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The Guardian en español

El discurso del odio en Myanmar se disparó en Facebook durante la crisis de los rohingyas

Musulmanes indonesios se manifiestan en solidaridad con la minoría rohingya frente a la embajada de Myanmar en Yakarta.

Libby Hogan / Michael Safi

Al comienzo de la crisis rohingya en Myanmar el discurso del odio se disparó en Facebook, según revela un análisis. Varios expertos culpan a la red social de crear el “caos” en el país.

Las pruebas de este aumento salieron a la luz cuando se acusó a Facebook de jugar un papel clave en la difusión del discurso del odio en Myanmar en un momento en el que la persecución a los rohingyas forzó a 650.000 personas a huir a Bangladesh.

El investigador digital y analista Raymond Serrato examinó unas 15.000 publicaciones de Facebook de seguidores del grupo ultranacionalista Ma Ba Tha. Las más antiguas son de junio de 2016 y tuvieron su pico el 24 y 25 de agosto de 2017, cuando miembros rohingyas del grupo armado ARSA atacaron a fuerzas gubernamentales. El ataque desencadenó una “operación de limpieza” de las fuerzas de seguridad de Myanmar que obligó a centenares de miles de rohingyas a cruzar la frontera.

El análisis de Serrato muestra que la actividad en el grupo antirohingya en Facebook, que tiene 55.000 miembros, se disparó y sus publicaciones registraron un aumento del 200% en interacciones.

“No hay duda de que Facebook ayudó a ciertos elementos de la sociedad a determinar el discurso del conflicto en Myanmar”, explica Serrato a The Guardian. “Aunque Facebook ya se había utilizado en el pasado para difundir odio y desinformación, [esta tendencia] adoptó una mayor potencia tras los ataques”, añade.

Las revelaciones salen a la luz en un momento en el que Facebook intenta responder a las críticas por la filtración de información privada de sus usuarios y por la preocupación sobre la difusión de noticias falsas y discursos de odio en la plataforma.

Alan Davis, analista del Institute for War and Peace Reporting y autor de un estudio de dos años sobre el discurso del odio en Myanmar, sostiene que en los meses anteriores a agosto notó que las publicaciones en la red social se estaban volviendo “más organizadas, cargadas de odio y militarizadas”.

Su equipo de investigación se topó con historias falsas en las que se afirmaba que “mezquitas en Rangún están almacenando armas con la intención de hacer estallar varios templos budistas, entre ellos la pagoda Shwedagon”, el templo budista más sagrado en Rangún, en una campaña de desprestigio contra los musulmanes. Estas páginas también incluyen publicaciones en las que se llama despectivamente a los rohingya 'kalars' y “terroristas bengalíes”. Imágenes con señales de “zonas libres de musulmanes” se compartieron más de 11.000 veces.

Cuando los compañeros de Davis avisaron al Gobierno sobre estas señales, les dijeron que el Gobierno no sabía nada de ellas. Cuando intentó financiar un equipo de periodistas locales para investigar e informar sobre ello, todos los periodistas se negaron por razones de seguridad. Davis señala que este fue el momento decisivo. “La gente pensó: 'bueno, podemos seguir haciendo lo mismo'”.

Facebook como única fuente de información

Entre los 53 millones de residentes en Myanmar, menos del 1% tenía acceso a internet en 2014, pero en 2016 el país parecía tener más usuarios de Facebook que cualquier otro del sur de Asia. Hoy, más de 14 millones de ciudadanos usan la red social.

Un informe de 2016 elaborado por GSMA, el órgano global que representa a las operadoras telefónicas, descubrió que mucha gente en Myanmar tiene Facebook como su única fuente de información y que muchos consideran las publicaciones como noticias.

Un analista en ciberseguridad de Rangún que prefiere no dar su nombre por miedo a ataques en la red señala: “Facebook es posiblemente la única fuente de información online para la mayoría de Myanmar”.

A principios de marzo, el investigador de la ONU para Myanmar, Yanghee Lee, advirtió de que Facebook “se ha convertido en una bestia”. “Se utiliza para transmitir mensajes públicos, pero sabemos que los budistas ultranacionalistas tienen sus propias cuentas de Facebook y están incitando a la violencia y difundiendo odio contra los rohingyas u otras minorías étnicas”, señaló.

Tras meses resistiéndose, Myanmar ha aceptado recibir una visita del Consejo de Seguridad de la ONU, pero sigue sin estar claro si los embajadores podrán entrar en el Estado de Rakhine, según señaló este lunes el presidente del consejo.

Una portavoz de Facebook afirma que la compañía está ampliando los esfuerzos para eliminar el odio y las cuentas de usuarios que lo difunden. “Nos tomamos esto especialmente en serio y hemos trabajado con expertos en Myanmar durante varios años para desarrollar recursos de seguridad y campañas de contranarrativa”, asegura.

“Ahora tenemos unas 14.000 personas trabajando en operaciones de comunidad, operaciones online y en nuestros esfuerzos globales de integridad –casi el doble del año pasado– y tendremos más de 20.000 para finales de este año”, apunta.

El lunes, el consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, afirmó en Vox que la difusión en la red social del discurso del odio en Myanmar es “un problema real”.

Serrato ha solicitado a Facebook que sea más transparente con su información. “Ahora no tenemos forma de saber qué gente le da a me gusta o comparte ciertas publicaciones, por lo que no podemos ver cómo la desinformación o el discurso del odio se difunden en la plataforma”, denuncia.

Pero Davis afirma que el daño ya está hecho. “Creo que las cosas han ido demasiado lejos en Myanmar... no sé cómo Zuckerberg y compañía pueden dormir tranquilos. Si tuviesen algún tipo de conciencia, deberían invertir un buen porcentaje de sus fortunas en revertir el caos que han creado”, afirma.

Facebook también ha sido acusado de fomentar la violencia en otras partes de la región. En marzo, el distrito de Kandy, en Sri Lanka, registró disturbios multitudinarios e incendios provocados por nacionalistas budistas fanáticos.

El ministro de Telecomunicaciones de Sri Lanka, Harin Fernando, declaró a The Guardian que el Gobierno había ordenado el cierre de Facebook y de otras redes sociales durante el pico de violencia. “Todo este país podría estar ardiendo en horas”, señaló Fernando a The Guardian.

Un análisis de 63.842 publicaciones de Facebook elaborado por Yudhanjaya Wijeratne, escritor e investigador de datos, concluyó que la prohibición de la red social solo dejó fuera de servicio a la mitad de los usuarios del país. Muchos de ellos probablemente acudieron a conexiones VPN para acceder a la plataforma.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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