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The Guardian en español

¿Por qué el avión accidentado en el aeropuerto de Tokio no explotó?

El avión incendiado en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Haneda, en Tokio.

Elias Visontay

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¿Cómo consiguieron escapar casi sin un rasguño los 379 pasajeros y tripulantes del avión de Japan Airlines que se incendió tras chocar contra otro aparato en el aeropuerto de Tokio? Según los expertos, una de las claves podría ser el bajo nivel de combustible, que probablemente evitó que se produjera una explosión.

Alrededor de las 17:45 hora local del martes, el Airbus A350-900 que había despegado de la ciudad de Sapporo noventa minutos antes con el código 516 JAL colisionó con un avión Dash 8 de la Guardia Costera japonesa, tras aterrizar en el aeropuerto de Haneda, y provocó la muerte de cinco de las seis personas a bordo de la aeronave de menor tamaño.

Envuelto en llamas, el A350 no explotó al chocar con el otro avión, pero el fuego se propagó rápidamente por todo el fuselaje. A las autoridades les llevó casi tres horas extinguir las llamas y consiguieron apagarlas a las 20:30 hora local.

Aunque en la fabricación del avión se empleó una importante proporción de fibra de carbono, que arde con más facilidad, los expertos no creen que haya sido determinante en este caso. La manera en que ardió el A350, dicen, es un fenómeno relativamente nuevo en la aviación. Como explica Sonya Brown, profesora de diseño aeroespacial en la Escuela de Ingeniería Mecánica y de Fabricación de la Universidad de Nueva Gales del Sur, los componentes principales de la primera generación de aviones de pasajeros del siglo XX estaban hechos de metal pero, con el objetivo de mejorar el peso y la eficiencia, los ingenieros aeronáuticos han ido aumentando la proporción de materiales compuestos por fibra de carbono.

Según Brown, la proporción de polímeros reforzados con fibra de carbono en el A350 es de las más elevadas para un avión de pasajeros, siendo aproximadamente del 50%. Las alas y el fuselaje son algunas de las principales estructuras del avión fabricadas con esos materiales. Se sigue recurriendo al aluminio, al acero y al titanio, pero en menor medida. “Por supuesto, los materiales influyen en el comportamiento ante el fuego y, aunque en lo referido a este incidente no conocemos el detalle de las resinas utilizadas en el avión, [lo que sí sabemos es que] necesitan temperaturas más bajas que el aluminio para perder su capacidad estructural”, dice Brown.

La importancia de los materiales

Japan Airlines recibió en noviembre de 2021 el A350, de acuerdo con un comunicado de Airbus. El gran fabricante europeo ha anunciado el envío a Japón de un equipo de especialistas para colaborar en la investigación del incidente de este martes.

La llama inicial comenzó en el ala izquierda y era tan grande que un avión de cuerpo metálico también se habría incendiado, señala Brown tras analizar las imágenes. “Los compuestos de fibra de carbono pueden empezar a perder rigidez a unos 200 grados, mientras que el aluminio se funde a unos 700, pero el fuego que vimos en ese fuselaje habrá alcanzado temperaturas por encima de los 1.000 grados centígrados”, agrega.

“[La presencia de fibra de carbono en la composición] habrá tenido algún impacto en la forma en que se quemó, porque las resinas entran en combustión a temperaturas más bajas, pero aunque cambiaran la evolución del fuego, los compuestos de fibra de carbono no iban a cambiar el resultado final”, asegura.

Según la profesora, el fuego se contuvo en el ala izquierda el tiempo suficiente para la evacuación de todas las personas a bordo, gracias a materiales empleados como cortafuegos que requieren temperaturas mucho más elevadas para entrar en combustión, una forma de evitar que las llamas se extiendan a los motores y depósitos de combustible.

Las tripulaciones están entrenadas para evacuar en 90 segundos a todos los pasajeros, pero probablemente les llevó más tiempo por la imposibilidad de emplear las puertas que se abren sobre las alas. Una vez evacuados los pasajeros, la intensidad de las llamas dependía en gran medida de lo que transportaba la aeronave. “No son sólo los materiales de los que están hechos los aviones, también están las baterías, los sistemas eléctricos, otros equipajes o mercancías en las que puede haber cualquier cosa, que también puede arder”, destaca Brown.

En su opinión, es posible que la cantidad relativamente baja de combustible en el depósito del avión en el momento del aterrizaje haya minimizado la intensidad del incendio y evitado una explosión.

Por su parte, Neil Hansford, consultor del sector aeronáutico en Strategic Aviation Solutions, señala que los aviones comerciales suelen maximizar la eficiencia llevando el combustible necesario para un viaje más una reserva del 10%. “Es norma del sector llevar siempre el combustible necesario para el viaje, más un 10%, más lo necesario para llegar al aeropuerto alternativo programado en el plan de vuelo, que probablemente sería el de Narita (Tokio) en este caso”, detalla.

Independientemente de los materiales empleados en su construcción, la parte exterior de un avión siempre se quemará con un incendio como el de Haneda, asegura Hansford, pero el interior está diseñado para permitir una evacuación segura evitando la propagación de las llamas durante el mayor tiempo posible. “Todo en el interior del avión está diseñado para mitigar la combustión, los asientos están hechos de material ignífugo”.

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