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Racismo contra asiáticos en EEUU: el ataque de Atlanta, el extremo más violento de un problema creciente en pandemia

Miles de asiático-americanos y simpatizantes reunidos frente al Capitolio del Georgia en una manifestación contra los crímenes de odio contra los asiáticos

Sarah Yáñez-Richards

Nueva York —

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Flores de todos los colores siguen a los pies del salón de masajes y los dos spas donde este 16 de marzo Robert Aaron Long, un joven blanco de 21 años, mató a tiros a ocho personas, seis de ellas mujeres de origen asiático. El apoyo a las víctimas no sólo se ve a las puertas de estos establecimientos de Georgia, sino también en todo Estados Unidos bajo el lema “#StopAsianHate” (acaben con el odio contra los asiáticos), etiqueta que se ha propagado tanto por las redes como en protestas que se han desarrollado en todo el país.

El tiroteo ha sido la gota que ha colmado el vaso. Entre marzo de 2020 y febrero de 2021 se registraron 3.795 incidentes contra ciudadanos de origen asiático en suelo estadounidense, incluidas agresiones verbales (68,1%), físicas (11,1%), discriminación y abusos contra sus derechos, según datos de Stop AAPI Hate, organización que representa a personas de origen asiático o de islas del Pacífico en Estados Unidos. La organización señala que esta cifra solo refleja “una parte del número de incidentes de odio que ocurren realmente”.

Unas cifras que apuntala el Center for the Study of Hate and Extremism (Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo) de la Universidad Estatal de California, que señala que los delitos de odio contra la minoría asiática se han disparado un 145% entre 2019 y 2020 en las principales ciudades de EEUU. El estudio está realizado con datos policiales sobre los delitos de odio en las 16 ciudades más grandes del país. Este aumento se produce mientras en 2020 los delitos de odio en general bajaron en un 6% respecto al años anterior. El informe señala que este descenso se produce probablemente por la “falta de interacción” a causa de las restricciones de la pandemia. Los delitos de odio contra los asiáticos ya venían en aumento desde años anteriores. Entre 2014 y 2019 se produjo un incremento del 12,8% en este tipo de ataques.

El aumento del racismo con la llegada de la pandemia 

“Mi novio y yo íbamos en el metro de Washington D.C cuando, en la escalera mecánica, un hombre me golpeó la espalda repetidamente y pasó junto a nosotros. Cuando estaba en la parte superior de las escaleras, se dio la vuelta y me gritó repetidamente: 'Perra china'. El atacante forzó la tos y nos amenazó físicamente. Unos días después, vimos en las noticias que el propietario de Valley Brook Tea en D.C. fue acosado y rociado con gas pimienta por el mismo hombre, quien lo llamó 'COVID-19' repetidamente”. Este es uno de los muchos relatos que recopila el informe de Stop AAPI Hate

No todos los ataques que ha sufrido la comunidad durante la pandemia han sido por parte de desconocidos. “Uno de mis profesores estaba hablando sobre el trabajo del personal sanitario frente a la COVID-19 y lo llamó explícitamente el virus chino”, cuenta otra de las fuentes de las que se hace eco la organización.

Otra gran personalidad que usó ese término, junto con el de “Kung Flu” (un juego de palabras con el término 'gripe' en inglés), fue el expresidente Donald Trump. Por su parte, el exsecretario de Estado Mike Pompeo se decantó por denominar a la nueva enfermedad “el virus de Wuhan”. 

Pese a que a finales de marzo el exmandatario publicó un tuit en el que expresaba su apoyo a la comunidad asiático-americana, durante su mandato no tomó ninguna medida gubernamental específica para la protección de las personas pertenecientes a esta comunidad.

Por su parte, durante su primera semana en el cargo, el presidente Joe Biden firmó un decreto que prohíbe el uso de lenguaje discriminatorio contra los asiático-americanos dentro del Gobierno federal. No obstante, los activistas de esta comunidad, al igual que algunos legisladores demócratas, están pidiendo más atención y recursos para tratar este tema.

Este pasado viernes, Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, viajaron a Atlanta para condenar el asesinato múltiple. El presidente dijo que era parte del “crecimiento disparado” de los ataques contra asiático-americanos.

“Han sido atacados, culpados, tratados como chivos expiatorios y acosados. Han sido atacados verbalmente, atacados físicamente, asesinados. Ha sido un año en el que han vivido temiendo por sus vidas”, dijo Biden.

¿Qué es considerado delito de odio?

A no ser que el criminal mencione el origen de la víctima antes o durante el ataque o que confiese que lo hizo por motivos raciales, es muy difícil que las autoridades estadounidenses califiquen un ataque como delito de odio. Esta es la razón por la que Salman Muflihi, quien este febrero apuñaló por la espalda a un hombre asiático en el Chinatown de Manhattan y dijo que no le gustó la manera en la que le había mirado, fue acusado de intento de asesinato, pero no de delito de odio. El motivo, de acuerdo con la policía, es que el delincuente en ningún momento vio la cara de la víctima.

En lo referente al tiroteo de Atlanta, las autoridades por ahora no descartan que la matanza pueda ser un delito de odio y siguen investigando lo sucedido, pero en una rueda de prensa, el sheriff del condado de Cherokee, Frank Reynolds, afirmó que el detenido había negado que sus actos tuvieran una “motivación racial” y lo achacó a una perturbación derivada de su “adicción sexual”, ya que durante su interrogatorio el veinteañero se presentó como un “obseso sexual” deseoso de suprimir “una tentación”.

“La gente está literalmente debatiendo si esto fue un ataque misógino contra las mujeres o un ataque racista contra los asiáticos. ¿Y si tal vez fueran ambos?”, escribió en un tuit la fundadora del blog feminista asiático-estadounidense Reappropriate, Jenn Fang. 

“He experimentado el racismo. He experimentado el sexismo. Pero nunca experimenté las dos cosas tanto como cuando vine a Estados Unidos”, explicó al New York Times Sung Yeon Choimorrow, directora ejecutiva del Foro Nacional de Mujeres Estadounidenses de Asia Pacífico. “La mayoría de nosotras no dormimos bien la noche del tiroteo (...) porque esto era lo que habíamos temido durante mucho tiempo. Teníamos miedo de que la cosificación y la hipersexualización de nuestros cuerpos nos llevaran a la muerte”, añadió.

Este problema se ve reflejado en los datos de Stop AAPI Hate, que señala que el 68% de los incidentes registrados fueron ataques a mujeres.

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