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The Guardian en español

OPINIÓN

El infierno de una guerra que nunca había imaginado

La estatua de Dante Alighieri cubierta con sacos de arena para protegerla, en Kiev, Ucrania, en marzo.

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Hice muchas fotos con mi teléfono cuando estuve en Ucrania el año pasado, pero esta en particular [la que ilustra el texto] llamó mi atención mientras echaba un vistazo a mi galería de imágenes. Aquí tenemos a Dante, el poeta, filósofo y escritor italiano, con su cabeza de mármol asomando entre los sacos de arena. Está en un parque de la colina Volodímir, en el centro de Kiev.

No es solamente una imagen llamativa. Dante es un precursor del Renacimiento, un símbolo de cultura y aprendizaje. Y eso es lo contrario de la guerra, que es una regresión a tiempos oscuros. Esto es lo que Ucrania y Kiev están teniendo que soportar, y por eso Dante se encuentra sofocado por los sacos de arena. Por supuesto, también remite a la 'Divina Comedia' y al séptimo círculo del infierno, que es la violencia. Eso es lo que han estado padeciendo los ucranianos: un círculo del infierno moderno.

El hecho de que Dante tuviera que ser cubierto con sacos de arena lo dice todo: los rusos están atacando cosas que no tienen nada que ver con una campaña militar. Ese es un infierno particular: aquel en el que los civiles son considerados objetivos legítimos para un ejército que avanza. Y en cuanto veo esta imagen, todo esto se agolpa en mi mente.

Hice la foto cuando estaba entrevistando a miembros de la Orquesta Ucraniana de la Libertad. Algunos son refugiados que perdieron sus hogares. Otros son soldados en activo que recibieron una dispensa especial del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para difundir la cultura y el arte ucranianos. Salieron de gira en verano y tocaron en Londres como parte del festival de los Proms de la BBC.

Vidas rotas

Nunca había estado en Ucrania antes de 2022 y recuerdo con tristeza el tiempo que pasé allí. Siempre había oído que lugares como Kiev, Odesa y Leópolis eran ciudades preciosas, y de hecho es un país precioso con gente maravillosa. Pero mi primera visita ha tenido que ser en estas circunstancias. Recuerdo a las personas que conocí y que ahora son refugiados, que han perdido sus hogares, sus medios de vida. Espero volver para el aniversario de la guerra, en febrero. Es espantoso pensar que la batalla sigue casi un año después de su inicio.

Y no solo piensan así los ucranianos, sino también, francamente, Vladímir Putin: él creía que esto habría acabado al cabo de unos días. Ahora Ucrania y Rusia están enzarzadas en esta extensa guerra de desgaste, sobre todo en el este, con los rusos enviando de vez en cuando drones kamikazes iraníes.

El escritor estadounidense Francis Fukuyama dijo que tenía entendido que algunos soldados rusos de la primera oleada de la invasión tenían consigo sus trajes de gala para los desfiles militares que tendrían lugar una semana más tarde, después de que Kiev hubiese sido conquistada. Son tantos los reclutas jóvenes, sobre todo de las zonas periféricas de Rusia, donde la vida es dura: esto también es una tragedia para muchos de ellos y para sus madres y padres. Tantas vidas rotas por la vanidad de un hombre.

Retrocedemos

Llevo más de veinte años cubriendo guerras y conflictos, desde Timor Oriental hasta Oriente Medio, pasando por África Occidental. Pero no esperaba nada como esto. Se trata de dos países sofisticados con armamento moderno y ejércitos modernos luchando entre sí en suelo europeo. Dos ejércitos nacionales enfrentados. Es algo sin precedentes en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, incluso teniendo en cuenta los terribles conflictos de la antigua Yugoslavia, que también cubrí.

Siempre pensamos que la historia avanza en una dirección que nos lleva a un lugar mejor. Nos gusta pensar que pasamos de la oscuridad a la luz. Sin embargo, hemos retrocedido.

¿Ha afectado esta guerra el sentido de lo que hago como periodista y presentador? No tengo miedo de ser tajante al respecto. No voy a decir “bueno, por un lado, esto; por otro, aquello” cuando describa lo que ha sucedido. Lo fundamental es que Putin empezó una guerra ilegal. Atacó a un vecino, sin provocación. Es una guerra de agresión absolutamente repugnante. No voy a tratar de equilibrar ese acto de agresión hablando de cómo le preocupa la expansión de la OTAN. Estoy demasiado viejo para esa mierda. ¿Hace 10, 15, 20 años hubiera creído que podría decir esto? Tal vez no. Pero me estoy haciendo mayor, y a veces hay que llamar a las cosas por su nombre.

Traducción de Julián Cnochaert.

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