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“Estamos rodeados. ISIS nos ataca desde tres puntos diferentes”

Un miliciano kurdo monta guardia a 40 kilómetros al sur de Erbil, en el Kurdistán iraquí.

Bostjan Videmsek (DELO)

Kobani, Siria —

Unos 1.500 kurdos de origen turco saltaron la valla fronteriza con Siria y cruzaron los campos para entrar en la cercana ciudad de Kobani, que está completamente rodeada por los combatientes de ISIS. Los kurdos de Turquía, que al principio se habían manifestado de forma pacífica contra la actitud amistosa turca hacia los extremistas suníes por ser un brazo indirecto de los intereses de Ankara, no fueron detenidos ni por el Ejército ni la Policía, muy presentes en la frontera. Las fuerzas de seguridad turcas se limitaban a observar la caótica situación con una actitud tan activa como pasiva.

En las últimas dos semanas, ISIS se ha apoderado de una amplia zona de territorio kurdo en el noreste de Siria. Más de un centenar de pueblos cercanos a la ciudad de Kobani están ahora bajo control yihadista. Las autoridades locales kurdas han vaciado esos pueblos por “razones tácticas”, o al menos eso es lo que dicen. La mayoría de las mujeres, niños y ancianos han huido a Turquía. Los hombres, la mayoría sin armas, se han quedado para luchar.

Mientras una mayoría de los kurdos turcos estaba manifestándose, una o dos decenas de jóvenes comenzaron a desmantelar la antigua valla fronteriza, situada junto a una vía ferroviaria abandonada. Trabajaron duro y rápido. Los últimos de los guardias fronterizos turcos abandonaron sus puestos. No quedaba nadie que impidiera a los kurdos cruzar la frontera que en sentido contrario habían atravesado unos 130.000 kurdos el fin de semana anterior huyendo de la violencia fanática de ISIS.

De repente, las manifestaciones se acabaron. La gente vio la oportunidad y comenzó a correr en dirección a Kobani. La frontera estaba abierta, pero ¿por cuánto tiempo? Finalmente, era posible cruzarla y unirse a los hermanos kurdos en su lucha contra ISIS. Una lucha en las que están más o menos solos.

Los combatientes kurdos afirman que los ataques aéreos de esta no-tan-nueva-coalición en una guerra-no-tan-nueva no se han dirigido contra las posiciones de ISIS alrededor de Kobani, y que los ataques yihadistas se han intensificado desde el inicio de la campaña internaconal contra ellos. Pero tanto el viernes como el jueves decidió bombardear los campos petrolíferos –controlados por ISIS– abandonando a los kurdos a su suerte y a sus terriblemente escasos recursos. Serán olvidados en nombre de objetivos geoestratégicos más elevados.

Es un déjà vu como el de 1991. Turquía, que ha tenido un doble juego en Siria desde el comienzo de la guerra, no está ni mucho menos preocupada, aunque debería estarlo.

Mientras el sonido de los combates en los suburbios de la ciudad sitiada, al alcance de la artillería de ISIS, se hacían más y más claros, más gente decidía cruzar al otro lado. Los campos estaban llenos de gente de aspecto muy variado.

“Kobani está resistiendo. Estamos luchando duro. ISIS nos ataca desde tres lugares diferentes. En el cuarto lado, está la frontera turca. No hemos recibido ninguna ayuda. Nadie nos apoya. Es una guerra contra los kurdos. ¿Dónde están los aviones de EEUU?”, dice un anciano kurdo del pueblo turco de Urfa. “Me quedaré en Kobani hasta el final. Pase lo que pase”.

“El ISIS es una versión moderna del fascismo. Matan y violan sólo para divertirse. Todo esto ha sido posible por la política exterior norteamericana y turca. Ankara y Washington fingen que luchan contra ISIS. En realidad, los yihadistas les están haciendo el trabajo sucio. Tenemos que unirnos y luchar juntos”, dice el joven Abraham, un arameo de Merdán que se ha unido a los kurdos. Todo el grupo entró en Kobani, una ciudad completamente silenciosa ya sin tráfico. Es una ciudad sitiada que pide ayuda, pero que no ha recibido ninguna.

“Destruimos cuatro tanques yihadistas. Sin ayuda de nadie, estamos defendiendo Kobani. ¿Pero por cuánto tiempo? Necesitamos ayuda urgentemente. ¡Aquí y ahora!”, dice Feisal Fadil en Kobani al ver satisfecho a los jóvenes kurdos llegar para unirse a los combates.

Al otro lado, padres e hijos se despedían de esposas y madres que llorando volvían al lado seguro de la frontera con Turquía. Los hombres cruzaron los campos y entraron en la ciudad. Volverán sólo si consiguen derrotar a los miembros de ISIS.

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