo en que mi amiga estaba dentro”. Finalmente, una integrante de la Policía Judicial, un poco antes de que se diera por extinguido el incendio, se adentró en el inmueble “todavía humeante y localizó lo que quedaba de Rossana”. 

El novio de la fallecida, investigado por maltrato

Presuntamente, según vecinos del edificio ocupado y como asegura A.B.C, Venturini estaba sufriendo malos tratos por parte de su pareja, un hombre de 46 años que en estos momentos está pendiente de un juicio por estas circunstancias. “Algunos vecinos me dijeron que él la tenía encadenada dentro de la habitación donde vivían, pero yo no puedo asegurar esto”, comenta A.B.C. Tras el incidente se abrió una investigación paralela para esclarecer si la fallecida había sido encerrada.

Lo que sí corrobora A.B.C es que la mujer estuvo una temporada viviendo en su casa. “Estaba muy mal, con serios problemas psicológicos, muy medicada. Me costaba que se levantara de la cama y tenía pánico. Le dije que no volviera más con él, que le estaba destrozando la vida”. Sin embargo, Rossanna decidía volver con el que, presuntamente y a la espera de juicio, la maltrataba, y decidió no contarle nada a su amiga. “Luego me di cuenta que estuvo durante todo un mes esquivándome, porque había vuelto con él al edificio ocupado”, asegura apesadumbrada. Tanto A.B.C. como la familia de la victima, residente en Italia, están esperando la celebración de este juicio por maltrato.

Inculpados por el incendio en los juzgados de Eivissa

Asimismo, al condenado por el incendio de Es Viver (J.V.C.) y al otro implicado (F.F.F.), exculpado ahora, se les atribuye también la autoría por el incendio que destruyó los Juzgados de Eivissa. El procedimiento está pendiente del juicio, que se celebrará en noviembre. En este caso la Fiscalía pide cuatro años y medio de cárcel para cada uno de ellos.

En aquella ocasión, enero del mismo año del trágico suceso de es Viver, el incendio calcinó las plantas segunda y tercera de la sede judicial de la isla de Eivissa, lo que originó retrasos e importantes prejuicios para la Administración de Justicia, ya que el edificio quedó arrasado por el fuego y el humo, lo que impidió que se pudiera retomar la actividad judicial. Se cree que el móvil pudo ser la destrucción de documentos judiciales o pruebas de causas que tenían pendientes los acusados, según informó en su momento Europa Press. Se da la circunstancia, según publicaba el diario El Mundo, que los dos hombres son especialistas en fuego y habían trabajado durante muchos años en una empresa de extinción. 

El jefe de la UDEV, Fernando García Crespo, confirmó que la investigación por el incendio de los Juzgados se centró desde el principio en una banda criminal “ampliamente conocida y muy asentada en Eivissa”, el clan de los Cazorla.

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