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The Guardian en español

¿Cuál es la razón tras la decisión de Arabia Saudí de dejar conducir a las mujeres?

Una mujer conduce en Riyadh, Arabia Saudí, el 28 de octubre del 2013.

Martin Chulov

Una guerra en Yemen, un enfrentamiento enconado con Qatar y turbulencias a nivel interno: últimamente las cosas no le han ido muy bien a Arabia Saudí.

El anuncio del martes pasado de que el reino garantizará por fin el derecho a conducir a las mujeres ha servido de freno, al menos temporal, a la espiral de malas noticias. Con esta medida, el país conservador da a las mujeres un impulso que muchas llevaban tiempo pidiendo y que creían que nunca llegaría.

Sorpresa, alegría y agitación han sido las reacciones más comunes a la reforma. Destacados miembros del Gobierno han calificado el cambio de punto de inflexión. Desde hace tiempo, en Arabia Saudí se prefiere un cambio evolutivo más que uno revolucionario, pero este último anuncio ha conmocionado al sistema.

El príncipe heredero Mohamed bin Salmán ha jugado su mejor carta hasta ahora en sus cuatro meses como agente del cambio, función que cree que le ayudará a llegar al trono. Al hacerlo, el nuevo príncipe heredero ha aprovechado el apoyo que tiene del que podría ser el mayor obstáculo: los estrictos clérigos del país, que en el pasado no se han mostrado muy abiertos al cambio progresista y especialmente a los derechos de las mujeres.

Muchas mujeres saudíes han aprovechado la esencia del asunto y afirman que cuestiones tan simples como los traslados a la escuela y las compras serán mucho más fáciles desde junio del año que viene, cuando la ley entrará en vigor. También lo será ir diariamente al trabajo y visitar amigos o familiares –y aquí está el truco– siempre y cuando esos familiares lo acepten.

El cambio clave es que ya no hay una prohibición legal a que las mujeres conduzcan. Y tampoco hay una base para tal prohibición en la ley islámica, la cual rige la mayor parte de los aspectos de la sociedad saudí, según han declarado los clérigos que antes eran reacios a la reforma. La decisión si se permite a las mujeres coger el volante ha pasado del Estado a las familias.

Bajo las represivas leyes de tutela, los hombres de la familia tienen capacidad de veto sobre la decisión de si sus esposas o hijas pueden salir de casa solas. Aunque una mujer puede obtener una licencia y conducir, un hombre de la familia puede seguir impidiéndoselo.

Los líderes saudíes creen que acabar con esas actitudes llevará tiempo. Pero Mohamed bin Salmán pretende acelerar el proceso eliminando la cubierta legal. El príncipe heredero calcula que el reino se enfrentará a una amenaza existencial interna si no cambia sus formas.

Bin Salmán, de 31 años, cree que la mayor amenaza para Arabia Saudí, que algún día será suyo, vendrá de sus compatriotas millennials, la mitad de los cuales son mujeres. Apenas tienen vida social y se les ha prohibido prácticamente toda diversión y muchas formas de trabajo.

Levantar la prohibición de conducir debería facilitar la entrada de las mujeres al mercado laboral si –y es un gran condicional– se puede acabar pronto con generaciones de conservadurismo. Los líderes han insistido durante décadas que son los ciudadanos los que establecen el tono de las estrictas leyes de la sociedad saudí y que las reformas tienen que ser lentas y moderadas.

Pero el ritmo del cambio se ha disparado. Hace cuatro años, el fallecido monarca saudí Abdalá bin Abdulaziz permitió que se le fotografiase con un grupo de estudiantes que solo estaban cubiertas por un velo simple, lo que planteó dudas en autoridades religiosas y destacadas figuras conservadoras.

Además, la semana pasada se permitió a las mujeres entrar en el estadio nacional de deportes de Riad y acudir a un concierto en Yeda. Si el heredero al trono consigue sus planes, las mujeres conducirán ellas mismas a futuros eventos.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti 

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