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The Guardian en español

“Llámame Robin Hood”: el misterioso hombre que paga las deudas en los barrios pobres de Estambul

Pescadores en el Puente de Gálata, uno de los lugares emblema de la ciudad de Estambul. VIAJAR AHORA

Bethan McKernan

Estambul (Turquía) —

En los barrios empobrecidos de Estambul, donde se han producido una serie de suicidios que se atribuyen a la subida en el coste de la vida, una persona anónima está pagando las deudas de los vecinos en las tiendas de comida y dejando en las puertas sobres con dinero.

En Tuzla, un barrio obrero de astilleros en el lado asiático, los residentes estallaron de alegría la semana pasada cuando recibieron la noticia de que sus cuentas en varias tiendas de comida habían sido saldadas por un hombre misterioso.

“Alguien vino y me pidió que le enseñara el cuaderno donde registro las deudas de los clientes”, cuenta Coşkun Yılmaz, dueño de una de las tiendas, a la agencia de noticias Demirören.

“Había cuatro personas con deudas importantes y le dije dónde vivían. Después de hablar con ellos regresó y pagó todas las cuentas. También supe que les había dado un dinero extra a esas familias”, dijo Yılmaz. “Llámame Robin Hood', respondió cuando le pregunté su nombre”.

El precio de la comida y los alquileres se ha disparado desde la devaluación de la lira turca en 2018. Si bien la inflación se ha reducido hasta el 8,6% –venía de un pico del 25%–, la electricidad es 10 veces más cara que el año pasado y sigue aumentando el desempleo.

Dicen que el misterioso benefactor también es responsable de los sobres con 1.000 liras –unos 160 euros– deslizados bajo la puerta de familias empobrecidas en otros barrios obreros de la ciudad en marzo, cuando el precio de los alimentos llegó a un máximo; así como de pagar 25.000 liras (unos 3.940 euros) para saldar cuentas en tiendas de comida en junio como un regalo por los festejos del fin de Ramadán.

“[El hombre] me dijo que estaba ahí para pagar las deudas de los que no podían permitírselo”, cuenta Tuncay Yaşar, otro tendero de Tuzla. “Llevo 30 años aquí y es la primera vez que me encuentro con algo así. Mis clientes estaban muy contentos y querían verlo, pero yo no sé quién es. No dio su nombre y dijo que lo hacía 'solo para ganarse la bendición de Dios”.

Turquía está sufriendo una serie de actos suicidas familiares atribuida al aumento de la pobreza. En Fatih, uno de los barrios más conservadores de Estambul, dos hombres y dos mujeres de entre 48 y 60 años de la familia Yetişkin dejaron a principios de noviembre una nota en la puerta de su vivienda advirtiendo a los vecinos de que no entraran por el peligro de contaminarse con cianuro. Cuando llegó la Policía ya estaban muertos.

Según los amigos, la familia había tratado de arreglárselas con el salario de un solo miembro, profesor de música. Tenían problemas de salud, depresión y ansiedad por la acumulación de deudas y la dificultad de encontrar trabajo.

Un día después encontraron muertos en su casa de Antalya a una familia en la que también había niños de cinco y de nueve años. Se cree que también murieron intoxicados. El padre dejó una nota explicando sus dificultades económicas. Llevaba mucho tiempo sin empleo.

Las autoridades turcas y los medios de comunicación en gran medida afines al Gobierno han rechazado la vinculación de los últimos suicidios con el aumento de la pobreza. La base electoral del gobernante Justicia y Desarrollo (AKP) está formada por la clase trabajadora.

Debido a la crisis económica, el AKP fue castigado por los votantes de todo el país en las elecciones locales de principios de 2019, el primer revés significativo para el poder de Recep Tayyip Erdoğan, después de 16 años en el poder.

En octubre, el ministro de Hacienda, Berat Albayrak, presentó medidas para enfrentar la subida en el coste de la vida. Entre ellas, congelar el precio de la energía y un acuerdo con el sector privado para reducir el precio de los bienes en un 10%.

Traducido por Francisco de Zárate

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