Los medios británicos han reaccionado perplejos ante las palabras pronunciadas por Theresa May tras reunirse con la reina. May ha dado un discurso que bien podría haber sido redactado para celebrar una victoria arrolladora con mayoría absoluta. No ha reconocido el descenso de votos. No ha mostrado ninguna autocrítica. No ha intentado tender lazos con laboristas y otros partidos a oposición con vistas a tener un frente común en la dura negociación del Brexit. Arrogante, carente de humildad, soberbia, son algunos de los calificativos que ha recibido. El escritor Robert Harris la define perfectamente con unas pocas palabras: al más puro estilo de Corea del Norte.