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Sanciones, envenenamientos y críticas a la invasión: quién es Vladímir Kara Murza, el opositor ruso condenado a 25 años de cárcel

Vladímir Kara Murza durante la sesión del tribunal en la que ha sido condenado a 25 años de cárcel

Javier Biosca Azcoiti

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El 28 de marzo de 2022, Vladímir Kara Murza estaba cenando con su amigo Bill Browder en EEUU. Su colega, con quien había hecho campaña en varios países para promover leyes de sanciones contra el Gobierno ruso, le rogaba que no volviese a Rusia. “Cómo puedo pedir al pueblo ruso que se enfrente a Putin por esta invasión de Ucrania si tengo miedo de volver a mi país”, le dijo, añadiendo que no tenía otra opción que regresar. “Es difícil imaginar ese tipo de valentía”, dice Browder a elDiario.es. “Describe bastante bien el tipo de hombre que es”.

Pocos días después de llegar a Rusia, el 11 de abril, Kara Murza –de doble nacionalidad rusa y británica–, fue detenido por difundir “información falsa” sobre el Ejército ruso. Meses después le sumaron otros dos cargos: participación en una organización extranjera “no deseable” y “traición”. En la detención inicial, las autoridades mencionaron un discurso de Kara Murza el 15 de marzo de 2022 en la Asamblea estatal de Arizona en la que denunció la “guerra de agresión” y los “crímenes de guerra” cometidos por el “régimen dictatorial” ruso en la invasión de Ucrania. Este lunes ha sido condenado a 25 años.

Su entorno sabía lo que ese último viaje a Rusia podría significar. Su mujer, Evgenia Kara Murza, renunció hace tiempo a intentar disuadirle y le acompañó en una breve visita por París antes de partir a Moscú. “Quería hacer bonito su viaje. En el fondo, sabía lo que se nos venía”, declaró a la BBC. “Un cuarto de siglo es un sobresaliente a tu valentía, consistencia y honestidad en tu trabajo durante años”, ha tuiteado Evgenia minutos después de conocer la sentencia. “Estoy orgullosa de ti, mi amor, y siempre estaré contigo”.

Kara Murza llevaba años en la diana del Gobierno de Putin por su trabajo. “Es un preso político en el verdadero sentido de la palabra”, dice Browder. “Fue detenido por ser un político opositor muy eficaz. Fue responsable de la aprobación de la Ley Magnitsky [sanciones a autoridades rusas responsables de corrupción o violaciones de derechos humanos] en 35 países, habla regularmente en foros públicos, gobiernos y parlamentos sobre las atrocidades cometidas por el régimen de Putin. Su credibilidad y carisma es una amenaza para Putin y la condena, la más larga de cualquier preso político en el país, sugiere que es el preso más vilipendiado de Rusia”.

Vladímir Kara Murza es el discípulo del líder opositor Boris Nemtsov, que era el padrino de uno de sus hijos. Nemtsov, que llegó a ser viceprimer ministro durante la presidencia de Boris Yeltsin, fue asesinado en 2015 mientras cruzaba caminando el Puente Bolshoy Moskvoretsky, a escasos metros del Kremlin. Kara Murza fue de los primeros en llegar al lugar. Cuando Browder le llamó por teléfono, apenas podía hablar mientras trataba de contener el llanto. Al día siguiente, Nemtsov en teoría iba a liderar una marcha multitudinaria contra la “agresión de Putin en Ucrania”. 

Nemtsov, Kara Murza y Browder fueron tres figuras fundamentales en la aprobación de la ley Magnitsky en EEUU en 2012 y, posteriormente, en otros países. Esas leyes son la base legal para las actuales sanciones que los países occidentales están imponiendo a líderes rusos. Según Browder, su apoyo a esta ley le costó a Kara Murza su puesto de trabajo como periodista de la agencia rusa RTVI en Washington. El 30 de abril, tanto Browder como Kara Murza intervinieron en el Congreso de EEUU para pedir nuevas sanciones por el asesinato de Nemtsov, que no ha sido resuelto. Una investigación periodística de 2022 reveló que Nemtsov estaba bajo seguimiento de un agente del FSB vinculado a un grupo relacionado con asesinatos políticos. Moscú niega su responsabilidad.

Tan solo un mes después de su intervención en el Congreso, Kara Murza empezó a vomitar durante una reunión con un colega y, minutos después, se desmayó. A su llegada al hospital, los doctores le indujeron un coma y lo entubaron. Estaba extremadamente grave. Bill y su mujer querían sacarlo de Rusia, incluso Mijaíl Jodorkovski fletó un avión medicalizado desde Israel, pero los médicos les advirtieron de que podría morir en el traslado–actualmente, Kara Murza es vicepresidente de Rusia Abierta, la ONG fundada por Jodorkovski–. De pronto, sus riñones empezaron a funcionar unos días después y los doctores le sacaron del coma. Las investigaciones revelaron que había sido envenenando, aunque no pudieron determinar el origen ni la sustancia. Cuatro semanas después de la misteriosa enfermedad, Kara Murza volvió a EEUU. 

En diciembre de ese año decidió regresar a Rusia e incluso denunció ante las autoridades que creía que había sido envenenado por su actividad política, pero no se abrió ninguna investigación. Kara Murza tenía secuelas y necesitaba apoyarse en un bastón para caminar. La noche del 1 de febrero de 2017, el líder opositor volvió a enfermar misteriosamente. Eran exactamente los mismos síntomas. Ante el fallo multiorgánico, los médicos le volvieron a inducir el coma y le suministraron apoyo respiratorio externo. Pero los órganos de Kara Murza volvieron a funcionar y los especialistas le despertaron del coma una semana después. El 19 de febrero pudo viajar a EEUU para continuar con la rehabilitación.

Una investigación de Bellingcat destapó en 2021 que justo antes de los dos episodios que dejaron a Kara Murza en coma, una unidad especializada del FSB (servicio de seguridad ruso) siguió de cerca al opositor en todos sus viajes. Se trata de la misma unidad localizada cerca de Navalni horas antes de su envenenamiento, según el medio de investigación.

En 2018, Kara Murza fue uno de los pocos que llevó el ataúd del senador John McCain frente a la Catedral Nacional de Washington. El propio McCain eligió a Kara Murza antes de morir para llevar el ataúd, junto a otras figuras destacadas en la política estadounidense, como el futuro presidente demócrata Joe Biden. Algunos lo interpretaron como un mensaje post mortem a Donald Trump, a quien McCain acusaba de estar demasiado cerca de Putin. Kara Murza conoció a McCain en 2010, cuando el ruso hacía campaña a favor de la Ley Magnitsky, y ambos se hicieron amigos.

“No solo no me arrepiento, sino que estoy orgulloso”, dijo Kara Murza en su última declaración ante el tribunal. “Estoy orgulloso de que Nemtsov me trajese a la política. Y espero que no se avergüence de mí. Suscribo cada palabra que he dicho y cada palabra por la que se me acusa en este tribunal”, añadió.

En palabras de Browder: “Vladímir es el hombre con más principios que conozco. No sé cuando caerá el régimen de Putin y cómo lo hará, pero él da una visión de una Rusia civilizada, libre y democrática a la que muchos rusos se sentirían atraídos”.

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