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Las mujeres saudíes se sientan por fin al volante, pero están lejos de controlar sus vidas

Esraa Albuti, directora ejecutiva de Ernst & Young, muestra su carné de conducir en el Departamento de Tráfico de Riad. El Gobierno emitió las primeras 10 licencias unas semanas antes de que se levantase la prohibición.

Javier Biosca Azcoiti

Las mujeres en Arabia Saudí se podrán sentar este domingo por primera vez al volante sin violar la ley. Pero mientras el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, se pasea por el mundo y es alabado como el gran modernizador del país, está llevando a cabo una campaña de represión sin precedentes contra las mismas activistas que han liderado y promovido la campaña por el levantamiento de la prohibición.

Desde el 15 de mayo, 19 activistas mujeres han sido detenidas. Ocho fueron liberadas después y 11 permanecen bajo arresto. Entre las detenidas están algunas de las activistas más destacadas de Arabia Saudí y todas ellas han participado en la campaña contra la prohibición de conducir. Se les acusa de estar en contacto con elementos hostiles y se les remite al tribunal especializado en terrorismo, donde se enfrentan a penas de hasta 20 años de prisión.

“Deberíamos estar celebrando el cambio del 24 de junio, pero es terrible que no estemos en una posición para celebrar. No es momento de optimismo”, señala Rothna Begum, investigadora de Human Rights Watch sobre los derechos de la mujer en Oriente Medio y el Norte de África. “Es una campaña única porque aplica reformas y persigue a los activistas que han liderado esas reformas. Su contrato social es pedir obediencia mientras el Estado actúa como guardián”, añade.

“El mensaje que está mandando es que el único reformador del país es él y tú tienes que estar agradecida y no puedes pedir nada. Pero él todavía era un niño cuando en 1990 ya salieron las mujeres a la calle a conducir desafiando la ley”, explica Begum.

La investigadora cree que el objetivo de Bin Salmán con esta campaña de represión contra activistas no es mandar el mensaje de que si exiges cambios, puedes conseguirlos. “Las verdaderas líderes de las reformas están en el exilio, perseguidas o entre rejas”, añade.

Hala Aldosari, activista saudí, lo tiene claro: “Yo podría ser una de esas detenidas. Han ido a por las más conocidas en la comunidad internacional. Son mujeres que han sido muy visibles y de cara al público interno se ha vendido como que estas mujeres eran agentes de embajadas extranjeras”, señala.

“No entiendo cómo eso ha pasado públicamente para poner en peligro algo que el propio Gobierno ha utilizado para mostrarse como reformador de cara al mundo. Solo se me ocurre que el motivo es por su contacto e imagen en la comunidad internacional”, añade. Aldosari recuerda que la situación de la mujer en el país ha sido un área clave en las críticas internacionales al sistema político saudí.

“La comunidad internacional, en general, ha apoyado el levantamiento a la prohibición de conducir, que es tan único que ha atraído mucha atención de los medios”, señala la activista. “Sin embargo, esos medios no han podido acceder a las activistas sobre el terreno por el miedo de ellas a ser arrestadas. Como faltan esas voces tan importantes, obtener información es muy difícil”.

A eso se añade el silencio del resto de países. “Uno de los grandes problemas es que Arabia Saudí es muy poderoso y es muy difícil conseguir que los diplomáticos se expresen”, asegura Begum. “Solo hemos visto a Canadá y Noruega plantear su preocupación y criticar la campaña contra las activistas. El resto, nada. Nadie ha salido a defender a las mujeres que han liderado la campaña contra la prohibición de conducir y esto manda un mensaje a las activistas: si haces esto, nadie va a estar de tu parte”, añade. “El Parlamento Europeo aprobó una resolución criticando los arrestos, pero eso no son los Estados miembros”.

Mientras tanto, la portada de Vogue Arabia en su edición de junio muestra a la princesa saudí Hayfa bint Abdulá al Saud, hija del rey Faisal bin Abdulaziz al Saud (1964-1975), ataviada con un vestido blanco y unos tacones altos al volante de un descapotable rojo. “Una celebración de las mujeres vanguardistas de Arabia Saudí”, reza la portada.

“Las verdaderas vanguardistas están entre rejas. Estamos en una situación crítica”, dice Hiba Zayadin, investigadora de Human Rights Watch especializada en Arabia Saudí.

Una de las detenidas es Mayaa al Zahrani, amiga de Nouf Abdelaziz, otra destacada activista también encarcelada. Zahrani fue arrestada el 10 de junio por publicar una carta que Abdelaziz le pidió hacer pública en caso de que fuera encarcelada. En la carta, Abdelaziz señala: “No soy una provocadora, una vandálica, una terrorista, una criminal ni una traidora. Siempre he sido una buena ciudadana que ama su país y que desea lo mejor para él”. Ambas mujeres están en prisión incomunicada.

Desde su primer desafío a la ley, las mujeres saudíes llevan casi treinta años luchando por poder conducir en el único país del mundo que todavía se lo prohibía. A partir del domingo 24 de junio, podrán hacerlo. Mientras, el mundo habla de un príncipe reformador, “¿quién se acuerda ahora de las activistas que comenzaron y lideraron toda esta campaña?”, se pregunta enfadada Begum.

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