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The Guardian en español

¿Cómo será el Gobierno del ultra Bolsonaro?

Jair Bolsonaro (PSL), concediendo una entrevista tras recibir el cinturón negro de jiu-jitsu

Dom Phillips

Río de Janeiro —

Jair Bolsonaro, que se hizo este domingo con la presidencia del país más grande de América Latina, ha hecho enormes promesas para su gobierno, pero ha ofrecido muy pocos detalles. En un país que se deshizo de un gobierno militar hace solo 33 años, Bolsonaro ha encendido todas las alarmas con su promesa de incluir a generales retirados en su Gabinete.

Entre los exmilitares que desempeñaron un papel central en la elaboración de su programa político se encuentran los ya retirados Aléssio Ribeiro Souto –que se ha centrado en la ciencia, la tecnología y la educación– y Oswaldo Ferreira, que ha elaborado planes para las infraestructuras y el Amazonas.

El general Augusto Heleno, que dirigió la misión de las Naciones Unidas de Brasil en Haití, será su ministro de Defensa y algunos lo ven como una posible fuerza moderadora. Los tres hijos legisladores de Bolsonaro –Eduardo, Carlos y Flávio– también tienen posibilidades de tener un papel. Marcos Pontes, un astronauta brasileño, ha sido elegido como ministro de Ciencia y Tecnología.

Las alianzas de Bolsonaro con poderosas industrias agroalimentarias, cristianos evangélicos y grupos de presión de armas le han dado influencia en el Gobierno, pero también se ha comprometido a no ceder ministerios a otros partidos para obtener apoyo.

Economía

Brasil todavía se está recuperando de la peor recesión económica de su historia y el programa de Bolsonaro prometía “hacer los ajustes necesarios para garantizar un crecimiento con baja inflación y generación de empleo”.

Partidario desde hace tiempo de la intervención del Estado en la economía, se ha adaptado a la economía liberal y ha elegido a Paulo Guedes, un liberal educado en la Universidad de Chicago, que fue cofundador del banco de inversiones brasileño BTG Pactual, como su ministro de Finanzas.

Guedes defendió la privatización de las empresas estatales, reformando el incapaz y caro sistema de pensiones de Brasil y manteniendo un tope de gasto de 20 años. Pero a principios de este mes, Bolsonaro vetó los planes de Guedes de privatizar la compañía petrolera estatal de Petrobras y la compañía de servicios eléctricos Eletrbras.

Aunque la presencia de Guedes ayudó a Bolsonaro a conseguir que los bancos y los inversores lo apoyaran, persisten las dudas sobre su capacidad para negociar la reforma de las pensiones, que para los inversores es crucial de cara a resolver el aumento de la deuda pública en Brasil.

Seguridad

En un país en el que a lo largo de 2017 hubo 63.880 homicidios, las propuestas de seguridad de Bolsonaro han sido fundamentales para su auge. Entre ellas, castrar químicamente a los violadores, liberar la tenencia de armas y aumentar la impunidad para que los policías asesinen aún a más delincuentes: el año pasado, 5.144 personas murieron por la acción policial.

El manifiesto de Bolsonaro culpa a los gobiernos de izquierda y a sus socios de los delitos relacionados con drogas en los cinco estados más afectados, como Río de Janeiro. En palabras de Renato Lima, presidente del Foro Brasileño de Seguridad Pública, el enfoque ideológico de Bolsonaro ofrece pocas soluciones. Las propuestas de invertir más en equipos, tecnología y capacidad investigadora de las fuerzas policiales no tienen ningún detalle. El manifiesto dice que las fuerzas armadas deben estar preparadas para combatir la violencia pero no explica cómo ni dónde.

Según Lima, “tal vez se pueda reducir el crimen pero habrá más violencia”: “Empeorará la violación de derechos y la población seguirá aterrorizada”.

El Amazonas y el medio ambiente

La campaña de Bolsonaro prometía fusionar el Ministerio de Medio Ambiente con el de Agricultura, controlado por aliados del lobby agroindustrial. El presidente electo ha acusado a las agencias medioambientales de ser una “industria de multas” y ha pedido simplificar las licencias medioambientales para proyectos de desarrollo. Su jefe de personal, Onyx Lorenzoni, y otros aliados cuestionan los fundamentos científicos del calentamiento global.

“Pretende que el Amazonas siga siendo brasileño y la fuente de nuestro progreso y nuestras riquezas”, dijo Ribeiro Souto en una entrevista. Según Ferreira, Bolsonaro quiere volver a hablar de las polémicas presas hidroeléctricas en el Amazonas, detenidas por las posibles consecuencias medioambientales.

La semana pasada, Bolsonaro dijo que ya no trataría de sacar a Brasil del Acuerdo de París contra el cambio climático pero no logró disipar los temores de los ecologistas. “Tenemos un grave riesgo de que explote la deforestación y aumente la violencia”, dice Marcio Astrini, director de políticas públicas de Greenpeace Brasil.

Pueblos Indígenas

Para alarma de los líderes indígenas, Bolsonaro ha prometido que no habrá nuevas reservas indígenas y que las existentes se abrirán a la minería. “Estamos en estado de alerta”, dice Beto Marubo, líder indígena de la reserva del valle de Javari. Según la coordinadora ejecutiva del Enlace de Pueblos Indígenas de Brasil, Dinamam Tuxá, los indígenas no quieren minería y agricultura en sus reservas, que hoy figuran entre las áreas mejor protegidas del Amazonas: “[Bolsonaro] no respeta las tradiciones de los pueblos indígenas”.

LGBT

La violencia homófoba en Brasil alcanzó niveles récord en 2017: al menos 445 personas murieron por ataques homófobos. Antonio Kvalo, cofundador de Tem Local (una página web que informa sobre ataques homófobos), dice que el ascenso de Bolsonaro, con sus comentarios homófobos, ha fomentado aún más el prejuicio.

Según Kvalo, las personas LGBT de Brasil han sufrido durante mucho tiempo altos niveles de violencia. Dice que ahora los agresores que atacan a personas LGBT citan cada vez más a Bolsonaro. En algunos casos hasta llevan su nombre en camisetas. “Esta gente siempre existió y siempre agredió a los homosexuales, pero antes no tenían excusa”, dice Kvalo. “Estamos todos muy asustados”.

Educación

Según Ribeiro Souto, los programas escolares bajo el gobierno de Bolsonaro serán revisados para eliminar lo que él describe como la “ideología” remanente tras 12 años del gobierno izquierdista del Partido de los Trabajadores. Dice que se priorizará la ciencia y la tecnología y que la “familia tradicional” se llevará el centro de atención. “Hay que valorar a la familia tradicional sin abandonar a los ciudadanos que no encajan en el concepto de familia tradicional”.

La historia de la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, en la que miles de activistas de izquierda fueron torturados y 400 fueron asesinados o eliminados, es para Ribeiro Souto un “proceso complejo, traumático hasta cierto punto”. En su opinión, la historia a enseñar en las escuelas deberá reconocer también a las instituciones creadas durante la dictadura y lo que él llama los éxitos económicos para mostrar ambos lados de la historia. También deberá hablar sobre las aproximadamente 120 víctimas de los grupos armados de izquierda. En sus propias palabras, “había brasileños luchando por la aplicación de la dictadura del proletariado, había brasileños que luchaban contra su implementación”.

Traducido por Francisco de Zárate y Cristina Armunia

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