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Crisis en Túnez: el presidente cesa al primer ministro y suspende el Parlamento

El presidente tunecino Kais Said.

EFE / elDiario.es

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El presidente tunecino, Kais Said, ha anunciado este domingo por sorpresa el cese del primer Ministro, Hichem Mechichi, y la suspensión del Parlamento durante 30 días así como la retirada con efecto inmediato de la inmunidad parlamentaria de todos los diputados “para recuperar la paz social y salvar al Estado y la sociedad”. Este lunes también ha anunciado el cese de los ministros interinos de Defensa y Justicia.

“La Constitución no me da la posibilidad de disolverlo (Parlamento) pero no me impide suspenderlo”, ha defendido el mandatario al término de una reunión urgente con altos cargos del Ejército y de las fuerzas de seguridad.

Said ha asegurado que asumirá la presidencia del Ejecutivo con ayuda de un nuevo primer Ministro, que él mismo nombrará, durante el periodo de transición.

El presidente ha defendido hacer uso del artículo 80 de la constitución que recoge que “en caso de peligro inminente que amenace la nación, la seguridad o la independencia del país y obstaculice el funcionamiento regular de los poderes públicos, el presidente de la República puede tomar las medidas necesarias ante las circunstancias excepcionales tras consultar con el jefe de Gobierno y el presidente del Parlamento”.

Según dicho texto, el objetivo es garantizar el regreso a un funcionamiento regular del poder público “lo antes posible” mientras que el Tribunal Constitucional –pendiente de creación desde 2015– debe supervisar dicho proceso y tomar la decisión con respecto a su extensión.

“Aunque la constitución recoge las condiciones, no queríamos llegar a esto (...) El pueblo hoy continúa su revolución en el marco de la legitimidad y trabajaremos para aplicar la ley sobre todo el mundo”, ha añadido el dignatario y antiguo profesor de Derecho Constitucional.

La mesa del Parlamento se reunió este lunes por primera vez tras la disolución de la Asamblea y calificó la iniciativa de Said de “odioso golpe de Estado”, por lo que instó al Ejército y a las fuerzas de seguridad a “respetar su juramento de proteger la Constitución y preservar el Estado y las instituciones”.

Los partidos denuncian un “golpe de Estado”

Los principales partidos políticos del país han dicho que la decisión es un claro “golpe de Estado” y han reclamado la continuidad de la Asamblea.

“Esto es un golpe contra la democracia tunecina y su Constitución. Túnez es la única historia de éxito de la primavera árabe y esta historia no termina aquí”, subraya el comunicado difundido por el partido islamista Ennahda, principal fuerza parlamentaria y socia del Gobierno, después del anuncio de Said.

Esta formación compartió un vídeo en redes sociales que muestra cómo el Ejército impidió hacia las dos de la madrugada el acceso al Parlamento a varios diputados, incluido el presidente de la cámara y líder del partido, Rached Ghannouchi.

Por su parte, el dirigente de la Coalición islamista Al Karama, ha tachado de ilegal la iniciativa y ha pedido a los diputados retomar su puesto a partir del martes y llevar a cabo la destitución del presidente.

Según la prensa local, las autoridades han decretado a partir de este lunes a medianoche el cierre del espacio aéreo y las fronteras marítimas por una duración ilimitada. Además, se han desplegado unidades del Ejército alrededor del Parlamento, la sede del Gobierno y otros edificios institucionales. La web “Tunisie Numérique” revela asimismo que la justicia ha adoptado medidas cautelares de prohibición de abandonar el territorio nacional contra el presidente del Parlamento, así como sus 64 diputados.

La policía tunecina ha irrumpido en la oficina de Al Jazeera en la capital y ha expulsado a todo el personal, según ha informado la cadena catarí. Las fuerzas de seguridad que participaron en la redada dijeron que cumplían instrucciones y pidieron a todos los periodistas que se marcharan, recoge Al Jazeera.

Celebraciones en las calles

La decisión se produce después de que miles de ciudadanos protestaran en varios puntos del país para reclamar la dimisión del Gobierno y la disolución del Parlamento por su mala gestión de la crisis sanitaria y por el deterioro de las condiciones de vida lo que provocó enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad, que recurrieron al uso de gases lacrimógenos para su dispersión.

En varias localidades, como Kairouan (centro), Sfax (centro-este) y Tozeur (suroeste), los manifestantes atacaron diferentes sedes regionales de Ennahda, tras reclamar millonarias indemnizaciones para las víctimas de la dictadura. Según la prensa local, los ataques han continuado durante la noche. La formación conservadora ha denunciado que los actos han sido perpetrados por “grupos anarquistas, consternados por no haber logrado convencer a la opinión pública de sus creencias populistas y antidemocráticas”.

Miles de ciudadanos han vuelto después a las calles para celebrar el anuncio de Said. Pese al toque de queda y las restricciones de la crisis sanitaria que prohíben todo tipo de manifestaciones públicas, la capital ha vivido un ambiente festivo en el que miles de coches y transeúntes han festejado la noticia ante la mirada de las fuerzas de seguridad hasta altas horas de la noche.

“Hace años que esperábamos esto. Toda esta gente está feliz porque ahora los oprimidos han ganado al opresor”, ha dicho a Efe Najet, vecina de la Marsa, en los suburbios de la ciudad, que llegó acompañada de sus hijos.

Bloqueo institucional

Desde comienzos de año el país magrebí vive un bloqueo institucional después de que el Parlamento apoyara la remodelación del Ejecutivo, con cambios en 11 de sus 25 carteras, y de que el presidente, Kais Said, se negara a aceptarla al considerar que no fue consultado previamente y debido a las sospechas de conflicto de intereses que planean sobre algunos de los nuevos miembros.

La grave crisis económica que arrastra el país en los últimos años, agravada por la epidemia, ha obligado al Gobierno tunecino a pedir ayuda a la comunidad internacional ante la falta de vacunas y de equipos médicos para hacer frente a esta cuarta ola de coronavirus, que suma ya más de 18.600 víctimas, la tasa más alta de mortalidad del continente según la Organización Mundial de la Salud. 

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